Oh My God, el sonido de Candelita Iglesias es la banda sonora de una recuperación increíble en Nueva York

José Iglesias vale mucho más que una canción.

O tal vez su obra musical sea más importante que “Candelita’’. A esta altura del juego nada de eso tiene importancia o tiene toda la del mundo.

Los Mets están en los playoffs, en parte no despreciable, por el impacto del pelotero cubano dentro del terreno y el emotivo efecto de su música entre sus compañeros de equipo y la afición de Nueva York.

Cuando Iglesias pegó el lunes el indiscutible que empataba el primer juego de una doble jornada que terminarían ganando 8-7 ante los Bravos, no solo extendía a 21 una racha de partidos conectando indiscutibles, sino que abría las compuertas de la clasificación a la postemporada.

Y en el clubhose se agitaba el símbolo de las tres letras que han servido de fondo a la recuperación de un conjunto que el 31 de mayo presentaban balance de 24-33 y al que desde bien temprano se le consideraba un fracaso colosal por las piezas que contenía y el gasto en su nómina.

Por aquellos momentos, Iglesias era un pelotero veterano que se afanaba en las Ligas Menores de la organización en espera de una oportunidad que se le venía negando por una u otra razón, como le sucedió con los Marlins durante su breve paso por la granja de Miami, o con los Padres en San Diego.

“Es algo contradictorio’’, comentó en reciente entrevista Iglesias.

“Pensé que mi carrera podía terminar, pero a la misma vez me sentía muy bien, mejor que nunca. Siento que la experiencia entró. Lo pensé, pero me dije que no podía porque me iba a arrepentir porque me queda béisbol. El tiempo de Dios es perfecto y acá estamos en un escenario grande, compitiendo por algo y enseñándole al mundo que queda Candelita’’.

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Iglesias venía de no respirar el aire de las Grandes Ligas en todo el 2023 y su carrera prácticamente estaba en cero, cuando los Mets -en ese mismo 31 de mayo en que tocaron fondo- decidieron darle un chance al cubano sin saber cuánto iba a cambiar su fortuna dentro y fuera del terreno.

Decir que Iglesias ha sido vital para Nueva York es algo sabido: finalizó con promedio ofensivo de .337, un OBP de .381, un OPS de .829, alargó a 22 juegos su seguidilla bateando de hit (disparó un sencillo en el segundo encuentro) y jugó con soltura a la defensa en el campocorto, la antesala y la segunda base.

Pero a la recuperación de los Mets le faltaba una banda sonora y pocos sabían que Candelita estaba trabajando en un tema musical que revolucionaría a la afición de Nueva York al dotarle de un himno de guerra y de celebración que pocos esperaban en mayo.

Con la calentura en el terreno y una mejoría ostensible, el 28 de junio Iglesias daba a conocer el tema “Oh My God’’ que pronto alcanzaría millones de reproducciones en Youtube y escalaría a lo alto de la lista de descargas digitales en Billboard.

“Es bonito lo que está pasando con mi canción “OMG’’, agregó Iglesias.

“Es una bendición. Venir a jugar beisbol es lo nuestro. Tener una canción en el puesto número uno de los Billboard es un extra. La bendición es estar vivo, poder respirar, disfrutar de la familia’’.

De pronto, la frase y el signo con las letras “OMG’’ se convirtió en la divisa de Queens.

Cada jonrón, cada triunfo y cada paso de avance de los Mets llevaba esa insignia en colores azul y naranja, y los sonidos de la contagiosa canción, sin saber de mayo a septiembre el impacto que terminaría teniendo.

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Y ahora, cuando los Mets aún celebran el pase a octubre y ya miran a la serie de comodines contra los Cerveceros, contemplan ese 31 de mayo y aquel 28 de junio como dos fechas que les cambiaron la suerte al punto de ser considerados un proyecto en reconstrucción a un realidad impactante.

“Eso le corresponde a ellos decirlo’’, apuntó Iglesias sobre su impacto en el club.

“En lo particular lo estoy disfrutando un montón. Me siento bendecido por la oportunidad de estar en Grandes Ligas y de contribuir a esta gran organización que me dio la oportunidad. Me siento sumamente orgulloso’’.