Las muertes por sobredosis tras las rejas aumentan a medida que se intensifica la crisis por drogas

Annissa Holland debería estar emocionada porque su hijo vuelve a casa después de cuatro largos años de prisión. En cambio, está buscando centros de rehabilitación para enviarlo en cuanto salga de la cárcel.

No conoce a la persona que vuelve a casa, la persona que, de acuerdo con ella, ha estado consumiendo todas las drogas que ha podido conseguir dentro del sistema penitenciario de Alabama. Puede oírlo en la voz de este hombre de 34 años cuando la llama por el teléfono de la prisión.

Su hijo es uno de los casi 20,000 reclusos del sistema penitenciario de Alabama que viven en condiciones que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha calificado de inhumanas. En dos investigaciones, descubrió que el uso desenfrenado de drogas provoca abusos sexuales y una violencia "grave" en las prisiones del estado. El departamento demandó a Alabama, alegando que las condiciones de sus prisiones violan los derechos civiles de los reclusos. De acuerdo con el propio informe del Departamento Penitenciario de Alabama, en los tres primeros meses de este año se confiscaron en sus prisiones casi 60 libras de drogas ilícitas.

Aunque las prisiones y cárceles de Alabama están especialmente invadidas por las drogas, la muerte y la violencia, sus problemas no son únicos en Estados Unidos. En tres semanas de esta primavera, personas encarceladas murieron por sobredosis en Illinois, Oklahoma, Nueva York y el Distrito de Columbia.

La tasa de mortalidad por sobredosis de alcohol y drogas se quintuplicó en las cárceles entre 2009 y 2019, de acuerdo con un estudio reciente de Pew Research Center, un aumento que superó la tasa nacional de sobredosis de drogas, la cual se triplicó en el mismo periodo.

A medida que la crisis de los opioides hace estragos en Estados Unidos, las muertes por sobredosis se extienden por todos los rincones de la nación, incluidas las cárceles y las prisiones. Los expertos en justicia penal sugieren que décadas de uso del sistema legal, en lugar del tratamiento de la adicción basado en la comunidad para abordar el consumo de drogas, no han conducido a un descenso del consumo de drogas o de las sobredosis. Por el contrario, la tasa de muertes por drogas entre rejas en instalaciones supuestamente seguras ha aumentado.

Este aumento se produce en medio de la despenalización del cannabis en muchas partes del país y un descenso en el número total de personas encarceladas por delitos de drogas, de acuerdo con un informe de Pew.

"Sin duda, apunta a la necesidad de soluciones alternativas que dependan menos del sistema de justicia penal para ayudar a las personas que luchan contra los trastornos por consumo de sustancias", dijo Tracy Velázquez, directora de programas de seguridad y justicia de Pew Charitable Trusts.

Durante décadas, el consumo de drogas en Estados Unidos se ha abordado principalmente a través del sistema penal: una de cada cinco personas que están entre rejas lo están por un delito de drogas. Los delitos de drogas fueron la causa del 30 por ciento de los nuevos ingresos en las cárceles de Alabama en marzo. A nivel nacional, fueron la principal causa de detención, y casi el 90 por ciento de los arrestos fueron por posesión de drogas, no por venta o fabricación, de acuerdo con el estudio de Pew. Los investigadores también descubrieron que menos del ocho por ciento de los detenidos con dependencia de las drogas recibían tratamiento mientras estaban encarcelados.

Velázquez dijo que gran parte del consumo de drogas está impulsado por personas con problemas de salud mental que intentan automedicarse. Casi el 40 por ciento de las personas en las prisiones y el 44 por ciento en las cárceles tienen un historial de enfermedad mental, de acuerdo con la Oficina de Estadísticas de Justicia.

Holland dijo que a su hijo se le diagnosticó esquizofrenia y trastorno de estrés postraumático hace seis años, después de luchar contra el consumo de drogas desde su adolescencia. El hijo, quien pidió que no se publicara su nombre por temor a que sus comentarios pudieran poner en peligro su salida de la cárcel o su posterior libertad condicional, dijo que un episodio esquizofrénico en 2017 le llevó a entrar en una casa durante un huracán. Dijo que no se dio cuenta de que había gente en la casa sino hasta que se comió un sándwich, sacó una Coca-Cola del refrigerador y buscó ropa seca. Llamaron a la policía. Lo enviaron a la cárcel por un cargo de robo.

"No ponen a los enfermos mentales en donde deben estar: los meten en la cárcel", dijo Holland.

