Seis consejos de un especialista para superar las discusiones en la pareja: “La gente hace todo al revés”, dice

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Hace años que los especialistas en relaciones vinculares tratan de desentrañar el misterio de cómo las parejas resuelven sus conflictos

WASHINGTON.– ¿Sabían que existe el “odio conyugal normal”? Quienes estén o hayan estado en una relación larga probablemente saben que es así.

“Hace décadas que recorro Estados Unidos para hablar de este tema, y nunca nadie me vino a buscar a la salida de mis charlas para decirme que no entendía de lo que estaba hablando”, dice Terrence Real, autor de best sellers y terapeuta familiar que dicta talleres para parejas. “Todo el mundo sabe de lo que significa”, refuerza.

De todos modos, la sola idea de que odiar a nuestra pareja sea “normal” es un poco chocante para los que idealizan sus relaciones sentimentales. Pero basta conversar un rato con Real para sacarse para siempre la idea de que la vida de pareja se parece a una comedia romántica.

“Nadie reconoce los puntos flacos de sus relaciones –afirma Real–. Nadie admite los rincones oscuros”.

Hace años que los especialistas en relaciones vinculares tratan de desentrañar el misterio de cómo las parejas resuelven sus conflictos y aprenden a salir adelante. John Gottman, investigador del matrimonio de la Universidad de Washington, es pionero de un método del estudio de las relaciones que implica grabar discusiones de pareja y luego analizar las palabras negativas y positivas, las expresiones faciales y el lenguaje corporal. Las estimaciones de Gottman revelan que en las parejas sólidas la relación entre palabras positivas y negativas es de 5 a 1.

La investigadora E. Mavis Hetherington, profesora retirada de la Universidad de Virginia, hizo un seguimiento de 1400 parejas heterosexuales durante tres décadas y descubrió que hay un tipo de matrimonio más proclive a divorciarse. A esa dinámica, Hetherington la definió como “matrimonio de patrón perseguidor-distanciador”, donde hay uno que presiona para resolver los problemas y otro que típicamente los ignora.

Young Couple Arguing and Fighting. Domestic Violence and Emotional abuse Scene, Stressed Woman and aggressive Man Screaming at Each other in the Dark Hallway of Apartment. Dramatic Scene
Todas las relaciones siguen un ciclo constante muy claro: armonía y cercanía, ruptura, reparación y vuelta a la cercanía - Créditos: @shutterstock

Real piensa que el verdadero problema es que muchas parejas convierten las discusiones en una lucha de poder, donde nadie gana. “En circunstancias normales, si estás enojado conmigo, es el peor momento posible para decirte lo enojado que estoy con vos. La gente hace todo al revés”, sentencia.

Ahora que sabemos que el odio conyugal puede ser normal, esto es lo que tenemos que saber.

1) Está bien si odiás a tu pareja

“Hay veces en las que mirás a tu pareja y una parte tuya simplemente la odia con todas sus fuerzas. Te sentís atrapado o atrapada con ese horrible ser humano. ¿Cómo terminaste ahí?”, dice Real. “Yo les digo: ¡Bienvenidos al matrimonio! ¡Bienvenidos a la pareja a largo plazo!” Pero no hay que desesperar, agrega Real, “porque la verdadera pregunta es: ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo enfrento esto?”

2) Basta de idealizar las relaciones

Solemos alimentar una versión idealizada del compromiso de pareja, sostiene Real, como cuando decimos que dos personas que vemos en una fiesta “hacen linda pareja” porque parecen tener una relación perfecta.

“Me gustaría escuchar al menos una vez que alguien en una fiesta diga: ‘Ahí están Fulano y Fulana, durante sus primeros 20 años de casados se pelearon como perro y gato. El año pasado, él la dejó por otra mujer, pero después recompusieron la relación y ahora andan bastante bien. ¿No son un encanto?’”

3) Los matrimonios o parejas a largo plazo normales no son felices todo el tiempo

Después de cuatro décadas de asesorar a parejas, Real advirtió que todas las relaciones siguen un ciclo constante muy claro: armonía y cercanía, ruptura, reparación y vuelta a la cercanía. “Este patrón de cercanía, interrupción y regreso a la cercanía incluso puede repetirse 20 veces en el transcurso de una conversación durante la cena. A nivel macro, también puede desarrollarse durante décadas”, detalla.

4) Tu relación es un ecosistema

El especialista recuerda que la terapia tradicional, que puede enseñarnos a afirmarnos, aclarar las cosas, establecer límites y saber retroceder a tiempo, a veces termina fogoneando la disfuncionalidad de un matrimonio.

Lo más saludable es empezar a pensar la pareja como un ecosistema donde cualquier interrupción lastima tanto a uno como a otro
Lo más saludable es empezar a pensar la pareja como un ecosistema donde cualquier interrupción lastima tanto a uno como a otro - Créditos: @Getty Images

Aunque a la gente no le guste escucharlo, señala Real, lo más saludable es empezar a pensar la pareja como un ecosistema donde cualquier interrupción lastima tanto a uno como a otro. “Dejen de pensar como dos individuos y empiecen a pensar de manera ecológica –propone Real–. Tu relación es tu biosfera. No estás por encima, estás adentro: es lo que respirás”.

Una vez que entendimos que ayudar a nuestra pareja a sentirse mejor nos conviene sobre todo a nosotros mismos, bajar un cambio y relajar el conflicto es mucho más fácil. Las “charlas constructivas” es mejor guardárselas para otro momento, cuando ambos estén abiertos a escuchar y no enfrascados en una pelea.

“Hay que apartarse momentáneamente de la realidad objetiva y entrar con compasión y curiosidad en la dimensión subjetiva de nuestra pareja. Lo mejor es decir: ‘Lamento que sientas eso. ¿Puedo decir o hacer algo que te ayude a estar mejor?’”, recomienda.

A veces es un sapo difícil de tragar, admite Real, sobre todo cuando creemos que nuestra pareja está equivocada. Pero la mejor manera de proteger el ecosistema de la relación es ayudar a nuestra pareja a sentirse emocionalmente mejor.

Real aclara que ese consejo es útil cuando se trata de discusiones normales y de las tensiones que se generan en toda relación, y que por supuesto no se aplica a situaciones o relaciones abusivas en las que existe un desequilibrio de poder, un trastorno psiquiátrico importante, una adicción, u otro problema que nos obligue a anteponer nuestra seguridad personal y buscar ayuda profesional.

5) Aprender a reparar

Las parejas exitosas, dice Real, aprenden a hablarse durante y después del conflicto. En vez de decir: “No me hables así”, Real sugiere algo parecido a “Me interesa lo que vas a decir, ¿podrías hablarme de otra manera para que pueda entenderte mejor?”.

“Ambas partes tienen derecho a ser escuchadas, pero hay que hacerlo con habilidad. La gente tiene que aprender a decir lo que piensa y ser amorosa al mismo tiempo. Es eso lo que nadie sabe hacer”, explica.

6) Descubrir la verdadera intimidad

Todos soñamos con una relación perfecta, pero la verdadera intimidad solo llega cuando aprendemos a aceptar las imperfecciones del otro. “Estar en pareja es eso y no otra cosa: tener claras las falencias de tu pareja, que además te causan frustración y dolor, pero elegir seguir amando de todos modos. Eso es amor maduro”, concluye.

Por Tara Parker-Pope

(Traducción de Jaime Arrambide)