Opinión: Bad Bunny está [triunfando en 'non-English']

ES POSIBLE QUE LA INDUSTRIA DE LA MÚSICA NO ESTÉ PREPARADA PARA SU SAZÓN, PERO NOSOTROS SÍ LO ESTAMOS.

Bad Bunny inauguró los Premios Grammy este mes con un despliegue cultural que mezclaba de manera magistral la plena, el reguetón y el merengue dominicano. Acompañado de bailarines de danza folclórica y del colectivo Agua, Sol y Sereno con sus icónicos cabezudos que rendían homenaje a leyendas puertorriqueñas como Tego Calderón y Julia de Burgos, el astro boricua cantó en español sobre cómo ahora todos quieren ser latinos pero les falta sazón: ese sabor cultural y conexión con el pasado que define a nuestras comunidades.

Además de sazón, al parecer, los Grammy también necesitaban subtítulos adecuados.

Muchas de las personas que vieron los Grammy se desconcertaron cuando aparecieron unos subtítulos durante su actuación en los que se leía: “[SPEAKING NON-ENGLISH; SINGING IN NON-ENGLISH]”, lo que se puede traducir como “[HABLANDO EN ALGO QUE NO ES INGLÉS; CANTANDO EN ALGO QUE NO ES INGLÉS]”. Después de todo, Bad Bunny es conocido por cantar y hablar orgullosamente en castellano. Más tarde, la cadena CBS aclaró que usar estas frases en los subtítulos descriptivos es una práctica estandarizada para las presentaciones en vivo en idiomas distintos del inglés.

Al momento de la retransmisión en la costa oeste de Estados Unidos, los subtítulos adecuados fueron añadidos, pero ya las imágenes y memes de los torpes subtítulos habían inundado las redes sociales. Algunas personas bromeaban diciendo que hablaban con fluidez el “non-English”. Otras personas se referían a todas las actividades posibles de la existencia: cocinar, reír, bailar, hacer ejercicio y simplemente vivir en “non-English”. Incluso Bad Bunny se unió a la burla y publicó el meme en su cuenta de Instagram entre otros momentos destacados de la noche.

Como sucede con muchas bromas y memes, este episodio evidenció una preocupación mayor. Puso de relieve un sentimiento compartido entre los latinos y otras minorías culturales en Estados Unidos de que no importa lo que hagamos o cuánto éxito logremos: seguimos siendo inescrutables para el mainstream (la corriente dominante de la cultura, pues) estadounidense.

Bad Bunny ha sido el artista más reproducido de Spotify por tres años consecutivos. Es el primer artista en llegar a lo más alto de la lista de álbumes Billboard 200 cantando exclusivamente en español, es el primer intérprete que canta en español en ganar el premio al artista del año de MTV y el primer artista urbano latino en salir en la portada de la revista Rolling Stone. Un verano sin ti es el primer disco en español en ser nominado como Mejor álbum del año, la categoría más importante de los Grammy.

Bad Bunny perdió el premio más codiciado de la noche ante Harry Styles. Pero su actuación evidenció un cambio: ya no es necesario que, para atraer al público, los artistas latinos canten en inglés sobre las caderas que no mienten ni que utilicen lo que los lingüistas llaman “español basura”, con referencias estereotipadas y simplistas que llaman a vivir la vida loca o bailar la macarena.

Benito Antonio Martínez Ocasio, o Benito —como lo conocemos quienes hablamos “non-English”, ha optado por mostrar su puertorriqueñidad, doblando y triplicando la apuesta con referencias poco conocidas a la cultura puertorriqueña, celebridades locales, lugares poco turísticos del archipiélago y recuerdos de su infancia en el pueblo de Vega Baja. Para una comunidad que pocas veces se ve representada en los grandes medios de comunicación, esas alusiones se sienten como guiños subversivos.

Esta es la magia de Bad Bunny: su uso del “non-English” se siente más como un gesto de soberanía que como una falla.