No solo está frustrada por la falta de atención médica y de tratamiento que ha recibido su hijo, sino que también está horrorizada por el acceso a las drogas y el abuso que, de acuerdo con ella, ha sufrido su hijo en el sistema penitenciario de Alabama, que está superpoblado y carece de personal.

Le dijo a KHN que ha sido violado y golpeado por deudas de drogas y puesto en vigilancia de suicidio más de una docena de veces. Dijo que volvió a consumir heroína, metanfetamina y la droga sintética flakka mientras estaba encarcelado.

"Tenemos que centrarnos en no dar por sentado que meter a alguien en la cárcel o en prisión va a hacer que se abstenga de consumir drogas", dijo Velázquez. "Realmente tenemos que proporcionar un tratamiento que no solo aborde el trastorno químico [y] el uso de sustancias, sino que también aborde algunos de los problemas subyacentes".

Beth Shelburne, quien trabaja con American Civil Liberties Union (ACLU), registró 19 muertes relacionadas con las drogas en las prisiones de Alabama en 2021, la mayor cantidad que ha visto desde que comenzó a rastrearlas en 2018.

Ella dijo que esos números son solo una instantánea de lo que está sucediendo dentro de las prisiones de Alabama. El Departamento de Justicia encontró que el departamento correccional del estado no informó con precisión las muertes en sus instalaciones.

"Muchas de las personas que están muriendo, yo diría que no pertenecen a la prisión", dijo Shelburne. "Lo que es tan repugnante de todo esto es que estamos condenando a personas drogadictas a pasar un tiempo en estas 'instalaciones correccionales', cuando en realidad solo las estamos metiendo en antros de drogas".

Los informes del departamento penitenciario revelan al menos siete muertes por sobredosis en 2021, tres de las cuales los funcionarios clasificaron como muertes naturales. Informó de 97 muertes en los tres primeros meses de este año que aún no se han clasificado completamente.

Aunque la gobernadora republicana Kay Ivey recientemente anunció una subvención de más de 500,000 dólares para un programa destinado a ayudar a las personas encarceladas a abordar los trastornos por consumo de drogas, el número de graduados de los programas de tratamiento de drogas en el sistema penitenciario del estado se ha desplomado en la última década hasta alcanzar mínimos históricos. Alrededor del tres por ciento de los presos completaron un programa de tratamiento en 2021, en comparación con al 14 por ciento en 2009.

Por el contrario, California informó de una reducción del 60 por ciento en las muertes por sobredosis en sus prisiones en 2020, que los funcionarios estatales atribuyeron al inicio de un programa de tratamiento por uso de sustancias y a la disponibilidad generalizada de la terapia asistida por medicamentos.

El sistema de Alabama está desarrollando un plan de tratamiento asistido con medicamentos con su contratista de salud, dijo la portavoz del Departamento de Correcciones de Alabama, Kelly Betts. Antes de 2019, los medicamentos que frenan la ansiedad por las drogas o hacen desaparecer los subidones solo se les administraban a quienes podían separarse de la población penitenciaria general, de acuerdo con Deborah Crook, subcomisionada de servicios sanitarios del departamento.

"La ciencia ha cambiado considerablemente y hay más opciones de medicación que son más seguras de prescribir, incluso en la población general", escribió en un comunicado.

Aunque los funcionarios de prisiones han culpado durante mucho tiempo a los visitantes de introducir drogas, la prohibición de las visitas durante la pandemia no supuso un descenso del consumo de drogas en el interior. Múltiples oficiales fueron arrestados en Alabama el año pasado y acusados de introducir drogas en las cárceles y prisiones, y el informe de 2019 del Departamento de Justicia encontró docenas de oficiales arrestados en los dos años anteriores por cargos relacionados con tráfico de drogas y otras malas conductas.

Las drogas ilegales son "un desafío que enfrentan los sistemas correccionales en todo el país", escribió Betts en un correo electrónico. "ADOC se compromete a aplicar nuestra política de cero tolerancia con el contrabando y trabaja muy duro para erradicarlo de nuestras instalaciones".

Betts no especificó cómo se aplican estas políticas. El departamento también se negó a responder a una lista detallada de preguntas relacionadas con el consumo de drogas y las sobredosis en sus prisiones, citando el litigio con el Departamento de Justicia.

Holland no sabe qué pasará cuando su hijo salga. Dice que espera poder reanudar su negocio como electricista y mantener a su familia. Pero los cuatro años de su supuesta rehabilitación han sido una pesadilla para ambos.

"Se les libera desordenados, heridos y profundamente disfuncionales. ¿Qué haces con alguien que ha pasado por todo eso?", dijo Holland. "Eso no es rehabilitación. No lo es".

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