Miss Raisa, la rapera que lo reúne todo para ser criticada: “Mi mayor acto de reivindicación es existir”
Imane Raissali (Tánger, 1996) divide sus 25 años de vida en cuatro partes de ocho años. La primera en su etapa en Marruecos, hasta que su padre las reunió a ella y al resto de su familia en Barcelona tras varios años separados. Allí creció como una muchacha tan tímida que muchos no conocían su voz. Al final de la segunda etapa y en toda la tercera, desde Santa Coloma de Gramenet, un amigo le picó el gusanillo de rapear, se lanzó a rimar y por el camino creó el personaje por el que se la conoce: Miss Raisa.
Ahora, asentada en Sabadell en la actual etapa vital, avanza en el mundo del rap con sus mensajes reivindicativos desde la experiencia vital de una mujer concienciada frente al machismo y el racismo, alimenta unas redes sociales que suman casi medio millón de seguidores en Tik Tok y más de 50 mil en Instagram, arranca una sonrisa a Risto Mejide y titulares en su paso por el programa Got Talent, estudia psicología y prepara su primer libro, que se publicará cerca de Sant Jordi. Todo eso sin dejar de lado los conciertos por toda España y que le llevan, entre otros, a actuar en el ciclo de Cultura Antirracista de SOS Racismo en Madrid.
En esta nueva entrevista de ‘España no es (solo) blanca’ conversamos sobre sus cuatros etapas vitales, de sus inicios en el mundo del rap, acerca de su manejo en las redes sociales frente al odio que recibe por ser, como ella se define, “mujer, inmigrante, musulmana, con velo y catalana” y de los pasos que vienen.
¿En qué momento sientes que estás a nivel personal y profesional?
A nivel personal me siento en el momento más feliz de mi vida. Me acepto tal y como soy, me quiero mucho tal como soy. Cada vez soy más selectiva con mi entorno, estoy con personas que de verdad me quieren y me aprecian tal cual soy, nada de personas interesadas o que te dicen hermana y después poca hermandad. Estoy muy feliz, eso no quiere decir que no tengamos problemas en el día a día, pero los afronto de una manera distinta, con madurez y mucha psicología.
Ahora bien, empecemos por el principio de los tiempos. Naciste en Tánger y creciste en Tetuán, hasta los ocho años que llegaste a España. ¿Tienes recuerdos de aquel cambio?
Cuando pienso en mis ochos años, recién llegada a Barcelona, me viene a la mente el camino del taxi hacia mi casa y ver por primera vez lo que iba a ser mi barrio. Después conocer a los que iban a ser mis vecinos y ver una pareja dándose un beso, que para mí era una sorpresa. En general lo recuerdo con mucho amor y mucha ternura porque era una niña muy pequeña.
¿Y por qué se produjo ese cambio?
Porque mi padre llevaba 13 o 14 años trabajando en Portugal, después en Barcelona, mientras su familia, nosotros, estábamos en Marruecos. Con cuatro hijos, que no son pocos. Así que ya era el momento de la reagrupación familiar. Yo lo viví de una manera muy natural, porque claro, cuando tienes ocho años no sabes que eres inmigrante hasta que la gente dicen y te preguntas “hostia, esto qué es” y vas a buscar lo que significa.
Eso sí, yo era muy exigente conmigo misma. Al final como inmigrante te sientes como con obligación de currar el doble, de permitirte el error, no equivocarte, siempre haciendo exámenes perfectos, siempre quedar bien y con súper buena educación con todo el mundo. Todo para llegar a tener los mismos recursos y oportunidades que el resto de tu clase.
¿Esto explica que ahora estés estudiando psicología?
Siempre he tenido muy claro que quería aprovechar cualquier oportunidad, intentar poner todo el esfuerzo posible para sacarme de todos mis estudios e intentar buscarme la vida. Mi madre me ha criado y educado para ser una mujer hiper independiente, económicamente y socialmente hablando, de no necesitar ni siquiera emocionalmente a nadie, porque ella ha pasado, como muchas personas, por una situación de mucha pobreza y de sentirse dependiente de tu padre, de tu hermano, de tu marido… y eso te ata.
