La odisea desde Chile para saber de la familia en Gaza

Santiago de Chile, 17 dic (EFE).- Se escucha un estruendoso golpe, y de inmediato un grupo de niños se resguarda tras una tienda blanca al tiempo que un misil israelí impacta sin previo aviso en un campamento de desplazados en el centro de Gaza, cerca del mercado de Nuseirat.

"Ahí está mi familia", explica a EFE Rasha Cusad mientras reproduce el video en su celular.

Imágenes que llegaron al celular de esta palestina de 35 años residente en Chile la misma madrugada del jueves 28 de noviembre, fecha en la que se reportó un fuerte bombardeo israelí sobre el centro de la destruida Franja que segó la vida de nueve civiles según medios internacionales, afortunadamente ninguno de sus atrapados familiares.

"Cada día es más difícil para ellos, cada día se hace más complicado, pero intentan sobrevivir con lo poco y nada que les queda y el dinero que logramos enviar" con enorme dificultad, explica desde su casa en la capital chilena.

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Cusad, profesora de inglés y árabe, además de una excepcional repostera, creció en el centro de la Franja de Gaza, cerca del hospital Al-Shifa.

Siguiendo a su esposo, llegó a Chile en diciembre de 2016, pero el resto de su familia se quedó en su país: su madre, su padre, seis hermanos, tres hermanas, cada una casada y con hijos, sus tíos y tías. Con ellos trata de hablar todas las semanas, pero no siempre lo consigue.

Contactarlos a través de redes sociales y mensajería para saber si están vivos o muertos, a más de 13.000 kilómetros de distancia, es una verdadera odisea; el envío de ayuda o dinero es un desafío tremendo, teñido de una incertidumbre que mantiene altos sus niveles de ansiedad y temor. A veces pasa más de una semana sin saber de sus familiares.

"Ellos borraron su nombre"

Sus recuerdos más bellos, narró Cusad a EFE, son de su vida en Palestina, cuando la postal de esos 360 kilómetros cuadrados era la de calles iluminadas, restaurantes repletos y el incesante movimiento de una ciudad viva y rebosante de cultura.

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"Gaza es hermosa, era hermosa. Un territorio que puedes recorrer bien en poco tiempo, cerca de 45 minutos. Tenía de todo, universidades, restaurantes, centros comerciales, terrazas, vida. Tenía. Ahora lo perdimos todo", lamenta.

Con cerca del 66 % de los edificios de Gaza destruidos, según un catastro de Naciones Unidas, los sobrevivientes luchan por mantenerse a salvo mientras permanecen cercados por las fuerzas de ocupación israelí.

El pasado 22 de octubre, contó Cusad, se cumplió el primer aniversario del asesinato de más de 30 familiares de una de sus mejores amigas, cuando cerca de las seis de la mañana un edificio de cinco pisos fue convertido en escombros luego de ser alcanzado por un misil.

"Ella se salvó sola con su hijo de tres años, y nada tiene que ver con Hamás. Israel borró el nombre de su familia entera", acusó.

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"Los niños no entienden"

El contacto con su familia es irregular: pueden pasar hasta tres semanas sin tener noticias de ellos. "No todos los días tienen señal, a veces deben caminar muy lejos para tener internet. Los mensajes, cuando funciona, entran más de una hora después, pero basta con que nos digan que estamos vivos todavía, no te preocupes", dijo.

La escasez de la guerra aqueja sobre todo a los más pequeños. El acceso a los alimentos no está garantizado, la ayuda humanitaria no siempre llega y los precios son inalcanzables.

"Allá 500 dólares no te sirven para nada. Pollo, carne, gas, todo se mueve en el mercado negro. Ropa usada, camisetas y frazadas a 200 dólares para soportar el invierno. Y el envío de dinero está sujeto a comisiones de hasta el 50 por ciento. Un pan al día es suficiente, pero eso es algo que los niños no entienden ", explicó.

La población de Gaza ha sido devastada: entre las 42.000 personas asesinadas, más de 16.756 son niños. De ellos, al menos un millón han sido desplazados, 21.000 están desaparecidos, 20.000 han perdido a uno o ambos progenitores y 17.000 se encuentran solos o separados de sus familias, según Naciones Unidas.

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Pese al dolor que le produce estar atenta a las redes sociales y cuanta publicación sobre la Franja encuentra en internet, Cusad permanece vigilante a cualquier detalle, indicio o noticia que le hable de sus seres queridos. Así transcurren sus tardes mientras atiende un café árabe junto a su casa en el centro de Santiago.

"Nosotros vamos a superar esta situación, de una forma u otra. Durante los 27 años que viví en Gaza vi guerras en 2008, 2012, 2013 y 2014, esto no partió el 7 de octubre del año pasado. Esa tierra es nuestra, y nuestra tierra es nuestra causa", subrayó.

Sebastián Silva

(c) Agencia EFE