Misiles rusos matan a siete personas en Leópolis, a 70 kilómetros del límite con la OTAN

Rostyslav Averchuk

Leópolis (Ucrania), 4 sep (EFE).- Siete personas murieron y más de 50 edificios fueron dañados en uno de los mayores ataques rusos hasta la fecha contra la ciudad de Leópolis, a apenas 70 kilómetros de la frontera con Polonia, mientras Ucrania sigue rogando a sus aliados que le ayuden a interceptar misiles y drones rusos para evitar estos ataques.

Varias explosiones sacudieron el miércoles de madrugada el conjunto arquitectónico patrimonio de la UNESCO.

Poco después, bomberos y ambulancias empezaron a llegar al distrito usualmente tranquilo de Novi Svit ("Nuevo Mundo"), a un kilómetro de la estación de trenes y cerca del casco histórico de la ciudad.

Vidas y hogares destruidos

Mientras los bomberos retiraban los escombros en búsqueda de supervivientes, tras haber apagado el fuego que devoró un elegante edificio de tres plantes, Shanel Kurnikova no podía hacer más que observar lo que quedaba de su apartamento, en el piso superior.

"Es muy duro, no queda nada. Pero estoy contenta de estar viva", dijo a EFE mientras se reponía del shock.

Kurnikova iba a regresar la noche pasada al apartamento tras una remodelación, pero fue pura suerte que ella y su hija de 14 años se quedasen una noche más en un piso de alquiler.

Sin embargo, sus vecinos, la familia Basilévich, sí que se encontraba en el apartamento de al lado en el momento del ataque.

Acostumbrados desde hace tiempo a las alarmas antiaéreas, igual que gran parte de la población, probablemente se escondieron en el pasillo, lejos de las ventanas, después de que las defensas antiaéreas se activasen en respuesta a drones kamikaze rusos.

Pero las paredes no pudieron protegerles de la fuerza explosiva de uno de los dos misiles rusos de tipo Kinzhal que impactaron en la ciudad.

Yevhenia, de 43 años, murió, junto con sus hijas Emilia, Darina y Yarina, de siete, 18 y 21 años, mientras que su padre, Yaroslav, permanece ingresado en el hospital.

Ataques contra zonas residenciales

"Es como una lotería. Nunca sabes si te despertarás por la mañana", dijo Anastasia Hnátiv, cuyo marido corrió a socorrer a los supervivientes antes de que llegaran los bomberos.

Ella se quedó acurrucada en el pasillo de su casa con sus dos hijos menores, a un centenar de metros de distancia.

Su hija mayor, después de tranquilizarse, se fue a ayudar a quitar los escombros en una escuela cercana, con la calle cubierta de fragmentos y de polvo.

"Tantos niños podrían haber muerto si el ataque hubiera ocurrido algo más tarde", señaló Hnátiv.

Más de 60 personas han sido hospitalizadas, siete de ellas en estado crítico, mientras que las autoridades han instado a donar sangre para los heridos.

Dos escuelas y dos centros médicos han sido dañados.

"Los rusos matan a civiles porque no son capaces de ganar. Están perdiendo y estos ataques son su venganza", dijo a EFE la doctora Lesia Havras, al lado de una de las ventanas destruidas del Centro de Medicina Deportiva y Rehabilitación, situado en la villa Franz, construida en 1893.

Es una lástima que los aliados de Ucrania no le permitan usar sus armas para contraatacar en Rusia con el fin de protegerse y que no ayuden a derribar misiles rusos, señaló.

"Se podrían haber salvado muchas vidas", enfatizó la doctora.

Andrí Kovalenko, presidente del gubernamental Centro para la Lucha contra la Desinformación insiste en la necesidad de que los aliados de Ucrania ofrezcan más ayuda.

"Nuestros hijos están pagando con sus vidas la debilidad y el miedo de las democracias", escribió tras el ataque.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, por su parte, subrayó que "el terror debe ser detenido" e instó otra vez a los aliados de Ucrania a permitir el uso de armas de largo alcance contra objetivos en territorio ruso para prevenir nuevos ataques.

Ante la escasez de defensas antiaéreas y ante la lenta entrega de las que se han prometido, Ucrania también ha pedido reiteradamente a Polonia y a otros países de la OTAN que la ayuden a interceptar drones y misiles rusos al menos en el oeste del país.

Polonia y los países bálticos afirman que han pedido a la alianza atlántica que autorice el derribo preventivo de misiles rusos que se acerquen a sus fronteras, pero que la OTAN todavía está "debatiendo" la cuestión, dijo este miércoles el presidente polaco, Andrzej Duda.

Un portavoz de la alianza, por su parte, expresó esta semana objeciones ante el riesgo de una "escalada" y de convertirse "en parte del conflicto".

(c) Agencia EFE