No tenía dinero para ir a una carrera universitaria, así que pensé en hacer un grado superior de comercio internacional para ser agente de aduana, que me sonaba muy bonito. A veces me guío por lo que me suenan las cosas y lo hice. Busqué una agencia de aduanas en el aeropuerto de Barcelona y me metí a hacer prácticas. Pensé que a mí, una tía con velo e inmigrante, no me darían la oportunidad de currar. Me dije “esfuérzate al máximo y demuéstrales que eres muy válida para hacer esto”. Y lo hice. Al final, cuando acabaron mis prácticas me dijeron que me querían contratar. Después cerró la empresa, me fui a otra y empecé a pensar que la psicología mola. Así que ahora que soy una mujer ya independiente, con mi dinero y mis ahorros con los que puedo pagarme la carrera, decidí estudiar psicología.
Parte de lo que describes tiene que ver con la precariedad que viven las personas jóvenes, más en entornos migrantes. ¿Cómo haces frente a esto?
Es muy difícil. Hay veces que la vida te da oportunidades y tienes que aprovecharlas. Yo por suerte las he sabido aprovechar para que no me falte dinero, ni a mí ni a mi familia. Pero es cierto que incluso hoy en día mis propios hermanos, para tener un trabajo estable, no encuentran nada. Acaba generando una desmotivación en ellos y acaban siendo casi inactivos. Es decir, que no hay nada y me quedo con los brazos cruzados, y yo soy muy anti brazos cruzados. No me gusta la gente quieta, no me gusta la gente inactiva, no me gusta que la gente se rinda. Ya sabemos que el país va mal y que hay pocas ofertas de trabajo donde se aceptan a ‘x’ tipo de personas, pero si no existe el trabajo, lo creas tú o haz lo que sea, pero no te quedes inactivo. Yo lo veo en mi propia familia. Una desesperación de la hostia, ves como jóvenes fuertes y con capacidades varias no pueden adoptar un puesto de trabajo. Desde mi posición intento echar una mano, pero no puedo, no soy tan poderosa.
Yendo a tu faceta musical. En otras entrevistas has comentado que tu interés por rapear comenzó a los 14 años, por un amigo que te animó. ¿A ese amigo le ha ido como a ti? ¿Acaso ese amigo es C Tangana?
[Risas] No, no, no es C Tangana. Para mí es muy importante ser agradecido en esta vida, desde que empecé a ser un medio conocida, cuando la gente me pregunta siempre mencionaba al Alex, que me empezó un poco a motivar, escribimos una canción juntos, me quería ayudar. Ahora creo que es DJ, pero últimamente hemos hablado pocas veces.
Echando la vista atrás, ¿qué piensas de tus primeros rapeos con 14 años?
Soy muy autoexigente. Cuando vuelvo a escuchar mis canciones pienso en qué me habrá dado en ese momento para escribir eso, para hacerlo de esa manera y con ese ritmo. Odio escuchar mis propias canciones, incluso las actuales. Al final he aprendido en estos últimos meses a aceptar que lo que escribí era perfecto para ese momento, porque así me nació. Machacarme tanto tampoco es bueno.
Al final, cuando piensas que tu música antigua no es tan buena, es porque has mejorado muchísimo y le has metido mucha inversión de tiempo y de dinero para intentar darle un poco más de profesionalismo al asunto. Ahora estoy intentando experimentar con mi voz, no solamente rapear a lo old school.
En la canción ‘Una niña’ cuentas tu autobiografía, parte de tu experiencia de vida como una mujer musulmana. ¿Cuáles son las reacciones que has recibido por tus letras?
Recibo diariamente centenares de mensajes, tanto en Tik Tok como en Instagram o incluso por email. Mayoritariamente son chicas, mujeres que me dicen “buah, parece que esta canción la hayas escrito para mí”. O cuando comparten vídeos míos y me dicen “es que no lo has podido decir mejor, dices lo que yo pienso”. Lo que digo es lo que tantas personas se callan por miedo a lo que sea. Al final, creo que mi mayor acto de reivindicación es existir. Yo existo, que a ti no te guste no es mi problema, es el tuyo.
