Una novela sobre la conquista española, con todo y hongos alucinógenos

Álvaro Enrigue con sus mascotas en su casa de Nueva York el 7 de diciembre de 2023. (Ahmed Gaber/The New York Times)
Álvaro Enrigue con sus mascotas en su casa de Nueva York el 7 de diciembre de 2023. (Ahmed Gaber/The New York Times)

La nueva novela del escritor mexicano Álvaro Enrigue, cuya edición en inglés acaba de salir a la venta, tiene un título delicado y nebuloso: “Tu sueño imperios han sido”. La portada tampoco llama mucho la atención. Como casi todos los libros en la mesa de Novedades de Ficción, tiene diseños ondulados y colores como toallas de playa. Este aspecto genérico viene a prometer a) escenarios brillantes y b) personajes jóvenes que salen a conquistar las amenazas raciales y sexuales tal como las perciben. Esto sería excelente si no fuera porque, muy a menudo, c) el texto nos indica cómo debemos sentirnos en casi todo momento.

Por eso es un gran placer descubrir que “Tu sueño imperios han sido” no es húmedo sino seco. También es breve, extraño, punzante y sublime. Es una novela histórica, un gran relato peculiar, ambientado en 1519 en lo que hoy es la Ciudad de México. Los imperios están en colisión y la vibra es alucinante. El conquistador español Hernán Cortés ha llegado con sus tropas y un enorme séquito, molestos supernumerarios que se le han unido como rémoras o heces que se quedan pegadas al ano de un perro.

Él espera conocer al emperador azteca Moctezuma, quien es temible aunque está deprimido. El envejecido Moctezuma se la pasa durmiendo la siesta o está “hasta las anginas” de hongos alucinógenos, o ambas cosas. Cada vez está más en contacto con lo que Homero Simpson denominaba sus necesidades femeninas.

El número de muertes promete ser enorme. En la primera escena nos encontramos con sacerdotes que, sin empacho alguno, usan piel humana a modo de un velo. Sus cabelleras tienen costras de sangre por los sacrificios; uno tiene los dientes “afilados como los de un gato”. Los dioses volubles tienen que ser aplacados. Los sacrificios humanos son habituales; los corazones se arrancan y a los desafortunados se les quita como si fueran manzanas. Se dice que las tiras de lomo de guerrero, según los epicúreos del siglo XVI, son deliciosas en una tostada.

¿A alguien de verdad le gustan las escenas de tortura en la literatura? A Nancy Mitford no le gustaban. Tampoco a Clive James, quien dijo sobre la tortura en la television: “un grito del otro lado de una puerta cerrada es suficiente para convencerme”. Yo concuerdo con ellos, sobre todo si van a despellejar a alguien. En “Tu sueño imperios han sido” el lector se prepara para lo sangriento. Pensamos que terminaremos empapados de sangre, como Sissy Spacek en “Carrie”. Pero esta no es este tipo de novela, más que en los márgenes.

En lugar de eso, Enrigue, que claramente es un gran talento, ha presentado una comedia costumbrista muy humana que trata en gran medida de la paranoia (¿será hoy el día en que me corten la cabeza?) y de las molestias cotidianas que se presentan en la vida de todos, aunque seas una persona que ejerce un poder increíble. Es el tipo de novela en la que a nadie le queda del todo bien su armadura. Las uñas de los pies, antes del cortaúñas, son horribles de cortar. Un culo que no se limpió con cuidado pica a todo momento. A veces un guerrero se encontrará solo, realizando el acto que el manual de los Boy Scouts más tarde prohibirá.

Enrigue hace gala de sus influencias. En sus agradecimientos menciona varias novelas, memorias y obras de historia. Sugiere que la arquitectura de su novela “es borgeana, está en conversación con ‘El milagro secreto’”, el relato corto de Jorge Luis Borges sobre un hombre que se enfrenta a un pelotón de fusilamiento y entra en un agujero de gusano mientras el tiempo parece estar congelado. (Nicholson Baker ha citado este mismo relato como influencia en su polémica novela “La Fermata”).

El tiempo sí se curva en “Tu sueño imperios han sido”. En un momento dado, Moctezuma oye una música seductora que es nueva para él, y es “Monolith” del grupo de rock inglés T. Rex. El emperador mueve sus caderas envejecidas siguiendo el ritmo.

Un escritor es libre de reivindicar a sus antepasados. En este sentido, los escritores son como los mormones, que bautizan a los muertos en sus propias religiones sin que estos lo quieran. Sin duda, hay algo de Borges en Enrigue. Pero quizá haya más del escritor argentino Julio Cortázar en su gran novela “Rayuela” (1963), en la que el tiempo se fractura y, como en la novela de Enrigue, el autor de la historia hace una aparición imprevista.

De un modo extraño, “Tu sueño imperios han sido” trata en parte de lo que Tom Wolfe llamó “radar de estatus”. Se trata de personas poderosas que se evalúan entre sí, que se observan, que utilizan su visión periférica. También es una novela sobre el espectáculo. El atuendo de la fiesta de bienvenida de Moctezuma tiene lo que Enrigue llama una “belicosidad lunática”. He aquí un ejemplo:

“Capas de plumas iridiscentes y mantos de colores que no sabían que existían; hombres protegidos por toldos y detrás de ellos jóvenes hieráticas vestidas con sencillez pero maquilladas como si hubieran salido de otro mundo y apenas se estuvieran aclimatando. Los guerreros llevaban pieles y tocados que reproducían al animal que los protegía”.

Todo esto hace que un abatido visitante español se decepcione y sienta que la majestad de su gran casco crestado “había quedado reducida a elegancia de un bonete de un gaitero”. Enrigue está consciente de cómo la dignidad puede convertirse en pomposidad.

Los enemigos serán subyugados, triturados y mutilados. En fin. “Dentro de cada uno de nosotros hay una calavera”, escribe Enrigue, “y eso es lo que quedará de nosotros cuando nos hayamos ido; gracias por tu participación”.

DATOS DE PUBLICACIÓN:

‘Tu sueño imperios han sido’

De Álvaro Enrigue

Traducido al inglés por Natasha Wimmer

Riverhead. 222 pages. 28 dólares.

c.2024 The New York Times Company