No vale con pedir perdón: los casos de abusos sexuales de la Iglesia por los que los chilenos siguen reclamando justicia

El Papa Francisco ha aprovechado su viaje a Chile, un país en el que la Iglesia católica vive una inmensa crisis, para pedir perdón por los escándalos de abusos sexuales cometidos por los religiosos en las últimas dos décadas. Los datos al respecto son contundentes: desde el año 2000 se han producido más de 80 denuncias y hay más de un centenar de víctimas, una parte importante de ellas menores de edad.

El pueblo chileno exige acciones y que Francisco no se quede con los brazos cruzados ante los hechos que han llevado a cabo cuatro obispos, 66 sacerdotes, un diácono, dos consagrados y seis hermanos maristas. El Papa intenta cambiar la imagen que tiene la sociedad sobre la iglesia y frenar el cada vez mayor número de ateos, pero para lograrlo deberá dar un paso adelante ante unas personas que están hartas de que en los últimos años los eclesiásticos hayan hecho lo que han querido sin tener que rendir cuentas.

El papa Francisco celebra una misa en el Parque O'Higgins en Santiago de Chile (AP).
El papa Francisco celebra una misa en el Parque O’Higgins en Santiago de Chile (AP).

La ONG estadounidense Bishop Accountability se ha dedicado a recopilar los casos de todos los clérigos que han sido denunciados públicamente por abuso sexual de menores. Hay que tener en cuenta que probablemente se han producido más casos, pero que las víctimas o por miedo o por presión social, nunca lo han denunciado.

El gran problema que tiene Chile, tal y como denuncia esta organización, es la falta de presión externa que permite a estos religiosos actuar con total impunidad. Pese a que ha habido sacerdotes que han tenido numerosas denuncias, se les ha permitido volver al ministerio sacerdotal.

El caso Karadima, el mayor escándalo de la Iglesia católica en el país

Fernando Karadima era en su momento uno de los sacerdotes más admirados y poderosos del país. En el año 2011 fue declarado culpable por el Vaticano de haber abusado de varios menores y fue condenado a una vida de penitencia y oración. Supuestamente los abusos comenzaron a principios de los años 80 y durante décadas fueron silenciados por sus superiores, incluyendo al cardenal Francisco Errázuriz, elegido por Francisco para formar parte de su Consejo de Cardenales con el que quiere reformar la curia romana.

También en 2011, la jueza Jessica González se vio obligada a sobreseer la causa debido a la prescripción de los crímenes. No obstante en una resolución de 84 páginas detalló los abusos y confirmó que los hechos presentados eran “ciertos y fidedignos”.

El caso Precht, más de 20 víctimas y un pequeño castigo que ya ha cumplido

Era conocido por su labor en defensa de los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet, pero su cara oculta estaba mucho más escondida y tardó en salir. En 1991 Patricio Vela, de solo 29 años y que había tenido una relación muy cercana con el religioso, se quitó la vida. En el 2010, su viuda y otros miembros de la familia descubrieron que el joven había sufrido numerosos abusos sexuales por parte de Precht y una investigación, realizada por la propia Iglesia, provocó que salieran otras 20 víctimas más; todos ellos varones de entre 15 y 35 años que en los 80 y 90 habían sufrido el acoso del sacerdote.

Finalmente, el Arzobispado le suspendió 5 años de la vida ministerial y actualmente, tras cumplir una pena que se antoja ridícula dada la magnitud de sus crímenes, puede volver a celebrar misa en público.

Cristian Precht (EFE).
Cristian Precht (EFE).

El cura Tato, la venda en los ojos de la Iglesia chilena

Su nombre era José Andrés Aguirre, pero se le conocía popularmente como el cura Tato. En el año 2002 fue denunciado por una madre por haber abusado de sus hijas. La reacción de la Iglesia chilena fue enviarle a Honduras y que de esta manera no se enfrentase a la justicia, aunque finalmente le obligaron a volver. Tras su detención, se conocieron otras víctimas e incluso varias de ellas confirmaron que habían revelado los abusos a otros sacerdotes, pero estos habían optado por hacer oídos sordos.

En 2003 se convirtió en el primer sacerdote chileno en ser condenado por abuso sexual sobre menores. La pena fue de 12 años de prisión y además se obligó a la Iglesia a la reparación de las víctimas, al haber tenido conocimiento previo de las tendencias de este hombre y no haber actuado en consecuencia. En 2012 fue puesto en libertad y un año después murió.

Marco Antonio Órdenes, el exobispo de Iquique que se fue de rositas

En el año 2012 renunció a su puesto en medio de las acusaciones de haber abusado de un adolescente en la década de los 90. La víctima era un joven que contaba con 15 años cuando se iniciaron los abusos. No fue hasta 2008 cuando por fin se decidió a denunciar los hechos, lo que provocó que los delitos estuvieran prescritos, aunque el fiscal señaló que “la denuncia era absolutamente veraz”. Dos días después de este anuncio, Órdenes apareció en su antigua diócesis para presidir una misa en memoria de su madre. Actualmente continúa siendo el obispo emérito de Iquique.

Javier Taeño (@javiertaeno)