Necropolítica: el régimen del miedo al suicidio y el control de las sociedades

La pandemia por el nuevo coronavirus no solo ha provocado miedo, estrés y ansiedad en las sociedades ante la incertidumbre de no contar, hasta ahora, con una vacuna o tratamiento eficaz que permita contrarrestar las afectaciones de la enfermedad. Ahora las sociedades también deben afrontar otro problema que surge del propio Estado: la necropolítica.

El término necropolítica fue creado hace más de una década por el filósofo camerunés Achille Mbembe, siguiendo la doctrina del filósofo francés Michel Foucault. En la definición se plasma la noción de que las soberanías radican no solo en el hecho simple de tener la capacidad de decidir quién muere y quién vive, sino en la organización del homicidio y la recreación de la muerte.

Como parte del XXIX Coloquio Internacional Virus: historias: umbrales, del Instituto de Estudios Críticos, el filósofo chileno Vladimir Safatle impartió la clase magistral “Más allá de la necropolítica: la emergencia del Estado suicida”, en la que centró especial atención a la situación que Brasil enfrenta ante el liderazgo de su presidente, Jair Bolsonaro, y la pandemia que aqueja a ese país.

En repetidas ocasiones, Bolsonaro —en campaña electoral y aun en el inicio de su mandato como presidente— se ha distinguido por la polémica de sus discursos, como recientemente ha sucedido con la pandemia por el coronavirus al declarar que él no usaría mascarilla como medida sanitaria para contener el virus y salir a las calles y protestar en contra de las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud.

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Hasta este martes, Brasil supera el millón de contagios por COVID-19 con 24,052 nuevas infecciones en las últimas 24 horas, según datos del Ministerio de Salud del país sudamericano, y con más de 58,300 muertes.

El 24 de junio Bolsonaro fue obligado a usar mascarilla por orden del juez federal Renato Borelli, y en caso de no cumplir, el presidente brasileño deberá pagar una multa de 2,000 reales, es decir, 387 dólares, aproximadamente, como una medida de desobediencia ante la ordenanza.

LA MONSTRUOSIDAD SOCIAL

Para el filósofo Vladimir Safatle, quien enfocó la clase magistral en tomar como ejemplo la situación de Brasil ante la contención del COVID-19, los esfuerzos de Bolsonaro por denostar las indicaciones de las autoridades de salud lo evidencian como el “monstruo” social que es.

“¿Qué quieren que yo haga?”, comentó el presidente de Brasil el 29 de abril, cuando el país superó los 5,000 decesos por COVID-19.

Esta declaración Vladimir Safatle la describe como una afirmación que muestra “el tipo de monstruosidad social” que Brasil enfrenta: “Esta necropolítica describe un poder soberano que sustenta la emergencia de poder en las clases vulnerables”.

En cuanto al ejercicio de propiedad, Safatle tomó como ejemplo la situación que las personas en el mundo enfrentan hoy con el uso de la mascarilla para mitigar el contagio de coronavirus.

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“El tema es si una persona debe estar sometida por los riesgos a la vida del otro, pero ¿quién va a decidir cuáles son los riesgos?, ¿por qué debo aceptar que el Estado o los científicos decidan sobre cuál es el riesgo?”, se interrogó.

En este caso, el filósofo chileno se planteó el hecho de que la libertad, en estos momentos, no significa que las personas sean propietarias de sí, sino que más bien obedece a un sentido de solidaridad como parte de la emergencia pandémica que el mundo enfrenta.

“Yo, entre otras cosas, como vehículo de contagio, debo respetar el cuerpo del otro que comprende relaciones de solidaridad entre todos los cuerpos. En esta lógica neoliberal de realizar la igualdad de una libertad que no existe aún, pero que puede existir”, concluyó.