Los Naranjeros vierten su zumo amargo sobre unos dominicanos irreconocibles en la Serie del Caribe en Miami

Si la derrota de Venezuela envió una onda expansiva a primera hora, el naufragio de República Dominicana en el cierre de la jornada reafirmó la noción de que esta Serie del Caribe se va cerrando de manera dramática y que sus fechas finales serán en extremo intensas.

Después de una victoria sobre Puerto Rico ante más de 30,000 aficionados en el loanDepot park, los Tigres del Licey (2-2) salieron sin la suficiente energía para responder el domingo en la noche al sentido de urgencia traído por los Naranjeros de Hermosillo (1-3) que se llevaron un triunfo 9-1, o mejor dicho, su primera victoria en Miami.

Muchos se preguntaban qué pasaba con esta escuadra mexicana llena de talento y usualmente activa en cada Clásico del Caribe, que no había podido dejar una marca positiva en sus tres primeras apariciones, pero el triunfo -delante de 14,308 aficionados- revela que todavía pueden hacer estragos en lo que resta de calendario.

Todavía siguen muy complicados los Naranjeros, pero no cabe duda de que este éxito les devuelve un minino de confianza, mientras que los dominicanos continúan en este carrusel de altos y bajos, pero aún en mejor posición para alcanzar la ronda de cuatro clasificados.

Los quisqueyanos corrieron de manera atroz en las bases y en sentido general parecían un equipo cansado física y mentalmente, pero la clave de este encuentro habría que encontrarla en el excelente pitcheo abridor de Jeff Kinley, quien trabajó seis episodios con una sola carrera admitida y sin regalar pasaportes.

Kinley siguió el camino de otros abridores de Hermosillo que han hecho un buen trabajo -como el del cubano Odrisamer Despaigne el sábado-, pero la diferencia estuvo en que la ofensiva respondió a la hora buena para respaldar la labor desde el montículo.

Con el choque 1-0 en la tercera entrada, Aaron Altherr pegó una pelota a la cerca entre los jardines central e izquierdo para limpiar las almohadillas ante los envíos de Andy Otero, quien se fue a las duchas tras permitir esa conexión y le dio paso a un desfile de relevistas.

Poco después Bobby Bradley remolcaba a Altherr con un sencillo para la cuarta de México, que extendería su ventaja en el sexto con un cuadrangular de Agustín Murillo, quien remolcaría la sexta de los mexicanos con un elevado de sacrificio en la octava.

Como si fuera poco, un error del torpedero Gustavo Núñez sobre un batazo de Ramiro Peña en esa misma entrada abrió las puertas a la séptima carrera de los aztecas,que siguieron su destrucción dominicana con un doble de dos carreras de Julián Ornelas en la novena.

Este lunes, sin embargo, se confirmará si este renacimiento de México es algo real o solo un golpe en el calendario, pues enfrentarán a un rival complicado en Venezuela, que vendrá con todo el deseo de revancha por haber cedido su invicto ante Puerto Rico.