Aunque siempre haya habido olas de calor en España lo de ahora es muy distinto

Durante más de 10 días hemos asistido a una ola de calor muy potente. Debemos prepararnos para un escenario donde serán más frecuentes e intensas.
Durante más de 10 días hemos asistido a una ola de calor muy potente. Debemos prepararnos para un escenario donde serán más frecuentes e intensas.

Durante los últimos diez días estamos soportando una intensa ola de calor con temperaturas que superan ampliamente los 40 °C incluso en regiones del país donde los veranos suelen ser más suaves. Las predicciones indican que los termómetros van a darnos un pequeño respiro en los próximos días, pero solo será muy breve ya que una nueva subida de temperaturas nos espera a la vuelta de la esquina en lo que será la tercera ola de calor en apenas un mes. Ante este panorama hablar del tiempo ha dejado de ser una conversación de ascensor y se ha convertido en el tema protagonista en la calle donde la gente se pregunta… ¿Estas olas de calor son normales (al fin y al cabo estamos en verano) o estamos ante algo excepcional consecuencia directa del calentamiento global?

La pregunta es legítima y para encontrar la respuesta más clara y rigurosa nos ponemos en contacto con José Miguel Viñas, físico, escritor y meteorólogo en diferentes programas de RTVE.

“Hemos vivido una ola de calor extraordinaria y debemos situarla en el contexto actual de calentamiento global, pero antes de analizarla debemos saber qué es una ola de calor y qué criterios debe cumplir para denominarse así”, nos explica Viñas.

Según la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) se considera “Ola de calor” un episodio de al menos tres días consecutivos, en el que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registren máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000.

En términos generales, esto significa que no basta con un día extremadamente caluroso para hablar de ola de calor… es necesario que se extienda en el tiempo, que no sea un episodio local sino que afecte a una parte importante de la geografía y que se sitúe por encima del 95% del percentil de los meses más calurosos registrados en las últimas décadas.

“En este aspecto, hemos vivido una ola de calor muy importante donde, aunque no ha habido récords absolutos de temperatura nacional, en muchos lugares sí que se han superado los registros históricos (sobre todo en zonas del norte) y, sobre todo, hay que atender a la duración ya que en muchas zonas se han superado los 42 °C durante más de diez días seguidos, algo realmente excepcional”.

Es aquí donde surge uno de los factores más preocupantes del asunto. Sí, en verano históricamente se han vivido “olas de calor”, pero ahora las estamos encadenando de manera consecutiva. “En el mes de mayo asistimos unos días que, aunque no cumplieron técnicamente los requisitos de ola de calor, sí que representaron un episodio que rozó esa categoría, algo muy poco frecuente”. Junto con estas dos olas de calor veraniego que ya hemos superado y con las que, a buen seguro, van a llegar debemos entender que el calentamiento global ha convertido estos episodios esporádicos en algo que ya es (y será) habitual. Las olas de calor ya no son excepcionales, se encadenarán unas tras otras, serán más seguidas y cada vez más intensas.

Sin embargo, el aspecto más preocupante e insólito del calentamiento global sigue siendo la lenta reacción de la sociedad, el tratamiento naif de los medios y la absoluta despreocupación de las autoridades y los políticos responsables. Nos está ocurriendo lo mismo que en la película “Don’t look up” (No mires arriba) donde unos astrofísicos intentan, sin éxito, convencer al público de que un asteroide que se acerca destruirá la Tierra. Hace solo unos días, el meteorólogo John Hammond vivía esta ridícula situación en directo en un programa de televisión de Reino Unido:

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“Me preocupa mucho la situación”, reflexiona José Miguel Viñas. “No existe ningún tipo de indicador que apunte a que la situación va a mejorar en los próximos años, al revés, se va a acentuar. Incluso los modelos más benévolos de calentamiento global plantean un escenario donde este tipo de olas de calor se van a multiplicar por dos o por tres. Ante algo tan evidente y contrastado, es preocupante que no estemos tomando acciones drásticas sino que, por el contrario, las emisiones de gases de efecto invernadero sigan aumentando”.

Durante las últimas décadas los científicos han advertido mil veces de las consecuencias del calentamiento global. La excusa de no hacerles caso en la década de los ’80, en los ’90 o incluso a principios del nuevo milenio, podría ser que veíamos ese futuro muy lejano… eso se acabó. El futuro hace tiempo que ha llegado… Bienvenidos a un presente donde el calentamiento global despliega efectos que ya sufrimos y que no van a mejorar.

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