La niñez en Ayahualtempa, Guerrero, atrapada en la lucha entre las autodefensas y el crimen organizado

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Es viernes 26 de enero, las niñas y los niños de Ayahualtempa hacen lo que cualquier niñez en cualquier comunidad. Unos pequeños en edad preescolar se comparten un triciclo para recorrer la calle contigua a la comisaría, unos adolescentes juegan en sus celulares en la cancha techada y unas niñas con cubetas de nixtamal caminan rumbo al molino. 

Lo diferente es que en esta plaza con niñas, niños y adolescentes que juegan despreocupados hay por lo menos una docena de policías comunitarios que vigilan el primer cuadro de la población y otros más apostados en los accesos.

Apenas hace dos días, en esta misma cancha, 20 menores de 11 a 15 años, entre ellos cinco niñas, fueron presentados con los rostros cubiertos, ropa tipo militar y armas, algunas de palo, como integrantes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores (CRAC-PF).

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La imagen de los menores armados, por tercera ocasión, dio la vuelta al mundo.

Ayahualtempa autodefensas niñez (2)
Foto:Marlén Castro, Amapola Periodismo

La presentación de las niñas y los niños en labores de autodefensas ocurrió como reacción a la desaparición forzada de una familia integrada por Cecilia Gaspar Hernández, de 57 años, José Teodoro Domingo Ortiz, de 58; los hijos Gaudencio Domingo Gaspar, de 22, y Roberto Domingo Gaspar, de 31, el pasado 21 de enero.

La Policía Comunitaria buscó a la familia dentro de su territorio, pero no se aventuraron a hacer ninguna incursión fuera de su comunidad. Hicieron la denuncia a las autoridades, sin embargo, consideran que no han hecho nada para dar con su paradero.

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La primera vez que la CRAC-PF presentó a menores vestidos como militares fue el 22 de enero del 2020, en Alcozacán, municipio de Chilapa. En esa ocasión, supuestamente 19 menores se integraban a la Policía Comunitaria e hicieron una demostración de su entrenamiento. 

En esa ocasión, cinco días antes, 10 hombres de la comunidad de Alcozacán, adherida también a la organización, fueron asesinados.

Ayahualtempa autodefensas niñez (2)
Foto: Marlén Castro, Amapola Periodismo

Los dolientes querían los restos de sus familiares para velarlos y sepultarlos, y la Fiscalía General del Estado (FGE) no se apuraba en las diligencias. 

La presentación de los menores fue un golpe mediático al gobierno del priísta Héctor Astudillo Flores. Los medios de comunicación nacionales e internacionales mostraron a los niños soldados y las comunidades adheridas a la CRAC-PF consiguieron que se les cumplieran varias peticiones. 

Después del impacto mediático nada se volvió a saber de infancias autodefensas, hasta que se hizo una segunda presentación de más menores, ahora en Ayahualtempa

El sábado 10 de abril del 2021 presentaron de nuevo a 15 menores que se integraban a la Policía Comunitaria, entre ellos una niña. Los habitantes de Ayahualtempa y de Alcozacán llevaban meses con la petición de que enviaran médicos, medicinas y abrieran escuelas en las comunidades para no tener que ir a Chilapa o a Hueycatengo. La respuesta fue casi inmediata. Unas semanas después llegó el DIF con enfermeras, médicos y medicinas para equipar las unidades de salud.

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Las circunstancias en Ayahualtempa y Alcozacán no han cambiado mucho, salvo porque las comunidades ahora tienen calles pavimentadas. En abril del 2021, la columna de comunitarios levantó una nube de humo al marchar por las calles polvorientas de Ayahualtempa. Ahora no hay polvo y las calles tienen detalles de flores dibujadas en el pavimento en cada esquina.

El pasado 19 de enero se reportó la desaparición de la familia Domingo Gaspar y cinco días después, como las autoridades no mostraban resultados en la búsqueda y en Ayahualtempa ni siquiera saben si hay búsqueda, entonces convocaron a una tercera presentación de menores armados. Otra vez la foto generó escándalo. 

Los medios nacionales y extranjeros difundieron la noticia, pero en esta ocasión, como respuesta, el gobierno del estado encabezado por la morenista Evelyn Salgado Pineda y la FGE iniciaron una investigación por corrupción de menores contra la policía comunitaria. 

Nacer y crecer en Ayahualtempa

Eliezer Bolaños y Román Vázquez son dos niños de cuarto año de primaria de la comunidad de Ayahualtempa. Son parte de los menores de edad, algunos en edad preescolar, que juegan en la calle contigua a la cancha techada. 

