Olimpiadas 2024: de Ucrania a Gaza, la geopolítica al asecho

Con el deseo de “reunir al mundo”, el Comité Olímpico Internacional evitó boicots y exclusiones para reunir en las Olimpiadas de París a delegaciones del mundo entero, pero aún debe lograr que el evento sea una burbuja de paz.


Cuando toda “propaganda política” está prohibida por la Carta Olímpica en los terrenos de juego y en los podios, pero autorizada en la ciudad olímpica y en las conferencias de prensa, ¿cómo pueden verse afectados los Juegos por los conflictos internacionales?

Rusos “neutros”

La invasión rusa de Ucrania con el apoyo de Belarús, en febrero de 2022, hizo que pareciera imposible que pudieran coexistir en París deportistas de las tres nacionalidades: rusos y bielorrusos fueron expulsados de los eventos deportivos mundiales hasta marzo de 2023, y los ucranianos amenazaban con boicotear los Juegos si participaban.

Sin embargo, una vez que Kiev abandonó esa postura en el verano de 2023, el Comité Olímpico Internacional (COI) organizó la reintegración progresiva de rusos y bielorrusos en las competencias internacionales, bajo estrictas condiciones: participan individualmente y con una bandera blanca, mientras no hayan “apoyado activamente la guerra en Ucrania” y no estén contratados por el Ejército o agencias de seguridad rusas.

El COI, que les prohibió desfilar a orillas del Sena en la ceremonia de apertura, ha aprobado hasta la fecha la participación de 28 deportistas rusos y 19 bielorrusos, en nueve disciplinas.

En todos los casos, se trata de una participación mínima en comparación de los 330 rusos y 104 bielorrusos que asistieron a las Olimpiadas de Tokyo en 2021.


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