Has contado que rapear te funciona como una terapia. ¿Qué es lo que te hace sentir?
Me siento libre porque no retengo nada dentro de mí. No todo el mundo tiene esa capacidad de expresarse y de sanarse a sí mismo. Para mí es una necesidad, y lo hago con la música, componiendo música, escribiendo poesía o hablando conmigo misma. Sé que es un poco loco, pero me pongo con el móvil a grabarme en modo selfie y empiezo a hablar, además en inglés. En el transcurso del vídeo, que a lo mejor dura 15 o 20 minutos, voy resolviendo mis propias rayadas mentales, esos nudos que a veces tenemos y esos nubarrones grises que se nos ponen encima.
En las redes recibes mucho cariño y apoyo por tu música, y de hecho ahí es donde te diste a conocer y ya acumulas casi medio millón de seguidores en Tik Tok y más de 50 mil en Instagram. Pero también recibes muchos mensajes de odio. ¿Cuál es tu relación con las redes?
Es como una relación de amor-odio. Amor porque es una herramienta para visibilizar mil asuntos, mil temas súper importantes y odio porque también hay personas que le dan un mal uso. Siempre he intentado darle un buen uso a mis redes sociales en la mayoría de contenido que hago, que es verdad que tira más por responder a personas ignorantes, personas que me hacen preguntas intentando darme un zasca y que les devuelvo con un zasca mayor, pero siempre manteniendo respeto y educación, que es lo que me caracteriza.
A los haters que tengo los divido en dos bandos. El bando racista que me dice es que eso en tu país no lo harías, o vete a Afganistán a ver si te dejan cantar. Luego en mi propio bando, de mi propia comunidad de musulmanes, que me machacan por no ser el rol modelo de mujer musulmana perfecto. O que me dicen que no hable de Islam, cuando yo respondo preguntas que la gente me hace sobre mi vida y sobre mi estilo de vida. Respondo conforme lo que conozco y siempre intento dar un punto de vista muy neutro, lo más técnico posible y desde la psicología para que muchas veces no se malinterpreten las cosas. Al final soy ignorante y yo hablo de lo poco que conozco y basado en mi experiencia. Al final ves que no acabas de agradar al 100% ni de un bando ni de otro, entonces te das cuenta de lo importante que es agradarte a ti mismo y punto. Los haters sé que no me odian a mí como Imane Raissali, odian lo que represento. Odian lo que hago porque a lo mejor ellos no son capaces de hacerlo, o no se atreven.
¿Qué es lo mejor y lo peor que te has encontrado en la industria musical?
Easy, lo mejor es ver cómo otros compañeros artistas me apoyan e intentan construir conmigo conjuntamente. Me dan opiniones constructivas, me apoyan, me dan ese amor de comunidad. Por ejemplo Pure Negga, que es un artista grande de la que soy hiper fan, vino a un concierto mío a apoyarme. Verlo entre el público, con la mano levantada y apoyándome, es de lo mejor que me ha dado. Un gesto o una palabra amable te puede aliviar algunos males. Yo estoy súper agradecida en ese aspecto y se lo agradezco un montón a toda esta peña.
Y lo peor, pues lo contrario. Hay gente que te pisa, te destruye, te dice de todo e incluso miente sobre tu persona para ellos hacerse un hueco. Cuando una persona se tiene que buscar la vida tiene que ser por sus propios méritos. No tiene ningún sentido pisar a la otra persona para destacar. Eso habla de lo bajo que estás tú. Me he encontrado con eso, pero soy muy buena torera, ¿sabes? Lo esquivo, no quiero movidas ni malos rollos, me da igual lo que tú estés haciendo pero no me hagas daño. No tengo tiempo para eso. El poco que tengo me gusta enfocarlo en mí misma, en mis proyectos personales y profesionales. En mi familia, mi gente y en mí misma. Al final si yo estoy bien, todo mi entorno estará bien, o es lo que intento creer.
