Opinión: Las dificultades de Melania

WASHINGTON — Afuera de mi oficina hay una fotografía de la visita de la esfinge eslovena a la esfinge egipcia, tomada durante una sesión fotográfica en 2018 en Giza, nueve meses después de que las eróticas noticias sobre su marido y Stormy Daniels tomaron por sorpresa a Melania Trump.

Verlas juntas evoca la interrogante de Melania: ¿cuánto podrá soportar con un esposo que la traicionó y humilló de la manera más vulgar posible?

El inicio del juicio de Donald Trump con respecto al pago que hizo para evitar que se revelara uno de sus secretos nos recordará el tipo de escoria que es. En cuanto a Melania, al igual que Hillary antes que ella, tendrá que mantener erguida la cabeza y permanecer de pie al lado de su donjuán. Melania también tendrá que poner sus expectativas políticas y personales por encima del mero resentimiento (no quiere que Donald termine sin un quinto y en la cárcel).

Como escribió en su autobiografía Stephanie Grisham, secretaria de prensa de Melania durante el tiempo que pasó en la Casa Blanca, no quería que la compararan con Hillary Clinton. Cuando se divulgaron las historias sobre las otras mujeres, Melania le dijo a Grisham que quería que la condujeran al avión presidencial antes que a Trump.

“No quiero ser como Hillary Clinton, ¿entiendes lo que quiero decir? Ella caminó hacia el helicóptero presidencial tomada de la mano de su esposo después de que se dieron a conocer las noticias sobre Monica y no se vio bien”, le dijo Melania, según relata Grisham.

Hillary aprovechó las infidelidades de su marido para redefinirse con un aura más empática y catapultarse a un escaño en el Senado.

Este juicio podría ayudar a consolidar la imagen de Melania como parte de la familia Trump, una ciudadana leal de Trumplandia convencida de que el sistema está amañado contra su esposo y dispuesta a estar al lado de Donald en su campaña para regresar al Despacho Oval, independientemente de su deslealtad hacia ella y hacia otros.

Como escribió Katie Rogers en The New York Times, Melania comparte la postura de Donald, quien considera que el juicio es injusto y el litigio es una vergüenza, un proceso que en realidad es equiparable a una acción de interferencia electoral.

Cuando se divulgó la noticia sobre Stormy, Grisham creyó que Melania explotaría.

No obstante, el enojo presente se comunicó a través de la ausencia. Melania, que de por sí casi no iba a su oficina del Ala Este, se refugió en su habitación y en el spa de Mar-a-Lago… optó por un encierro satinado. Esta primera dama de lo más esquiva se volvió todavía más escurridiza: evitaba reunirse con su esposo para cenar en el patio; eliminaba cualquier referencia a él y evitaba la palabra “esposa” en sus tuits; descartó su plan de acompañar a Donald a Davos, Suiza; publicó una foto en la que aparece del brazo de un apuesto auxiliar militar, y fue al primer discurso de su esposo sobre el estado de la Unión en otro automóvil.

Melania debe haber apretado sus dientes perfectos durante todo el tiempo que duró el tour en club nocturnos de Stormy titulado “Make America Horny Again”, al leer sus revelaciones en la revista In Touch, en la que afirmó que podía describir la anatomía de Donald, y durante la vergonzosa entrevista en el programa “60 Minutos”.

Stormy, estrella del video para adultos “Sexbots: Programmed for Pleasure” y directora de “Lust on the Prairie”, le comentó a Anderson Cooper que había preguntado por Melania durante su relación sin condón en un torneo de golf de celebridades en Lake Tahoe en 2006: “Y no le dio importancia, solo dijo: ‘Oh, sí, sí, ya sabes, no te preocupes por eso. Ni siquiera… Tenemos recámaras separadas y todo’”.

Encantador.

Hasta ahora, Melania no ha seguido el ejemplo de Maureen Dean, sentada detrás de su marido todos los días del juicio para apoyarlo (Ivanka Trump también ha evitado la sala del tribunal). Melania desde hace tiempo se ha referido a Stormy como “el problema de Donald”, y le comentó a Grisham: “Él se metió en este lío. Puede solucionarlo él solo”.

Según todos los testigos, le enoja que la haya arrastrado de nuevo a este circo de clasificación X, en especial ahora que todavía está de duelo por la muerte de su madre.

¿Qué podría ser más absurdo e hipócrita que el presunto nominado republicano venda Biblias y promueva una nación con leyes draconianas para el aborto mientras se le somete a juicio por haber pagado 130.000 dólares a cambio de que una estrella porno se abstuviera de contarles a los electores sobre su aventura?

Melania de seguro se resiste a la idea de atestiguar, algo que el magistrado Juan Merchan indicó que podría suceder. Merchan también resolvió que los miembros del jurado pueden escuchar declaraciones sobre el amorío de Trump con Karen McDougal, pero no sobre el hecho de que continuó mientras Melania estaba embarazada.

La ex primera dama, que por ahora ayuda a su hijo a prepararse para sus estudios universitarios, quizás en la Universidad de Nueva York, no quiere que se hable de Barron en un tribunal de Nueva York. Trump trajo a colación a Barron cuando pidió un día libre para la graduación de preparatoria de su hijo.

En señal de que formará parte de la campaña, Melania encabezó un evento del grupo Log Cabin Republicans en Mar-a-Lago este fin de semana. En una entrevista con Fox News Digital que incluyó una presentación preliminar de su mensaje ante ese grupo LGBT, Melania aseveró que Estados Unidos “debe unirse”. No es la primera vez que su mensaje no concuerda con la conducta de su esposo.

En su época de primera dama, Melania claramente tuvo como modelo a Jackie Kennedy, pues usaba prendas de alta costura que no solo parecían arte, sino también una armadura, y mantuvo la compostura en medio de un desfile de humillaciones.

“Al igual que Jackie, Melania enfatizó su papel de madre y eso le permitió mantener cierta distancia”, me comentó Dawn Tripp, autora de la novela “Jackie”, que pronto saldrá a la venta. “Ambas tenían ese aire de distinción, evocador de una esfinge. Pero Jackie aprovechó esa estampa para mantener su independencia de la administración de su esposo y utilizó su poder tanto en lo público como en lo privado. En cambio, Melania solo parece ser cómplice de la irresponsabilidad de Trump”.

Cómplice, en referencia a la sátira del programa “SNL” sobre Ivanka y “Complicit”, el perfume de las mujeres Trump.

c.2024 The New York Times Company