Los multimillonarios costos de la guerra en Gaza se acumulan y generan un efecto dominó para Israel
JERUSALÉN.- Tal vez parezca obsceno ponerse a evaluar el creciente costo económico de la guerra en Gaza para Israel mientras en el sitiado enclave siguen cayendo las bombas y mueren un promedio de cientos de palestinos al día, además de un número más pequeño, pero histórico, de soldados israelíes. Sin embargo, los aspectos económicos de esta campaña bélica tienen profundas implicancias para Israel, los palestinos y Medio Oriente en general.
El costo que tiene la guerra para Gaza, si bien claramente devastador, todavía no ha sido calculado. Alrededor de la mitad de los edificios y dos terceras partes de las viviendas de la franja fueron dañados o destruidos, hay más de 1,8 millones de gazatíes desplazados y más de 22.000 murieron, según el Ministerio de Salud.
Pero la economía israelí también está quedando dañada, y será Israel, más que Hamas, quien decidirá el cese del fuego. Algunos economistas comparan el shock de esta guerra para las arcas de Israel con la pandemia. Otros dicen que podría ser peor.
Desde el 7 de octubre, cuando Hamas invadió Israel, el gasto y el endeudamiento del gobierno de Tel Aviv se dispararon, la recaudación impositiva se desplomó y la calificación crediticia del país podría sufrir un duro revés. El PBI israelí caerá: de perspectivas de crecimiento del 3% en 2023 a perspectivas del 1% para 2024, según el Banco de Israel.
El impacto sobre el sector de alta tecnología, motor de la economía de Israel, es apabullante. Muchos de los reservistas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) trabajan en el sector tecnológico: cuantos más días pasan combatiendo en Gaza, más les cuesta a sus empleadores seguir invirtiendo en desarrollo y mantener su porción del mercado.
El vocero militar israelí, Daniel Hagari, dijo que algunos de los reservistas que fueron convocados para luchar en Gaza volverían “a sus hogares y sus trabajos”, al menos temporalmente. “Será un significativo alivio para la economía”, dijo.
La pregunta que se hacen ahora los planificadores de políticas públicas es hasta qué punto el costo de la guerra influirá en su duración. ¿En qué momento el gobierno de Israel declarará la victoria, frenará la hemorragia fiscal y pondrá en marco un plan para hacer crecer nuevamente la economía?
El despliegue en batalla de 220.000 reservistas y el pago de sus salarios le costó una fortuna a Israel durante estos tres meses. Muchos de estos reservistas son trabajadores tecnológicos del sector cibernético, agrícola, de las finanzas, la navegación, la inteligencia artificial, la farmacéutica y las soluciones climáticas. El sector tecnológico de Israel depende de la inversión extranjera. Pero esas inversiones ya venían en caída antes de la guerra, en parte por la preocupación que generaba en los inversores la inestabilidad política que reinaba en Israel desde la conformación del nuevo gobierno de ultraderecha del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Pero Israel no sólo tiene que pagarles a los reservistas y adquirir bombas y balas, sino que también ayuda a 200.000 desplazados de las aldeas israelíes de la frontera con Gaza y la frontera norte con el Líbano, que Hezbollah bombardea a diario.
Muchos de los evacuados son alojados y alimentados en hoteles del norte y del sur, a expensas del gobierno. Muchos de ellos sufren traumas de guerra y no están trabajando.
¿Algo más? El turismo está planchado. Las playas de Tel Aviv y la Ciudad Vieja de Jerusalén se vaciaron de extranjeros, y en Belén, situada en la ocupada Cisjordania, se cancelaron todas las celebraciones de Navidad.
El sector de la construcción, que suele depender de mano de obra palestina de Cisjordania, está virtualmente paralizado. Desde que lanzó su ataque para erradicar a Hamas, Israel suspendió los permisos de trabajo de más de 100.000 palestinos.
Además, cayeron las exportaciones de todos los sectores.
Los economistas estiman que a Israel esta guerra le costó unos 18.000 millones de dólares, o sea unos 220 millones de dólares por día.
El exvicegobernador del Banco de Israel Zvi Eckstein y sus colegas economistas de la Universidad Reichman hicieron la cuenta y apuntaron que durante el cuarto trimestre de 2023, el impacto para las arcas del Estado israelí –incluido el derrumbe de la recaudación impositiva– fue de 19.000 millones de dólares, y que en el primer trimestre de 2024 probablemente serán de 20.000 millones. Eso suponiendo que la guerra no se expanda al Líbano…
Una guerra de entre cinco y diez meses más podría costarle a Israel hasta 50.000 millones de dólares, según el diario financiero Calcalist, equivalente a un 10% del PBI del país.
“Es importante entender que la guerra tiene un efecto dominó”, apunta Yaron Zelekha, profesor del Ono Academic College y execonomista del Ministerio de Finanzas de Israel. Por un lado está el costo material de librar la guerra en sí, la pronunciada caída de la actividad económica y la consiguiente caída de los ingresos. Pero ese gasto deficitario genera un endeudamiento que pesará sobre el presupuesto mucho después de que terminen los combates.
Italy Stern y William Booth
Traducción de Jaime Arrambide