A la ofensiva, Alberto Núñez Feijóo complicó a Pedro Sánchez en el primer y único debate antes de las elecciones presidenciales

Los candidatos a la Presidencia del Gobierno, el actual presidente del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder del derechista Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, llegan a San Sebastián de los Reyes, cerca de Madrid, el 10 de julio de 2023, antes de participar en un debate electoral organizado por Atresmedia con vistas a las elecciones generales del 23 de julio.

BARCELONA.- Este lunes se celebró el único debate de la campaña electoral entre los dos aspirantes a la presidencia del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, y el popular Alberto Núñez Feijóo, en el que debía ser el punto culminante de las elecciones generales del próximo 23 de julio. No obstante, el tono áspero que dominó los más de 100 minutos que duró el cara a cara, que a menudo pareció más bien una agria discusión de bar, deslució un evento que había atraído un gran interés mediático. Aunque la mayoría de las encuestas pronostican una victoria del opositor Partido Popular el 23 de este mes, durante la última semana el presidente Sánchez había recortado distancias y desde su partido hablaban ya de “remontada”.

Los reproches y acusaciones mutuas de “mentiroso” no tardaron ni dos minutos en hacer su aparición en el primer bloque, dedicado a la economía. Los datos que esgrimían ambos políticos sobre empleo, inflación o crecimiento parecían completamente contradictorios. Para Sánchez, España es la economía que lidera el crecimiento de la Unión Europea. En cambio, para Feijóo, se sitúa en el furgón de cola. Ambos dieron toda una lección de como enfocar -o retorcer- los datos para que encajen en su narrativa.

Las esperanzas de reelección del presidente del Gobierno español dependen del apoyo de la izquierda radical, que ha acordado unir fuerzas para concurrir a las elecciones anticipadas del 23 de julio, mientras que la mayoría de las encuestas apuntan a que el PP ganará, pero tendrá que aliarse con un partido de extrema derecha para poder formar gobierno.

La confusión de los espectadores era tal ante el baile de cifras, que un torrente de comentarios en las redes sociales criticó la no intervención de los dos periodistas encargados de moderar el debate, que fue retransmitido por un canal privado, Antena 3, ante la negativa de Feijóo de hacerlo en la pública. “Un debate sin moderadores, con dos señores llamándose mentirosos el uno al otro y hablando a la vez no va a ayudar a nadie a decidir su voto. Un debate absurdo que solo crea más rechazo a la clase política”, escribió en su cuenta de Twitter Joaquín Uría, profesor de Derecho Constitucional, y tertuliano ocasional en los medios.

Si hubo un tema que apareció en prácticamente todos los bloques sectoriales, y que está también monopolizando la campaña, es la cuestión de los pactos postelectorales. Sánchez no se cansó de alertar del peligro que representa un gobierno del PP en coalición con la ultraderecha de VOX, afirmando que llevarían a España a “un túnel del tiempo tenebroso”. Feijóo, por su parte, cargó repetidamente contra los acuerdos en el Congreso de los Diputados entre el PSOE y las fuerzas independentistas catalanas y vascas, sobre todo EH Bildu, un partido que nunca condenó la violencia de la banda terrorista ETA mientras estuvo activa.

Uno de los momentos clave del debate se produjo cuando Feijóo sacó una carpeta en la que dijo que había redactado un compromiso para permitir que gobierne el partido más votado, e instó al presidente Sánchez a firmarlo en directo. El pacto implicaría que el perdedor en los comicios se abstendría para facilitar la investidura del ganador. Confiado en su victoria sobre el PSOE, esta es la estrategia favorita de Feijóo para esquivar las críticas por estar dispuesto a gobernar con VOX, liderado por Santiago Abascal. Cada vez que, en diversos momentos del debate, el líder conservador conminó a su adversario a firmarlo, éste le recordó que el PP no ha tenido reparos en arrebatar gracias a su pacto con VOX el Gobierno de Extremadura al PSOE, pues allí los socialistas fueron la fuerza más votada.

El otro tema central en la campaña es la cuestión de la violencia machista, que en las últimas horas se cobró una víctima en la Comunitat Valenciana, donde VOX se desmarcó de la condena conjunto del resto de partidos. “Ustedes han minimizado la violencia machista. Han tragado la censura de una obra de teatro de Virginia Woolf de hace 100 años... Eso es una claudicación ante el machismo”, espetó Sánchez a su adversario y a su partido. Feijóo respondió alegando que el presidente “no podía dar lecciones” en este tema, pues su ley contra la violencia machista, conocida como del “sólo si es sí”, había permitido la liberación de decenas de agresores sexuales, y la reducción de penas a otros 1000.

Durante las próximas horas o días, la opinión publicada y las encuestas sugerirán quién fue el ganador del debate, y si este ha influido en la opinión de los indecisos. Varios analistas comentaron en las redes sociales que Sánchez pareció más tenso y acelerado. De hecho, en repetidas ocasiones, Feijóo le instó a tranquilizarse. “Tiene un tono más impertinente, nervioso y agobiado Sánchez, y va más tranquilo y seguro (con todo lo que eso transmite) Feijóo”, escribió la politóloga, Carol Galais.

Los candidatos a la Presidencia del Gobierno de España, el actual presidente del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, flanqueados por periodistas, posan antes de participar en un debate electoral televisado organizado por Atresmedia en San Sebastián de los Reyes, cerca de Madrid, el 10 de julio de 2023, en vísperas de las elecciones generales del 23 de julio.

Ahora bien, el sociólogo Juan José Domínguez sostiene que podría ser que “no hubiera ganador alguno” a causa de la acritud del debate, y que muchos televidentes hubieran cambiado de canal. En ese caso, quizás los verdaderos ganadores podrían ser quienes no estaban en el plató, como la plataforma izquierdista Sumar, Vox o los partidos periféricos. De hecho, la vicepresidenta Yolanda Díaz, candidata de Sumar, ya había desdeñado el debate antes de empezar al describirlo como “un cara a cara de dos hombres que miran al pasado” y se lanzan “zascas” (respuestas cortantes).

Sea como fuere, no parece que Sánchez pueda darse por satisfecho con el resultado del debate. Consciente de que parte con desventaja y de que no habrá más debates, estaba obligado a vencer, y a ser posible, por goleada. Quizás esta presión es la que explica su visible nerviosismo. En cambio, a Feijóo le valía un empate, que el cara a cara pasara sin un vuelco en las encuestas. Ahora ya solo faltan 12 días para el único veredicto que cuenta, el de las urnas, un periodo que, visto el tono del debate, será de alto voltaje.