Uno de sus álbumes más recientes se titula YHLQMDLG, un acrónimo impronunciable que significa “yo hago lo que me da la gana”. La frase se ha convertido en una especie de mantra para el rechazo irredento a seguir las reglas. Este gesto desafía una gran variedad de códigos: las reglas del reguetón, al que Benito mezcla con vibraciones del pop, el rock y ritmos pancaribeños; las reglas de la masculinidad latina tradicional, que reta a través de su esmalte de uñas, atuendos andróginos y guiños a la fluidez sexual, y las reglas de la celebridad latina, que por lo general exigen hacer que nuestra cultura sea digerible y accesible para una audiencia masiva.

Aunque es más sencillo poder hacer estas transgresiones cuando eres un hombre heterosexual y de piel clara, sigue siendo un gesto osado, en especial para un artista proveniente de una colonia de Estados Unidos donde en un momento el inglés fue impuesto a sus habitantes.

Cuando en 1899 Puerto Rico pasó a ser posesión de Estados Unidos, el gobierno estadounidense trató de cambiarle el nombre a Porto Rico (el nombre se cambió de nuevo a Puerto Rico en 1931) e impuso la educación en inglés. Mi abuela de 95 años todavía recuerda cuando un maestro estadounidense, al que llamaban Mr. Sullivan, llegó a su escuela en Lares. El maestro le enseñó algunas canciones en inglés, pero al final él terminó aprendiendo más español que ella inglés.

En este contexto, la negativa de Benito a hablar un idioma que no sea el suyo es un acto profundamente político. No solo habla de manera descarada y desacomplejada en español, sino que lo hace en ese español caribeño constantemente difamado, desbordado de consonantes sin pronunciar, espanglish, neologismos y tanto argot que es casi un creole. Muy lejos del español de la Real Academia Española, o incluso del español estandarizado de Telemundo.

Sus detractores se asombran de ver cómo ha alcanzado un atractivo global sin tener que traducir lo que dice o las letras de sus canciones. No obstante, durante décadas, personas de todo el planeta han bailado y cantado con artistas que cantan en inglés como Michael Jackson, Madonna y Beyoncé, sin necesariamente entender lo que dicen. Pero esto no era imaginable para alguien que cantara en “non-English”.

Antes de las plataformas de streaming habría sido difícil para artistas como Benito, que no tienen un espacio natural en la programación de las radios del mundo o en las tiendas de discos, alcanzar ese nivel de éxito. Ahora, tanto él como otros intérpretes pueden aprovechar el poder acumulativo de los clics, los “me gusta” y los “compartir” para alcanzar fama planetaria. En el proceso, él se ha convertido no solo en el artista más reproducido, sino también en uno de los más rentables del mundo. En 2022 llenó estadios a lo largo de Estados Unidos y América Latina y su gira se convirtió en la de mayor recaudación en un solo año. Su reconocimiento en plataformas como los Grammy, los Billboard Music Awards y los Video Music Awards no es el resultado de su ingreso en la cultura dominante sino del hecho de que la cultura dominante se vio forzada a reconocer el poder adquisitivo de su legión de fans.

Sin duda, su éxito también ha tenido un efecto transformador en muchos de sus seguidores que se sienten empoderados por él a abrazar con orgullo su idioma y sus identidades “non-English”. Esto tiene un valor profundo en un momento en que los libros que hablan de figuras como Roberto Clemente e incluso la jueza Sonia Sotomayor han sido prohibidos en algunos distritos escolares de Estados Unidos.

No olvidemos que Un verano sin ti no solo se trata de disfrutar atardeceres hermosos y bailar en fiestas en las playas de Puerto Rico. También se trata de vivir con apagones eléctricos, con políticos corruptos y con la sensación de que estamos siendo expulsados de nuestras casas y playas por extranjeros que buscan beneficiarse de exenciones contributivas.

Los puertorriqueños (y el propio Benito) tienen mucho más de qué preocuparse que de los subtítulos de los Grammy. Aun así podemos deleitarnos en las pequeñas victorias. Yo ya pedí mi camiseta con la leyenda [Speaking Non-English] y pienso usarla con orgullo.

© 2023 The New York Times Company