Murió a los 103 años Benjamin Ferencz, último fiscal de los juicios de Nuremberg

Benjamin Ferencz, durante la inauguración de una muestra con motivo de los juicios de Nuremberg, en Nuremberg, Alemania, en 2010
Benjamin Ferencz, durante la inauguración de una muestra con motivo de los juicios de Nuremberg, en Nuremberg, Alemania, en 2010

WASHINGTON.- El estadounidense Benjamin Ferencz, último fiscal vivo de los juicios de Nuremberg, en los que se procesó a nazis por sus crímenes de guerra genocida, murió a los 103 años tras una vida dedicada a la justicia internacional.

Así lo informó su hijo, Donald Ferencz, quien explicó que su padre falleció “tranquilamente en su sueño” el viernes por la noche, en una residencia medicalizada de Florida y por causas naturales. “Si él hubiese podido dar una última declaración, estoy seguro de que habría dicho: ‘La ley, no la guerra’”, agregó.

También confirmaron la muerte del fiscal el profesor de Derecho de la Universidad St. John, Jhon Barret, que dirige un blog sobre los juicios de Nuremberg, quien precisó que el deceso se dio en la zona de Boyton Beach; y desde el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos en Washington. “Hoy el mundo perdió a un líder en la búsqueda de justicia para las víctimas de genocidio y crímenes relacionados”, tuitearon desde la institución sobre este hombre que fue uno de los primeros testigos externos en documentar las atrocidades de los campos de concentración nazis.

A los 27 años, Ferencz dirigió la acusación de Estados Unidos durante el proceso de los Einsatzgruppen. Tras la exposición de los crímenes, 22 responsables de esas unidades móviles de exterminio, que siguió el avance alemán en Europa del Este, fueron condenados. Con base en archivos nazis, Ferencz estimó en más de un millón las víctimas judías.

Nacido en Transilvania en 1920 de padres judíos, llegó a Nueva York de niño cuando ellos huían de una ola generalizada de antisemitismo. Después estudió Derecho en la prestigiosa Universidad de Harvard. Movilizado durante la Segunda Guerra Mundial, luchó en Europa antes de ser encargado de reunir pruebas de los crímenes nazis. En un libro de 1988, Ferencz explicó haber quedado marcado por siempre por “los hornos crematorios y los cuerpos demacrados, apilados como leña” en los campos de exterminio.

Entonces trabajó en el equipo de los fiscales estadounidenses en Nuremberg, la ciudad de Baviera en donde los aliados juzgaron durante 13 procesos los crímenes nazis, lo que sentó las bases de un sistema de justicia penal internacional.

Debido a su bagaje jurídico, se convirtió en investigador de crímenes de guerra perpetrados por nazis contra soldados estadounidenses. Cuando los informes de la inteligencia de Estados Unidos describían a soldados que encontraban numerosas personas casi muertas de inanición en los campos nazis, Ferencz visitó primero el de trabajo de Ohrdruf, en Alemania, y después el de concentración de Buchenwald.

En esos lugares y en otros, encontró cadáveres “amontonados como pilas de leña” y a personas que eran “esqueletos indefensos con diarrea, disentería, tifo, tuberculosis, neumonía y otras enfermedades, que sufrían náuseas en sus literas llenas de piojos o en el piso y cuyas miradas patéticas suplicaban ayuda”, según escribió en un relato sobre su vida.

Generalmente discreto en los medios, en una entrevistada dada en mayo a la Cadena CBS Ferencz consideró que el presidente ruso, Vladimir Putin, era “un criminal de guerra” y que Rusia debería ser juzgada por la Justicia internacional por su “agresión” contra Ucrania.

Agencias AFP y AP