Ex oficial colombiano culpable de confabularse para matar al presidente de Haití y acepta ayudar a fiscales federales

Un oficial retirado del Ejército colombiano se declaró culpable el jueves ante un tribunal federal de Miami de comandar a un grupo de ex soldados que según las autoridades estadounidenses participaron en el asesinato del presidente de Haití hace dos años.

Germán Alejandro Rivera García, alias “Coronel Mike”, admitió que participó directamente en reuniones en Haití y a distancia en el sur de la Florida a través de conferencias telefónicas con otros coconspiradores que han sido acusados del asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021, según una declaración de los hechos leída en el tribunal por los fiscales.

Rivera, de 45 años, también admitió que se enteró del plan para pasar del secuestro al asesinato de Moïse dos semanas antes de los hechos y que estuvo presente durante el asesinato del líder de Haití en la casa de Moïse junto con otros comandos colombianos y hombres haitianoamericanos acusados en el caso en el sur de la Florida.

El juez federal de distrito José Martínez le preguntó si creía que los fiscales podían probar estos hechos en el juicio y si eran ciertos.

La respuesta de Rivera: “Sí, señoría”.

Rivera se declaró formalmente culpable de confabularse para proporcionar apoyo material para asesinar al presidente de Haití, proporcionar ese apoyo y confabularse para asesinar o secuestrar a una persona fuera de Estados Unidos. Ahora enfrenta cadena perpetua por cada uno de los tres cargos en la sentencia fijada para el 27 de octubre ante el juez federal Martínez. Sin embargo, Rivera pudiera evitar la cadena perpetua si las fiscales Mónica Castro y Andrea Goldbarg recomiendan una pena menor en función de su cooperación según los términos de su acuerdo de culpabilidad.

Un cuarto cargo, que acusaba a Rivera de confabularse para cometer delitos contra Estados Unidos, será retirado como parte de su acuerdo de culpabilidad.

Se espera que Rivera, representado por el abogado Mark LeVine, sea un testigo fundamental para el caso dirigido por el FBI, que hasta ahora ha dado lugar a cargos contra 11 acusados del sur de la Florida, Haití y Colombia.

El otro acusado que se declaró culpable de la confabulación para matar es Rodolphe “Dodof” Jaar, de 51 años, un narcotraficante previamente condenado en Estados Unidos que fue sentenciado en junio a cadena perpetua, pero que espera que se le reduzca la pena de prisión por su cooperación. Empresario con doble nacionalidad haitiana y chilena, Jaar admitió haber proporcionado armas, alojamiento y dinero para asesinar al presidente de Haití. Se declaró culpable de tres cargos de confabulación para proporcionar apoyo material y confabularse para secuestrar y matar a Moïse.

Poco después del asalto que dejó al presidente de 53 años muerto con 12 heridas de bala y a su esposa, Martine, gravemente herida, se iniciaron investigaciones independientes en Haití, Colombia y Estados Unidos sobre la muerte de Moïse. Más de 40 personas han sido encarceladas en Haití, entre ellas 18 colombianos, así como miembros de la Guardia Presidencial haitiana acusados de aceptar sobornos para retirarse o no presentarse a trabajar el día que Moïse fue ultimado.

La trama mortal giró en torno a sospechosos que colaboraron en el sur de la Florida, Haití y Colombia para secuestrar y luego asesinar al líder haitiano, con el objetivo de sustituirlo por un nuevo presidente y obtener contratos del gobierno haitiano, según las autoridades. Sin embargo, hasta ahora no se ha identificado a nadie como el cerebro que orquestó el asesinato de Moïse.

Martine Moïse, de rojo, resultó herida en el atentado en el que murió su esposo, el presidente Jovenel Moïse, de pie junto a ella. Esta foto de archivo los muestra tres años antes durante un acto en 2018 en el Palacio Nacional.
Martine Moïse, de rojo, resultó herida en el atentado en el que murió su esposo, el presidente Jovenel Moïse, de pie junto a ella. Esta foto de archivo los muestra tres años antes durante un acto en 2018 en el Palacio Nacional.

