Neurocirujano "sociópata" que lesionaba a sus pacientes en el quirófano sentenciado a cadena perpetua
La responsabilidad que un médico tiene al atender a un paciente, y la confianza que éste pone en su doctor para enfrentar sus enfermedades y padecimientos, constituyen un círculo de enorme trascendencia. En el rigor ético y científico del primero depende la integridad y la vida del otro, y también la validez y credibilidad de todo el sistema de salud.
Por ello, casos como los del neurocirujano Christopher Duntsch resultan perturbadores.
En Dallas, Texas, un jurado dictó la pena de cárcel de por vida a Duntsch, quien fue hallado culpable de lesiones en primer grado contra una persona de la tercera edad, según informó el periódico NY Daily News. Pero las acusaciones contra Duntsch van más allá de lo que podría a simple vista parecer una demanda más de negligencia médica: aunque su condena se centró en el caso citado, él fue acusado de haber lesionado gravemente a cuatro pacientes y causado la muerte de dos más, de acuerdo al periódico Dallas Morning News.
Y lo más inquietante es que no se habría tratado de errores médicos: Duntsch, por la información presentada en la corte, habría lesionado a su paciente de modo intencional o con una negligencia de grado criminal. De acuerdo al Dallas Morning News, un médico que atendió a la paciente lesionada por Duntsch –una mujer de 74 años– halló que el sujeto habría hecho, durante la cirugía, prácticamente todo mal, con “implantes en el músculo en lugar del hueso, un tornillo perforado en su canal vertebral y la raíz de un nervio amputada”.
Otras personas que habrían sido afectadas por Duntsch y sufrieron parálisis y daño nervioso irreparable también testificaron. La fiscalía afirmó, al acusarlo, que el cirujano sabía muy bien lo que estaba haciendo durante sus cirugías y que él habría escogido lesionar y hasta matar a sus pacientes durante sus operaciones. La defensa de Duntsch, en cambio, dijo que el acusado no era un cirujano hábil y que sufrió distracciones por operar en un “quirófano caótico”.
Pero testimonios presentados desde que se abrió el caso dejan suponer que no se trató de errores atribuibles a factores súbitos o inesperados, sino a una negligencia que podría considerarse consciente y reiterada.
The Washington Post, por ejemplo, narra que desde que Duntsch llegó a Dallas en 2010 para comenzar a ejercer la neurocirugía se creó una reputación “infame” por sus técnicas de riesgo, porque simplemente no tenía el conocimiento apropiado de anatomía ni “tenía idea de lo que estaba haciendo”. Otros médicos lo calificaron de “sociópata” y “el peor cirujano” que habían visto.
Incluso se alegó que una vez operó bajo el influjo de la cocaína, que en otra ocasión dejó una esponja dentro del cuerpo de un paciente y que en una ocasión otro médico se vio forzado a suspender una cirugía al presenciar la “inaceptable” técnica que Duntsch estaba utilizando, de acuerdo al Post.
Por añadidura, durante varios años Duntsch pudo pasar de un hospital a otro realizando cirugías sin que se le pusiera un alto, pese a la existencia de quejas contra él ante la Junta Médica de Texas.
¿Se trató de un médico aberrantemente ignorante e incapaz que por alguna razón pudo ejercer la cirugía y cometer errores enormes o, como se desprende de algunas de las acusaciones, Duntsch sabía perfectamente lo que estaba haciendo y lesionó intencionalmente a los pacientes que le entregaron su confianza?
Un indicador grave que apunta a lo segundo es un email que el propio Duntsch escribió en 2011 en donde decía, de acuerdo al Dallas Morning News, que estaba listo para “volverse un asesino a sangre fría”.
Por lo pronto, el veredicto de un jurado es el de cadena perpetua y Duntsch no podrá nunca más ejercer profesionalmente la medicina.