Murió Carlos Buela, el sacerdote argentino acusado de abusar durante décadas a sus seminaristas

El sacerdote Carlos Buela
El sacerdote Carlos Buela - Créditos: @Gentileza: Télam

A los 82 años murió este fin de semana el sacerdote argentino Carlos Buela, acusado de abusar sexualmente a seminaristas de su congregación. El religioso se encontraba recluido en Italia tras verse obligado a renunciar a su cargo de Superior General en el Instituto del Verbo Encarnado -del cual era fundador-, luego de que el Vaticano admitiera los cargos en su contra años atrás.

“El 23 de abril de 2023, III Domingo de Pascua, en el Día del Señor, nuestro querido Padre Carlos Miguel Buela partió de esta tierra para el encuentro definitivo con Aquel que fue el centro y meta de toda su vida cristiana y sacerdotal: Cristo Jesús (...) El Padre murió serenamente, con todos los auxilios de la Santa Madre Iglesia y con la indulgencia plenaria y bendición apostólica personalmente otorgadas por el Papa pocos días antes de su fallecimiento”, sostiene un comunicado emitido por el Instituto del Verbo Encarnado a través de sus redes sociales.

Aunque el texto de la entidad no lo menciona, lo cierto es que Buela contaba con diversas denuncias en su contra por abusar sexualmente a seminaristas de su congregación durante décadas, hechos que en diciembre de 2016, en un comunicado firmado por el obispo Eduardo Taussig, fueron admitidos por el Vaticano en el marco de una investigación llevada a cabo por la Santa Sede.

Ese mismo año se reflotaron antiguas denuncias por abusos en la congregación religiosa del Verbo Encarnado, en San Rafael, por las que Buela tuvo que renunciar al cargo de Superior General y fue recluido en Italia. Por entonces, un sacerdote denunció ante los medios locales, en forma anónima, que cuando tenía 12 y mientras estuvo internado en uno de los hogares del instituto fue abusado sexualmente por un cura. “Me ocurrió a mí, pero tengo el conocimiento de que le pasó a otros chicos”, señaló el denunciante.

Desde el Obispado del sur mendocino reconocieron a Télam que la mencionada denuncia “existió y se hizo la investigación con mucha profundidad revisando caso por caso hasta que finalmente y con intervención del Papa Francisco se decidió recluir en Italia al fundador y superior general del Instituto del Verbo Encarnado, Carlos Buela, quien quedó “incomunicado con el Instituto y todos sus miembros” y sin acceso al ministerio sacerdotal.

Según confirmaron las autoridades religiosas, las primeras acusaciones probadas contra Buela fueron “la manipulación de conciencia psicológica, deshonestidades económicas y, a medida que se profundizó la investigación y los seminaristas se animaron a hablar, empezó a aparecer el abuso sexual, delitos en la que la Justicia ordinaria nunca intervino porque nunca se denunció allí”.

La despedida del Instituto del Verbo Encarnado al padre Buela

El 23 de abril de 2023, III Domingo de Pascua, en el “Día del Señor”, nuestro querido Padre Carlos Miguel Buela partió de esta tierra para el encuentro definitivo con Aquel que fue el centro y meta de toda su vida cristiana y sacerdotal: Cristo Jesús.

Damos gracias a Dios por el don de su existencia y de su sacerdocio, en ejercicio de cuyo ministerio, a lo largo de 52 largos y fructíferos años, acercó tantas almas a Dios.

De un modo especial le agradecemos por haberlo elegido para fundar nuestra Familia Religiosa del Verbo Encarnado, con un carisma propio, dentro de la Iglesia Católica, con el fin de llevar el Evangelio a todas las naciones, colaborando así con la obra de la evangelización. A ejemplo de Cristo Buen Pastor, el Padre, viendo la necesidad de buenos y santos sacerdotes que pudiesen hacer mucho bien a las almas, emprendió –con la ayuda de Dios y bajo el manto de la Virgen de Luján– esta gran obra, que como él mismo repetía “no era suya sino de Dios”.

El Padre murió serenamente, con todos los auxilios de la Santa Madre Iglesia y con la indulgencia plenaria y bendición apostólica personalmente otorgadas por el Papa pocos días antes de su fallecimiento. Murió completamente entregado a la Santísima voluntad de Dios, como siempre nos enseñó a vivir: “colgado de la Providencia”, abrazado a su Cruz con soberana libertad y con un amor inconmensurable al Autor de todo bien, presente en la Eucaristía y a su Madre Santísima, amores que junto con el amor al Santo Padre, nos supo transmitir como algo que nos caracterizara como Familia Religiosa.

Hoy es un día de fiesta para todos y aunque su ausencia física nos significa un dolor inconmensurable, su presencia entre nosotros es hoy más viva que nunca. Que la Virgen de Luján nos ayude a vivir fielmente nuestra vocación y a que también nosotros un día lleguemos a participar de la “Gran Fiesta” del Cielo, en la cual, junto con el Padre y con todos los Santos que él nos enseñó a amar e invocar, cantaremos sin fin las Misericordias de Dios.

Les pedimos a todos que lo recuerden en sus oraciones, en especial a los sacerdotes que ofrezcan Misas en sufragio de su alma.

¡Descansa en paz querido Padre!