No es un caracol de bellos colores, es una verdadera historia de terror

Caracol infestado por el gusano Leucochloridium paradoxum
Caracol infestado por el gusano Leucochloridium paradoxum (biolib.cz)

Nuestro cerebro ha aprendido a percibir belleza en el mundo que nos rodea. En una Naturaleza indiferente esos llamativos colores, paisajes exuberantes, tonalidades y detalles que frecuentemente interpretamos como “bellos” en la mayoría de los casos, en realidad son “útiles”.

Los asiduos seguidores de este espacio de ciencia en Yahoo seguro que ya se han dado cuenta de la peculiar atracción y debilidad que siento por las extrañas, y en ocasiones terroríficas, formas parasitarias. Hace un tiempo descubríamos la siniestra relación de una araña convertida en esclava por una avispa, también conocimos el fascinante caso del parásito que zombifica plantas para atraer insectos, y por supuesto hablamos del árbol que esclaviza hormigas con su dulce néctar…

Siguiendo con nuestra tradición de encontrar historias escalofriantes en la naturaleza, esta semana un curioso caracol se ha convertido en protagonista de twitter por sus llamativos colores y porque esconde una historia digna de Stephen King.

El parásito en cuestión atiende al nombre científico de Leucochloridium paradoxum y pertenece al género de los trematodos. Estos pequeños gusanos poseen un ciclo de vida que afecta a diferentes especies de animales a las que utilizan en su propio beneficio. Lo fascinante de estos parásitos es que infestan a los caracoles para llegar a su verdadero objetivo: las aves.

El ciclo de vida de este tipo de gusanos es, desde un punto de vista antropocéntrico, bastante maquiavélico y se inicia en el estómago de pájaros como los zorzales, los mirlos o los tordos, donde depositan larvas que crecerán en en su interior y que finalmente serán expulsadas a través de las heces.

Los caracoles que se alimenten de ellas, introducirán involuntariamente a sus nuevos y terribles inquilinos que, crecerán en su interior y terminarán tomando el control, infectando su cerebro y cambiando su conducta e incluso su apariencia.

El objetivo es convertir al caracol en una presa llamativa para los pájaros. Las larvas se introducen desde el estómago, hacia el cerebro y las antenas con colores que llaman la atención de las aves. El caracol se ha convertido en un “zombie” viviente, que pronto se convertirá en comida para pájaros donde los gusanos volverán a despositar larvas para iniciar nuevamente su ciclo de vida.