En todo el mundo, los diplomáticos se preparan en caso de que Trump se oponga a las acciones contra el cambio climático
Los negociadores del clima de Europa, América Latina y algunas naciones insulares se preparan para el posible regreso a la escena mundial de Donald Trump, que durante su mandato retiró a Estados Unidos de la lucha contra el calentamiento global.
Las naciones seguirán adelante sin Estados Unidos si es necesario, según los negociadores del clima que se reunieron en Nueva York la semana pasada durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sin embargo, la presidencia de Trump fue un revés en la lucha climática y, si regresa a la presidencia, ralentizaría las cosas en un momento crítico en que los científicos dicen que los esfuerzos deben acelerarse.
“No quiero que esto suceda, por supuesto”, comentó Laurence Tubiana, quien se desempeñó como embajadora del clima de Francia durante la creación del Acuerdo de París de 2015, refiriéndose a una posible victoria de Trump. “Pero creo que habrá un sentimiento de que tenemos que redoblar el marco del Acuerdo de París. Creo que todo el mundo se está preparando para eso”.
La noche antes de que Trump ganara la presidencia en 2016, un asesor de naciones en desarrollo en negociaciones mundiales sobre el clima declaró: “Nadie cree que Trump pueda ganar, ¡así que aquí no hay un verdadero Plan B!”.
Después de vencer a Hillary Clinton en la contienda por la Casa Blanca, Trump mantuvo al mundo en suspenso durante meses respecto a si Estados Unidos seguiría siendo un colaborador global en materia de cambio climático. Muchos líderes se reservaron un juicio anticipado, con la esperanza de que personas como su hija Ivanka lo convencieran de permanecer en el acuerdo. No fue así.
Trump, que ha tachado el calentamiento global de “engaño”, convirtió a Estados Unidos en el primer y único país en retirarse del Acuerdo de París de 2015, que insta a las naciones a reducir la contaminación procedente del petróleo, el gas y el carbón, que está calentando peligrosamente el planeta. El gobierno de Trump también colaboró con grandes productores de petróleo como Arabia Saudita para debilitar los compromisos mundiales en torno a los combustibles fósiles. El presidente Joe Biden se reincorporó al Acuerdo de París en su primer día en el cargo.
Con las próximas conversaciones de la ONU sobre el clima programadas para iniciar en Azerbaiyán el 10 de noviembre, apenas unos días después de las elecciones estadounidenses, muchos tienen la sensación de revivir el pasado.
“No tomará a nadie por sorpresa si lo primero que hace es sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París”, aseguró Christiana Figueres, quien dirigió el organismo de cambio climático de la ONU cuando se desarrolló el acuerdo. “Ya nos sabemos la canción”.
Algunos líderes reconocieron que hay poco que los países puedan hacer realmente si Trump se retira una vez más del Acuerdo de París.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo el año pasado que, si Trump volvía a la presidencia, “frenaría el progreso del mundo” en materia de cambio climático.
Según tres negociadores que hablaron bajo condición de anonimato sobre las deliberaciones internas, hay conversaciones para asegurar que, si Trump gana, muchos países enfaticen que están comprometidos con la lucha contra el calentamiento global.
“El resto del mundo tendrá que comunicarse de inmediato”, dijo Tubiana. “No nos encontrarán desprevenidos como la última vez”.
Varios líderes insistieron en que el mundo avanzará en la transición para abandonar los combustibles fósiles independientemente de Trump.
“Lo que tenemos ahora es realmente imparable”, afirmó Figueres. “La dirección es imparable. Ahora ya todos estamos concentrados en la escala y la velocidad, no en la dirección”.
Sandra Guzmán Luna, quien negocia el financiamiento de la lucha contra el cambio climático en nombre de los países de América Latina y el Caribe, advirtió del peligro de hacer demasiado hincapié en la influencia de Estados Unidos. Aunque pocos países están en vías de cumplir los objetivos de emisiones que se fijaron en París o de aportar el financiamiento necesario para contribuir a dirigir el mundo hacia energías limpias, la mayoría de los gobiernos están intentando acelerar esas tareas, señaló.
Biden se ha comprometido a reducir las emisiones de Estados Unidos al menos un 50 por ciento respecto a los niveles de 2005 para finales de esta década. Ese objetivo sería discutible durante un segundo mandato de Trump.
No obstante, algunos estados continuarían con los esfuerzos para reducir las emisiones mientras expanden la energía eólica, solar y otras energías renovables, como lo hicieron en 2017 cuando una coalición de gobernadores, alcaldes y empresas declararon que “todavía estaban comprometidos” y trabajando para alcanzar los objetivos de París.
“El mensaje es este: no se rindan bajo ninguna circunstancia”, dijo el gobernador demócrata de Washington, Jay Inslee, que trabajó con la coalición.
“Si Trump resulta electo, encontrará alguna forma de poner palos en las ruedas del progreso, de eso no hay duda”, comentó Inslee. “Pero el progreso continuará en los estados. No podrá eliminar totalmente todo lo que hemos hecho”.
La vicepresidenta Kamala Harris, oponente demócrata de Trump, apoya las medidas climáticas.
En las conversaciones sobre el clima del año pasado en Dubái, dijo que el calentamiento global requería medidas urgentes. “El reloj ya no solo hace tic-tac, está sonando la alarma”, comentó. “Y debemos recuperar el tiempo perdido”.
Como vicepresidenta, Harris ayudó a aprobar la mayor inversión federal en iniciativas climáticas y de energía limpia. Su plan económico aboga por acelerar la producción y el despliegue de energías renovables, aunque incluye pocos detalles concretos.
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