No, el 8 de marzo no se felicita a las mujeres, y es momento de entenderlo de una vez por todas

Suceden dos cosas: el desconocimiento de los verdaderos motivos de la conmemoración y las ansías de protagonismo.

8 de marzo, marcha en Madrid, España, por la conmemoración del Día de la Mujer. (Jaime Alekos/Anadolu Agency via Getty Images)
8 de marzo, marcha en Madrid, España, por la conmemoración del Día de la Mujer. (Jaime Alekos/Anadolu Agency via Getty Images)

El 8 de marzo no es un día de celebración, y mucho menos un día que amerite las felicitaciones masculinas. Instaurado por la ONU desde 1975, esta conmemoración tiene como objetivo recordar la lucha en favor de los derechos de las mujeres y en contra de la desigualdad. "Cuando las mujeres de todos los continentes se unen en este día, pueden contemplar una tradición de no menos de noventa años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo", considera la ONU.

Sin embargo, la costumbre de "felicitar" a las mujeres en este día se ha extendido largamente a través de los años. Y esa tendencia se presenta mayoritariamente en los hombres. Suceden dos cosas: el desconocimiento de los verdaderos motivos de la conmemoración y las ansías de protagonismo. A nadie se le puede culpar de ignorar algo, pero cuando un conocimiento se adquiere, ya no se puede volver atrás y fingir amnesia: si se conoce cuál es el contexto, no hay motivos para seguir perpetuando esa costumbre de felicitaciones melosas que, en realidad, nada aportan y mucho menos pensando en un cambio sustancial del estado de las cosas: a nadie le importa una felicitación si la desigualdad sigue tan campante como siempre.

Pero en el segundo caso, queda claro que nunca faltan los hombres que quieren ser el centro del universo por el motivo que mejor se les acomode: ya sea queriendo congraciarse con las mujeres en este día o, por el contrario pero siguiendo la misma línea narcisista, preguntando por qué nadie les presta atención a los hombres: que también son violentados, que también hay un día del hombre, que no todos los hombres son violentos, que también tienen madre, hermanas, tías, y que la violencia machista no es un problema de género, sino de gente buena contra gente mala (el más puritano de los puntos de vista posible).

La existencia de desigualdad no tendría por qué ser un motivo de festejo, pero, como se ha visto, el día queda perfecto para aquellos quieren que todo se trate siempre de ellos; no importa el contexto ni las circunstancias: desean ocupar los reflectores este día. Y de varios modos, porque la pregunta nunca falta: ¿por qué el día del hombre, que se conmemora el 19 de noviembre, no recibe la misma atención? No basta con recibir privilegios sistemáticos, hay que encontrar la forma de que todas las fechas posibles satisfaga el ego masculino.

En la otra vereda vienen los que sencillamente quieren quedar bien. Piensan que el 8 de marzo es una excelente fecha para felicitar a las mujeres por su existencia y les compran regalos, muy al estilo del 14 de febrero o para mandar mensajes de tinte "poético" (lo que sea que los felicitadores entiendan por eso) que, en el ideal, tiene que ser respondido en la misma magnitud. ¿De qué tamaño tiene que ser la arrogancia de una persona para pensar que en el día en el que no se celebra nada que tenga ver con él debe existir una forma, aunque sea indirecta, de rendirle tributo?

En el listado de la vergüenza también entran quienes simplemente son testarudos: se inventan conspiraciones de que el 8 de marzo, como toda lucha, es un signo de las mentes de las nuevas generaciones están siendo envenenadas... y así sueltan un sinfín de locuras más. Sin sustento, porque lo leyeron de algún presunto intelectual "políticamente incorrecto" que dice "lo que otros callan". Este es un día complicado para ser hombre, porque hay que hacer lo más complicado para el género: quedarse callado. Guardar silencio por una vez en la vida y permanecer al margen. Y eso incómodo, causa disgusto, cuando la norma es que el protagonismo guíe la vida de quienes se sienten con derecho a acaparar todas las miradas los 365 días del año.