@itsmissraisa Responder a @miguelpalaciosvzla Ahí va🖤 ##fyp ##gottalent ##spain
♬ sonido original - Miss Raisa
Acaparaste titulares en los medios por tu actuación en el programa Got Talent. ¿Cómo fue esa experiencia?
Una locura desde que me escribió en marzo una redactora del programa que me dijo que era fan, que le gustaba lo que hacía y que le haría ilusión que me presentara. Al principio dije no, que vergüenza, qué miedo, ya verás los haters cuando me vean. Me salieron un poco esas inseguridades y pensaba que me iba a olvidar de la letra. Pero mi entorno empezó a persuadirme, me decían que lo viera como una oportunidad de visiblizar lo que hago en el día a día, pero para un público mucho mayor, la audiencia de ese programa es muy heavy. Además, la gente que lo organiza es muy top, que maneja muchos programas. Me lo tomé como un reto, aprendiéndome la canción en los trayectos de casa al trabajo.
Fue un día muy intenso, con entrevistas arriba y abajo. Estaba nerviosa, y para aliviar los nervios sonrío, más de lo normal, parezco un poco tonta. Pero cuando salí al escenario me di cuenta de que incluso a Risto se le escapaba una sonrisa. Para mí lo más bonito de la experiencia es que, aparte del mensaje, lo que he transmitido. Después de irme del escenario, Dani (Martínez) dijo “¿Habéis visto qué sonrisa?. Y Edurne dijo “tiene una energía muy bonita”. Eso fue lo mejor, mi objetivo es transmitir buen rollo, buenas vibras, alegría, amor y paz con mi personalidad.
Hay influencers musulmanes que han hablado de cómo hay marcas que se acercan a ellas por ponerse una medalla de diversidad, pero al mismo tiempo esas empresas no permiten que mujeres con ese perfil trabajen en sus negocios. Ahora que tienes una imagen pública cada vez más conocida, ¿cómo lidias con ello?
Es difícil porque no existen muchas oportunidades para mujeres musulmanas con velo, en lo que sea. Mira, a mi me vino una vez una propuesta de una peli. Me dijeron “eres muy guay, nos mola lo que haces”. Resulta que el personaje que tenía que hacer era de hermana de un niño metido en una célula terrorista. Y yo “mmm cuéntame más, qué interesante”. Encima me lo justificaron diciendo que es para parar los prejuicios cuando era al revés, lo están alimentando. Te das cuenta de cómo te usan, para darte una oportunidad para trabajar tienes que hacer lo que ellos te están pidiendo.
Hay quienes pueden tener más necesidad y lo aceptarían, pero están colaborando en alimentar sus prejuicios sobre musulmanes, sobre terrorismo… A veces sigo machacándome y pienso que no sé si realmente les gusta lo que hago o lo que les llama la atención es la imagen de mujer musulmana con velo que rapea, no la calidad de mis raperos, de mi discurso y de mis capacidades como persona. Quiero que si me dan alguna oportunidad, que sea merecida de verdad. Con esto me pego unas rayadas mentales bastante importantes. Es un tema que me toca.
¿Y cuáles serán tus siguientes pasos?
Ahora estoy trabajando en una EP pequeñita, de cinco canciones. Se llamará ‘Ocho’, porque se basa en mis primeros ocho años de vida en Marruecos. Mi vida se divide en cuatro épocas de ocho años: la primera en Marruecos, después en la Barceloneta, en Santa Coloma de Gramenet y ahora la cuarta temporada en Sabadell. Aún no he podido sacarlo porque tengo mi trabajo principal que combino con la carrera, con cuidar de mi familia, mi madre me necesitaba casi todos los días, mis hermanos también, mi sobrina...
Y otra cosa que me hace mucha ilusión es que en abril de 2022 publicaré mi primer libro, para que esté en Sant Jordi. Estoy on fire con eso porque entrego ahora. Soy como una hoja movida por el viento, ahora estoy haciendo esto pero mañana me saldrán otras cosas y las haré, soy muy de experimentar y me gusta. Todo es aprendizaje.