Los monjes budistas que apoyan a la junta militar birmana

Bangkok, 15 sep (EFE).- El budismo es conocido por la meditación y su filosofía pacifista, pero esto no impide que algunos monjes como el octogenario Sitagu Sayadaw apoyen a la junta militar que ha sumido a Birmania (Myanmar) en una espiral de violencia desde que tomó el poder en un golpe de Estado en 2021.

El influyente Sitagu Sayadaw, que recientemente recibió a los promotores de un Buda gigante en Cáceres (oeste de España), ha demostrado una cercanía con el régimen por sus encuentros con el jefe de la junta, el general Min Aung Hlaing, al que trata como líder legítimo.

Mientras que miles de monjes se unieron a las protestas contra los militares y decenas morían por los disparos de soldados y policías, Sitagu Sayadaw era fotografiado en marzo del año pasado junto con Min Aung Hlaing.

Este monje llegó a destacarse por sus críticas a la anterior junta militar (1988-2011), pero en las últimas décadas su discurso se ha vuelto más nacionalista e islamófobo, llegando a justificar en 2017 la violencia contra los no budistas.

Esta afirmación, durante un sermón ante soldados, se refería a un pasaje budista del siglo V, pero fue interpretada como un apoyo a las campañas militares de 2016 y 2017 contra la minoría musulmana rohinyá.

BRUTALIDAD MILITAR

Los militares han gobernado Birmania con puño de hierro durante 50 de los últimos 74 años, pero los actuales jefes castrenses se han distinguido por su brutalidad en la violenta represión de manifestantes pacíficos y los bombardeos contra civiles.

Además de liderar el golpe, Min Aung Hlaing fue el arquitecto de las operaciones militares de 2016 y 2017 contra los rohinyá, investigadas por presuntos crímenes contra la humanidad y genocidio por la justicia internacional.

El venerado Sitagu Sayadaw no es único monje cercano a los militares.

El bonzo U Kovida, también conocido como Vasipake Sayadaw, es acusado de asesorar a Min Aung Hlaing en temas astrológicos y de haber sugerido la fecha del golpe, de acuerdo con el medio Irrawaddy.

En la región de Sagaing (norte), el abad U Warthawa apareció en un vídeo en junio instando a milicianos projunta a "borrar del mapa" a aldeas que apoyen a las fuerzas prodemocráticas que se han alzado en armas contra el Ejército, según el medio Myanmar Now.

Otros religiosos cercanos a la junta son Bhaddanta Dhamma Siri, procedente del estado Shan en el noreste, y Bhaddanta Kavidaja en el estado Karen (este).

Los militares birmanos, que se enfrentan a una intensa oposición en el país, se aprovechan de estos monjes para limpiar su imagen y tratar de ganar legitimidad, al tiempo que alimentan su discurso ultranacionalista.

"Algunos monjes apoyan a los militares, están de acuerdo con ellos, pero no creen en la justicia, solo están interesados en promocionarse a sí mismos y sus discursos islamófobos y xenófobos", indica a Efe por teléfono Ashin, un monje en la ciudad birmana de Mandalay.

Sin embargo, "la mayoría de los monjes no apoyan a la junta", asegura el bonzo, quien afirma que tras el golpe han aumentado la pobreza y el hambre y muchos viven con miedo.

VISITA DE LA DELEGACIÓN ESPAÑOLA

El pasado agosto, Sitagu Sayadaw recibió a una delegación española liderada por el presidente de la Fundación Lumbini Garden, José Manuel Vilanova Alemán, que está promoviendo la construcción de un buda gigante en la provincia de Cáceres, en el sur de España.

La estatua será construida con jade birmano, algo controvertido, ya que los militares y grupos afines controlan muchas de las minas de este mineral.

"No creo que sea un buen momento", señala Ashin, quien califica de "terrible" buscar financiación o respaldo en el país cuando se encuentra bajo el control castrense.

Monjes budistas lideraron las protestas conocidas como la "Revolución Azafrán" en 2007 contra los militares y muchos bonzos han expresado su apoyo a la democracia también tras el golpe de 2021.

Sin embargo, el historiador francés especializado en Birmania, Jacques Leider, explica a Efe que es muy difícil saber cuántos monjes apoyan a los militares o a los grupos prodemocráticos, dada la variedad de monasterios y organizaciones budistas en el país, incluidos grupos sin ningún interés en política.

En cualquier caso, Leider alerta de que muchos europeos tienen la "idea romántica" del budismo como una religión pacífica, aunque el budismo también ha sido usado para justificar la violencia en países como Birmania, Tailandia y Sri Lanka.

Así, opina que es "imperdonable" que los responsables de la Fundación Lumbini Garden se hayan reunido con la junta militar.

"¿Cómo pueden desconocer el contexto? Hay mucha gente con la que relacionarte por el budismo, pero no un gobierno militar", asegura el experto.

Gaspar Ruiz-Canela

(c) Agencia EFE