La investigación se intensificó en febrero con la transferencia de Rivera y tres haitianoamericanos a la custodia de Estados Unidos. Jaar y otros dos sospechosos fueron trasladados a Estados Unidos tras ser detenidos en la República Dominicana y Jamaica. Los demás fueron arrestados en sus domicilios del sur de la Florida y Tampa.

Rivera y dos haitianoamericanos fueron acusados de ayudar a coordinar un secuestro fallido de Moïse para destituirlo a su regreso de una visita oficial a Turquía en junio de 2021. Los tres también fueron acusados de confabularse en un plan final para matarlo en su casa en los suburbios de Puerto Príncipe al mes siguiente.

Esos sospechosos son: James Solages, de 37 años, quien renunció a su empleo en una residencia de ancianos del sur de la Florida para ir a trabajar a una empresa de seguridad del área de Miami vinculada con el complot para derrocar a Moïse; Joseph Vincent, de 57 años, ex informante confidencial de la DEA que vivía en el sur de la Florida, y Rivera, el coronel colombiano retirado que es uno de los presuntos líderes del ataque.

También fue trasladado a Miami Christian Emmanuel Sanon, de 64 años, médico y pastor haitiano que dividía su tiempo entre Estados Unidos y Haití y quería sustituir a Moïse como presidente. Sanon, quien no fue implicado en el caso principal pero enfrenta cargos relacionados, cayó en desgracia ante el grupo como posible sucesor de Moïse en las semanas previas al asesinato.

Según el encausamiento, Vincent, Solages, Rivera y otro comando colombiano también bajo custodia estadounidense, Mario Antonio Palacios Palacios, participaron en la misión para asesinar a Moïse en su casa.

“El 7 de julio de 2021 o en torno a esa fecha, [Solages, Vincent, Rivera y Palacios] y otros conspiradores viajaron en un convoy de vehículos hasta la residencia del presidente Moïse para llevar a cabo la operación contra el presidente Moïse”, señala el encausamiento. Es la única referencia a Rivera en la parte narrativa del encausamiento.

Rivera estaba al mando de los colombianos, junto con Duberney Capador Giraldo, quien fue uno de los tres colombianos asesinados por la policía haitiana inmediatamente después del asesinato de Moïse. En declaraciones grabadas de testigos a las fuerzas del orden colombianas tras el asesinato y filtradas a la cadena de televisión colombiana Caracol, Rivera afirmó que la orden de asesinar a Moïse procedía de Joseph Félix Badio, informó inicialmente The Daily Beast. Badio, quien permanece prófugo y escondido en Haití, es un funcionario haitiano cercano al presidente y a su esposa, y había sido despedido de la unidad anticorrupción del país meses antes del asesinato.

Para llevar a cabo su plan, algunos sospechosos se escudaron en Estados Unidos, alegando que contaban con el respaldo de este país y de sus agencias para atentar contra Moïse, quien en el momento de su muerte era cada vez más objeto de protestas antigubernamentales. La Administración para el Control de Drogas y la Oficina Federal de Investigación (FBI) han negado cualquier implicación en el asesinato, así como el Departamento de Estado.

La investigación del FBI, asistido por Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), también se ha centrado en una empresa de seguridad del área de Miami y su fundador, Antonio “Tony” Intriago, quien interactuó con algunos de los sospechosos y ha sido acusado de conspiración para el asesinato. El abogado de Intriago ha sostenido que este solo prestaba servicios de guardaespaldas a Sanon a través de su Unidad Antiterrorista (CTU) de Seguridad como parte de las aspiraciones presidenciales de Sanon y que no sabía nada de un complot para asesinar a Moïse. En una ocasión, Badio se describió a sí mismo como representante de la CTU en Haití, según declaró al Miami Herald una fuente que habló con él antes de su desaparición.

El socio de Intriago en la CTU, Arcángel Pretel Ortiz, quien había estado trabajando como informante del FBI antes de la muerte del presidente haitiano, también fue acusado de conspiración para cometer un asesinato. Pretel Ortiz, de nacionalidad colombiana y residente permanente estadounidense en Miami, desempeñó un papel fundamental a la hora de ayudar a reclutar a algunos de los comandos colombianos para la letal misión, según los expedientes judiciales.