Se divierten con algunos de los juguetes que los Reyes Magos les trajeron el pasado 6 de enero; no son los que querían exactamente, pidieron carros con control remoto, pero se ven felices, recargados en los carritos que deslizan sobre el pavimento. Otros niños más pequeños, entre cuatro y seis años, se prestan un triciclo para ir y venir por la cuadra. 

Eliezer Bolaños y Román Vázquez quieren ser maestros y dar clases aquí mismo. Dicen que “aquí mismo” para no salir de Ayahualtempa porque escuchan a las personas adultas decir que es peligroso. Son muy chicos aún, no saben que para estudiar como maestros tienen que salir de aquí, porque dentro del pueblo solo hay telesecundaria. Tampoco saben por qué es peligroso y por qué hay hombres armados en la cancha techada. Sólo saben que los cuidan. 

-¿Saben de qué los cuidan o por qué tienen que cuidarlos? Los niños se ven entre ellos, a ver si alguno sabe la respuesta y terminan levantando los hombres en señal de que no lo saben.

Tampoco saben quiénes fueron los menores, algunos incluso de sus mismas edades, presentados como policías comunitarios para la defensa de la gente y del territorio.

Ayahualtempa autodefensas niñez
Foto: Marlén Castro, Amapola Periodismo

En una esquina de la cancha techada, un grupo de adolescentes se entretiene con sus celulares. Es la misma imagen que se repite en otras comunidades, los adolescentes se reúnen en el espacio en el que hay señal del celular. Frente a la cancha venden las tarjetas para abonar crédito a los aparatos. Por tres horas, 10 pesos, una tarjeta de 24 horas cuesta 24 pesos.

Los adolescentes no platican mucho entre ellos. No están reunidos para convivir, sino para agarrar señal. En este grupo hay un adolescente que sí estudia el bachillerato. Sólo dos menores de todo Ayahualtempa estudian este nivel escolar. Para hacerlo, salen todos los días a la cabecera de José Joaquín de Herrera, Hueycatenango, un lugar en el que han asesinado a algunos habitantes de Ayahualtempa.

El adolescente dice que en su caso va y viene sin problema. 

“Yo puedo ir y venir porque no soy comunitario”, dice sin despegar su vista del celular. 

Ayahualtempa, una zona en disputa

Ayahualtempa es una comunidad nahua del municipio de José Joaquín de Herrera, asediada por un grupo del crimen organizado conocido como Los Ardillos. No son los únicos criminales que quieren el control, antes fueron Los Rojos, disminuidos por Los Ardillos, quienes se fueron quedando con las comunidades que Los Rojos controlaban, en medio de una guerra en la que varias personas fueron asesinadas de formas salvajes.

Al interior de la CRAC-PF también hay división. Los de Ayahualtempa se separaron del grupo de comunitarios de Alcozacán, el grupo dirigido por Jesús Plácido, sobrino de Bruno Plácido Valerio, el máximo líder de las autodefensas en Guerrero, asesinado el 17 de octubre del 2023, en Chilpancingo. 

Policías comunitarios por necesidad

Luis Morales Rojas, integrante del Consejo Tradicional del Gobierno Náhuatl, de la que forma parte la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de los Pueblos Fundadores (CRAC-PF), afirma que son policías comunitarios por necesidad, incluídos los menores que fueron presentados como parte de la organización.

Los menores y adultos que se dedican a trabajar en el campo no tienen opciones, dice. Tienen que aprender a disparar para defenderse porque andan en el campo y deben cuidarse solos. Entre los cerros, los acechan integrantes del grupo del crimen organizado conocido como Los Ardillos. 

En las familias en las que el papá es pintor, albañil o tienen cualquier otra actividad que no implica salir al descampado, los menores no tienen que aprender a disparar.

La presentación de menores en labores de defensa del territorio funcionó dos ocasiones como estrategia para llamar la atención de las autoridades y les cumplieran sus exigencias, pero los niños y las niñas presentados como policías comunitarios, aunque nunca disparen un arma, firman una sentencia. Los Ardillos buscan a todo aquel que sea policía, por que la Comunitaria es el grupo que les impide el control total del territorio. 

Los tres hermanos Domingo Gaspar, desaparecidos junto a su mamá y papá, son las víctimas más recientes. Los cuatro hombres de la familia son policías comunitarios.