‘Only Silence Hears’, de William Osorio, invita y celebra el ocio

Mirando la exposición “Only Silence Hears” de William Osorio (Holguín, Cuba, 1989), es notable cómo todas las pinturas tienen de entorno el paisaje, la vida al aire libre. Las doce obras en mediano y gran formato aluden a momentos de distracción, a pasajes de entretenimientos o, simplemente, al hecho de tomar un descanso rodeado de naturaleza.

Aparecen jóvenes leyendo (Contemplación IV), sentado en un banco (Olvido del silencio), acostado en una hamaca (Así hablo el silencio), o bebiendo de una botella, todas de 2023. Pero también vemos mujeres bailado (La danza de la razón), parejas compartiendo un picnic (Volver a la tierra II, 2022) y adolescentes posando. Son episodios que sumergen al espectador en un catálogo de estampas donde los miamenses disfrutan actividades de ocio y distracciones los fines de semana rodeados de la imponente floresta de Miami. Solo hay que pasearse por los fabulosos parques del South West o del North East para ver estas estampas. Al mismo tiempo que estas estampas de celebración del ocio y la pereza, se estarán produciendo igualmente en los elegantes patios y jardines de miles de casas en Miami.

“Only Silence Hears” (2023) está inspirada en el jardín como metáfora de la relación entre cultura y naturaleza, entre el espacio público y el privado, entre la ciudad y el mundo rural. Osorio toma como referencia metafórica el Jardín de Las Hespérides de la mitología griega. Ese fabuloso jardín propiedad de la diosa Heras que custodiado por ninfas estaba situado en un ignoto lugar de occidente, en cuyas huertas crecían manzanas portadoras de la inmortalidad.

En “Only Silence Hears” las imágenes construyen un relato que invita y celebra el ocio, que saborea la pereza como desconexión de la cotidianeidad, como un desborde de las dimensiones espacio temporales con las que hemos ido acotando, día a día, la expresión de la vida al aire libre. Es un relato en clave de lenguaje neo figurativo donde la piel de las pinturas adquiere visos expresionistas de una crudeza notable. Resultado de pinturas al óleo sobre alfombras que el artista había empleado anteriormente para cubrir el suelo de su estudio. Pero es también resultado de que Osorio ha cosido fragmentos de lienzos sobre las alfombras antes de pintar a sus personajes, aportando a la imagen realismo con un toque de sensualidad primitivista.

El tratamiento de la imagen pictórica habla del lenguaje fotográfico en clave narrativa del reportaje. En este “lenguaje del reportaje” pictórico, resulta curioso que ninguno esté en disposición de actividad productiva alguna. En conjunto estas pinturas “atrapan” al espectador en un sentimiento de disfrute, en una sensación de diversión, de bienestar y distención que se percibe tanto en el cuerpo como en el semblante.

Estas pinturas desbordan que la vida se haya convertido en decálogo de la productividad, el utilitarismo y la rentabilidad. Osorio, como reconocía Josef Pieper (Alemania, 1904-1997) en su libro “El ocio y la vida intelectual” (2017), piensa que el ocio es un componente fundamental de la cultura. Que no constituye una escasez o carencia de esfuerzo, sino justo lo contrario, la antítesis del esfuerzo. En dirección similar ya se había pronunciado antes el filósofo franco cubano Paul Lafargue (Cuba 1842-Francia, 1911) en su “El derecho a la pereza”(1883).

Pensando en estas pinturas al aire libre, los patios y parques de Miami me vino a la mente, no sé bien por qué, la pregunta ¿Quién no se ha asombrado al ver por primera vez los parques públicos, o los patios y jardines de las casas en Miami? Visto a vuelo de pájaro el verde es omnipresente en una vegetación majestuosamente barroca. Como omnipresentes son también los lagos, las piscinas y canales de aura azulada.

Recuerdo la primera vez en el patio de mi hermana. Flotaba el olor de aguacero recién caído sobre el césped, y al caminar la hierba masajeaba los pies. Las plantas de frijol gandul, una de guayaba, una de mango, varias de fruta bomba, una de chirimoya y otra de mamey, daban sombra frondosa. Y cómo estaban en flor le revoloteaban abejas, pajarillos, lagartijas y también mosquitos. Todo se confundía y entremezclaba con el jardín de orquídeas y rosas, de helechos y malangas, de palmeritas y de cuantas plantas colgantes puedan imaginarse. Plantas parásitas cuyas hojas enroscadas al tallo de otras más grandes, parecían volar cuando el aire les daba. La terraza cubierta por un toldo guarecía sillas, sofás y mesas. A la izquierda una barbacoa gigante y un refrigerador pequeño. A la derecha un ventilador, una televisión y un equipo de música. Un micro mundo, un lugar que se configura como ideal de paz y abundancia para el esparcimiento familiar. El patio cultivado como un vergel, donde la expresión de los afectos esta empapada de naturaleza y lo humano, envuelto de ella, cobra olores y sabores inolvidables.

“Willian Osorio. Only Silence Hears”, hasta el 8 de julio en LnS Gallery, 2610 SW 28th Ln, Miami, FL 33133. Para más info: www.lnsgallery.com

Dennys Matos es crítico de arte y curador que reside y trabaja entre Miami y Madrid.