La muerte, como la otra cara del amor

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 1 (EL UNIVERSAL).- En la vida de los protagonistas de "Los reyes del impulso" o "La fiesta del cuarto jinete del Apocalipsis" el amor irrumpe como un golpe de rayo en medio de la nada; una pareja -hombre y mujer- en la edad madura, pero joven aún, ahogada por el tedio del día a día y una vida plana. Así como la monotonía es asaltada por la revelación del amor, al amor lo asalta la presencia de la muerte. Pero no es en sí la muerte del cuerpo, explica, en entrevista, el dramaturgo y director, Alejandro Massa Varela.

"No se trata sólo del momento límite de la muerte, la desaparición física, la gran muerte, sino aquello que muere en la vida cotidiana. Tomamos ciertas decisiones y hay caminos que se cierran tras tomar una elección. Tiene que ver con esa dosificación de la muerte".

Acostumbrado a escribir obras trágicas, como "Bastedad" o "¿Quién llegó a devorar a Jacob?", Massa Varela quería hacer una pieza sobre el amor. "Quería ponerle una contraparte porque si fuera sólo algo positivo sería cursi. Yo quiero la otra cara de la moneda, lo que complejiza el amor y el tema de la muerte, le podía dar redondez a la historia", señala.

La pieza, por supuesto, no está exenta de los momentos que le dan contraste y en los que los personajes se lanzan a expresar sus emociones o vivir situaciones graciosas. "La obra empieza a mostrar la vida cotidiana de la pareja; vidas frustradas, con sueños no cumplidos y complejos propios que llevan a los personajes a aceptar un estándar de vida común que desemboca en la neurosis", abunda.

Pero el amor transgrede lo cotidiano de esas vidas aburridas. Es importante destacar que la muerte se introduce en la obra como un personaje interpretado por Natalia Lara y los actores de doblaje Irasema Ezcurdia y Víctor Hugo Aguilar -conocido por darle voz al personaje de caricatura "Johnny Bravo"-. "La muerte existe como un ser y significa introspección porque lleva a los personajes a analizar toda su vida. El límite que tiene la vida es la muerte y al ver lo que ésta significa, se convierte en el plano donde puede evaluarse todo. No quise que la muerte fuera representada como una parca o algo solemne. La muerte aquí es la locura, aparece bailando como un ser extraño y de ella salen voces femeninas y masculinas, entremezcladas, que no pueden identificarse".

Esta presencia, además, permite que la realidad de la pieza se desdoble; que los personajes cambien de plano temporal y regresen al pasado o se adentren en los sueños incumplidos que tuvieron en la niñez y la adolescencia. "Ellos tienen la oportunidad de hacer una elección por el otro y ser comprendidos. Al final, aunque vivan 10 o 40 años más, la muerte también se va a tragar todo. Cuando entienden eso, deciden dejar de reprochar malestares".

En escena también están los actores Emmanuel Pavía y Erandi Zenil. La pieza se encuentra a la mitad de su temporada y puede verse el 8, 22 y 29 de mayo, a las 20:00 horas, en la Sala Julián Carrillo, al interior de Radio UNAM. Acceso con contribución voluntaria.