Bernanke y otros dos reciben Nobel de Economía

ESTOCOLMO (AP) — El expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos Ben S. Bernanke y otros dos economistas estadounidenses ganaron el premio Nobel de economía el lunes por sus investigaciones sobre los colapsos bancarios, trabajo desarrollado a partir de lecciones aprendidas en la Gran Depresión y que ayudó a articular la enérgica respuesta de Estados Unidos a la crisis financiera de 2007-2008.

El panel del Nobel en la Real Academia Sueca de Ciencias reconoció a Bernanke, a Douglas W. Diamond y a Philip H. Dybvig por sus investigaciones que muestran “por qué es vital evitar el colapso de los bancos”.

Sus hallazgos de principios de la década de 1980 sentaron las bases para la regulación de los mercados financieros, señaló el comité.

“Las crisis financieras y las depresiones son de lo peor que le puede pasar a la economía”, dijo John Hassler, del Comité para el Premio en Ciencias Económicas. “Necesitamos tener una comprensión del mecanismo detrás de ellas y qué hacer para corregirlas. Y los laureados este año proporcionan eso”.

Bernanke, de 68 años, examinó la Gran Depresión de la década de 1930 cuando era profesor en la Universidad de Stanford, mostrando el peligro de los pánicos bancarios —en los que la gente atemorizada acude en masa a retirar sus ahorros— y cómo los colapsos bancarios derivaron en una devastación económica generalizada. Bernanke fue presidente de la Fed de 2006 a 2014 y ahora labora en la Brookings Institution en Washington.

Antes de Bernanke, los economistas consideraban que los colapsos bancarios eran una consecuencia, no una causa, de los desplomes económicos.

Diamond, de 68 años, que labora en la Universidad de Chicago, y Dybvig, de 67, de la Universidad Washington campus San Luis, mostraron cómo el hecho de que los gobiernos garanticen los depósitos de los ahorradores puede prevenir una espiral de crisis financieras.

“Probablemente lo más gratificante para nosotros es que las autoridades realmente parecen entenderlo, y las ideas que tuvimos, las cuales son bastante sencillas, podrían ser utilizadas en la crisis financiera actual”, le dijo Diamond a The Associated Press en Chicago.

En lo que respecta a la agitación económica global creada por la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania, el sistema financiero es “mucho, mucho menos vulnerable” a las crisis debido a los recuerdos sobre el desplome de la década del 2000 y a una mejor regulación, dijo Diamond en una llamada con el panel del Nobel.

La investigación realizada por los tres se tornó útil en la vida real cuando los inversionistas generaron pánico en el sistema financiero en el otoño de 2008, desatando la recesión más larga y dolorosa desde la década de 1930.

Bernanke, en ese entonces presidente del banco central, trabajó en conjunto con el Departamento del Tesoro para apuntalar a los bancos más grandes y mitigar una escasez de crédito, elemento vital de la economía.

Recortó a cero las tasas de interés a corto plazo, instruyó la compra de inversiones hipotecarias y de bonos del Tesoro por parte de la Fed, y estableció programas de préstamos sin precedentes. A nivel colectivo, esas medidas tranquilizaron a los inversionistas y fortalecieron a los grandes bancos, y a ellas se atribuyó que no se desató otra depresión.

La Fed también llevó las tasas de interés a largo plazo a mínimos históricos, lo cual le valió duras críticas a Bernanke, en especial de algunos candidatos presidenciales republicanos en 2012, que dijeron que el banco central estaba afectando el valor del dólar y corriendo el riesgo de desatar inflación posteriormente.

Y el activismo sin precedentes de Bernanke en la Reserva Federal estableció un precedente para que el banco central responda con rapidez y fuerza a las sacudidas económicas.

Cuando el COVID-19 azotó la economía estadounidense en los primeros meses de 2020, la Fed, bajo la presidencia de Jerome Powell, rápidamente recortó las tasas de interés a corto plazo otra vez a cero e inyectó dinero al sistema financiero. Esa enérgica intervención —junto con un incremento masivo del gasto público— rápidamente puso fin al declive y desencadenó una poderosa recuperación económica.

Pero la rápida recuperación tuvo un costo: la inflación empezó a subir rápidamente el año pasado y ahora está cerca de su nivel más alto de los últimos 40 años, lo que obligó a la Fed y a otros bancos centrales a dar marcha atrás y subir las tasas para enfriar la economía.

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Jordans reportó desde Berlín y Wiseman desde Washington. La periodista de la AP Teresa Crawford contribuyó desde Chicago.