Operativo militar y policial en una de las cárceles más conflictivas de Ecuador

QUITO (AP) — Unos 2.300 militares y policías ecuatorianos realizaron un operativo el jueves en la cárcel de Esmeraldas donde hace poco más de un mes se produjo un amotinamiento y hubo ataques simultáneos con artefactos explosivos en varios puntos de la ciudad, considerada entre las más peligrosas del país.

El presidente Guillermo Lasso confirmó en su cuenta de la red social X, antes llamada Twitter, que la intervención comenzó en la madrugada con el objetivo de “frenar a las organizaciones criminales y a sus colaboradores corruptos”.

La incursión —que se dio en medio de un estado de excepción que rige en todo el sistema penitenciario del país— permitió la incautación de 280 teléfonos celulares, 200 armas cortopunzantes, 15 municiones, radios de comunicación y repetidoras de señal, discos duros y computadoras.

Un reporte del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, dijo que también se decomisaron chalecos antibalas, drogas y artículos personales como joyería.

Según las autoridades, las bandas delictivas han hecho de las prisiones sus centros de mando desde donde organizan, disponen y ejecutan asaltos, sicariatos, robos, secuestros y extorsiones.

El ejército detalló más temprano que la operación se desarrolló en tres pabellones de la cárcel de Esmeraldas, donde ejerce dominio la banda de crimen organizado Los Tiguerones y a la cual están vinculados los 1.402 presos recluidos en ese lugar, señaló en su cuenta oficial de X.

Las insignias y murales de esta banda delictiva fueron borradas del interior de la cárcel como parte del operativo.

Imágenes difundidas por el Ejército dejaron ver el momento en que un tanque militar y un contingente de efectivos ingresaban al centro penitenciario en medio de la sorpresa de los reos, algunos de los cuales inmediatamente se acostaron en el piso boca abajo y con las manos en la nuca ante la orden de los agentes.

El 25 de julio el caos se instaló en esa ciudad, ubicada a 181 kilómetros al norte de Quito, cuando los reclusos provocaron incidentes en el interior de la cárcel, reteniendo a custodios penitenciarios y funcionarios administrativos, mientras en las afueras la policía desactivaba artefactos explosivos colocados en gasolineras e instituciones públicas.

Varios vehículos de la prefectura de la provincia de Esmeraldas fueron incinerados y unos tres reos fugados fueron capturados y recluidos nuevamente en el centro.

El viernes dos trabajadores de la prefectura fueron atacados a balazos, uno de ellos falleció y el otro quedó herido.

Paralelamente, otro operativo similar se realizó en la Penitenciaría del Litoral, una de las más conflictivas y peligrosas del sistema carcelario ecuatoriano, donde se han producido las más cruentas masacres entre presos debido a disputas entre las bandas criminales.

El último enfrentamiento a fines de julio en esa cárcel ubicada en la ciudad portuaria de Guayaquil, 270 kilómetros al suroeste de la capital, dejó 31 presos fallecidos y 14 heridos, según la Fiscalía.

A inicios de agosto una requisa con miles de agentes militares y policiales en la Penitenciaría del Litoral terminó con el hallazgo, además de armas y municiones, de una piscina con peces, granjas de pollos y patos y 15 perros, así como una serie de objetos prohibidos.

En huecos en las paredes de las celdas y en los techos había todo tipo de armas, granadas, municiones y drogas.

La crisis del sistema carcelario, con más de una decena de choques entre bandas desde 2021, ha deja más de 400 presos muertos.