Muhammad Ali, un revolucionario que también era boxeador

Por Héctor Osorio Lugo

“No tengo ninguna desavenencia con Vietnam. Mi conciencia no me permite ir y dispararle a mi hermano, o a alguien más oscuro que yo, o a pobre gente hambrienta en nombre de la poderosa América. ¿Y dispararles, por qué? Ellos nunca me han llamado “negro”, nunca me han linchado, no me han echado los perros ni me han robado mi nacionalidad, violado o matado a mi madre y a mi padre… ¿Cómo puedo disparar a esa pobre gente? (…) llévenme a la cárcel.”

El que así habla es un ciudadano norteamericano que por lo demás había enaltecido el box en su país brindando un espectáculo nunca visto, que luego se había adherido a una rama nativa sui generis del Islam desde donde adquirió una conciencia de lucha por su raza, que por esas batallas adquirió el carácter de símbolo entre la humanidad no sólo del mundo occidental: Muhammad Ali.

Legendario desde los nombres

Cassius Marcellus Clay fue un político blanco abolicionista compañero de ideales y colaborador de Lincoln, baste saber que según se dice él indujo al presidente a abolir la esclavitud. Para que el personaje tutelara sus vidas, tanto nuestro pugilista como su padre llevaron por nombre el del blanco amigo de la negritud. Sólo que a Clay Jr. le pareció que estaba asociado a una historia de esclavismo y, atravesando por una fuerte toma de conciencia de su condición, se lo cambió.

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El nombre que adoptó, que significa alabado, tiene gran número de equivalentes: castellanizado es Mohamed, y en nuestro personaje, Muhammad. Ali por su parte es el nombre del primer converso al Islam, primo de Mahoma casado con su hija.

Transformación del mero pugilista

Hasta entonces Cassius había sido un mero pugilista. Eso sí, como él en su egolatría se autodenominó, pero con justicia: “el más grande”. El más grande del año, el más grande del siglo, el más grande de todos los tiempos, de su país, del mundo y la lista sigue y todo es cierto. Cuando ganó el campeonato de peso completo se operó el mayor cambio que experimentara en toda su vida.

Campeonato, cambio de nombre y anuncio de su nueva religión ocurrieron a la vez.

Ingresó a una organización nacida en Estados Unidos, heterodoxa del Islam, que sostenía que su fundador Fard era el mismo Alá; además postulaba la primacía del afroamericano sobre el blanco y el judío, ya que el primer Alá –creía la secta politeísta- fue negro).

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Esas creencias son la fuente donde el flamante Muhammad Ali abrevó para de ahí pasar a la defensa, con diversas posiciones frente al Estado, de los derechos, sobre todo de sus hermanos de raza.

Los cambios radicales en el antes tan sólo gran deportista tuvieron un inspirador: Malcolm X.

Malcolm X

Este líder afroamericano consiguió gran número de adeptos para la causa de la Nación de Islam por su carisma y saber potenciar el afán de lucha de su raza. Con la afiliación de Clay se anotó un éxito incomparable. Mas el número uno de la secta, Elijah Muhammad, instó al boxeador a separarse de Malcolm. Ali con el tiempo reconocería en ese hecho el error más grande de su vida.

Malcolm terminó por irse del grupo formando el suyo; poco después sería asesinado luego de numerosas amenazas de muerte. “¿Cómo es que un hombre de color puede hablar sobre el gobierno, sobre las personas blancas, y ser tan atrevido y no recibir un balazo?”… se había preguntado Ali acerca de su amigo al que consideraba un valiente guerrero.

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La objeción de conciencia hecha persona

Convencidísimo Ali, como leemos en sus conmovedoras palabras que encabezan esta nota, de que no tenía por qué ir a la guerra de Vietnam, se negó a cumplir con el servicio militar. Aquí ganó la simpatía del pueblo y de innumerables grupos que en su país y en todas partes, aun sin coincidir del todo con su singular perfil, luchaban por lo mismo que él.

La condena de cárcel incluyó el despojo de su título deportivo, su licencia para boxear y el pasaporte.

Comenzó su juicio para que se considerara su negativa a enlistarse como un ejercicio de la objeción de conciencia (la postura que se asume cuando entran en contradicción el derecho público con la moral individual y se opta por esta última).

La sentencia no haría otra cosa que avivar el espíritu de pleito –ahora legal- del campeón destronado abajo del ring. Aunque, como si estuviera en el encordado, aguantó primero para pegar después: ganó el juicio.

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Consecuencias de su paso por la Nación del Islam

La influencia de Elijah Muhammad, cabeza pues de la Nación del Islam, en la vida del atleta empezó con asignarle el nombre, pasó por quitarle a su más querido amigo, imponerle un manager por encima del que lo elevó a la cúspide, deducirle una parte de sus ingresos por pelea, mas por encima de todo enseñarle el credo en una religión que buscaba el separatismo y no el integracionismo del afroamericano en los Estados Unidos.

Malcolm X, que también, hay que decir, tuvo lo suyo pues encarnó el ala muchas veces belicosa de un movimiento contraparte del pacifismo de Luther King, supo, aunque ya no le alcanzó la vida para continuar, cambiar de secta y de tono en la lucha. Pasó el tiempo y Muhammad Ali seguiría -como siempre, a fin de cuentas- la senda del legendario luchador social.

Apunte final

Muhammad Ali pasó de una vivaz y provocadora inteligencia a otra más reposada. En ambos momentos son célebres sus sentencias contundentes. En la madurez, el Ali reflexivo atribuyó a la mano de Dios su Parkinson, diciendo –humilde- que de esa manera el todopoderoso lo había puesto en su lugar por ser tan engreído.

Cajón de sastre con curiosidades

-Muhammad es el nombre que más personas llevan en el mundo: 150 millones (pues la tercera parte de la población mundial, habría dicho el pugilista, es musulmana).

-El miedo al avión casi impide que el entonces Clay viajara a Roma a los juegos donde habría de obtener el oro. Para darse seguridad en el vuelo, tomó una precaución: llevó un paracaídas.

-En los Juegos Olímpicos de Atlanta le fue repuesta su medalla de oro olímpica que había extraviado. Se dice que el extravío fue en realidad un arrebato: la tiró al río después de que un restaurante de su natal Kentucky se negó a atenderlo por discriminación racial. Otra versión retoma el arrebato pero lo atribuye a la inicial sentencia en su contra cuando se negó a ir a la guerra.

Dijo o escribió Muhammad Ali

-Yo sé adónde voy y sé la verdad, y no tiene por qué ser lo que quieres que sea. Soy libre de ser lo que quiero.

-No voy a ir a 10000 millas de aquí y dar la cara para ayudar a asesinar y quemar a otra pobre nación simplemente para continuar la dominación de los esclavistas blancos.

-Malcolm fue el primero en escribir la verdad, que el color no hace malvado al hombre. Es el corazón, el alma y la mente lo que define a una persona. Malcolm era un gran filósofo y un amigo aún mejor.

-El servicio a los demás es la renta que se paga por habitación aquí en la tierra.

hectorosoriolugo2013@yahoo.com.mx