Imitando a Trump, los candidatos republicanos alimentan la desconfianza de los votantes en las instituciones

El gobernador de Florida Ron DeSantis, candidato presidencial republicano, habla durante un evento de campaña en el restaurante Pizza Ranch en Grinnell, Iowa, el 5 de agosto de 2023. (Rachel Mummey/The New York Times)
El gobernador de Florida Ron DeSantis, candidato presidencial republicano, habla durante un evento de campaña en el restaurante Pizza Ranch en Grinnell, Iowa, el 5 de agosto de 2023. (Rachel Mummey/The New York Times)

Ron DeSantis afirma que los militares están más interesados en el calentamiento global y las iniciativas de “ideología de género” que en la seguridad nacional.

Tim Scott dice que el Departamento de Justicia “sigue persiguiendo republicanos”.

Vivek Ramaswamy ha prometido “clausurar el Estado profundo”, tomando prestada la retórica conspirativa del expresidente Donald Trump para referirse a una burocracia federal que considera hostil.

A medida que Trump ha intensificado sus ataques contra las instituciones estadounidenses, enfocando su artillería en el Departamento de Justicia mientras enfrenta nuevos cargos penales, sus competidores por la candidatura republicana han comenzado a seguir su ejemplo.

Varios han adoptado gran parte de la retórica de Trump que busca sembrar amplias sospechas sobre los tribunales, el FBI, las fuerzas armadas y las escuelas. Mientras compiten por el apoyo en unas primarias dominadas por Trump, atacan de forma rutinaria a estos objetivos de maneras que podrían haberse considerado extraordinarias, sin mencionar una política impensablemente mala, hace solo unos años.

Sin embargo, hay pocas dudas sobre los incentivos políticos detrás de este tipo de declaraciones. Las encuestas muestran que la confianza de los estadounidenses en sus instituciones ha caído a mínimos históricos, y los ciudadanos republicanos muestran más dudas en una amplia franja de la vida pública.

El candidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy habla en el BBQ Bash de la representante Ashley Hinson en Cedar Rapids, Iowa, el 6 de agosto de 2023. (Rachel Mummey/The New York Times)
El candidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy habla en el BBQ Bash de la representante Ashley Hinson en Cedar Rapids, Iowa, el 6 de agosto de 2023. (Rachel Mummey/The New York Times)

La proliferación de ataques ha alarmado a republicanos y demócratas preocupados por el impacto a largo plazo en la democracia estadounidense. La confianza pública en las instituciones centrales —desde el sistema de justicia hasta los sistemas de votación— es fundamental para una democracia robusta, particularmente en un momento de profunda división política.

“Hemos tenido estos tiempos de división antes en nuestra historia, pero siempre ha habido líderes que cierran las brechas y que han afirmado que necesitamos generar respeto y restaurar la confianza en nuestras instituciones; hoy tenemos todo lo contrario”, afirmó Asa Hutchinson, el ex gobernador de Arkansas de tendencia moderada cuya campaña para la candidatura presidencial republicana no ha logrado despegar del todo.

Trump sigue siendo la voz más fuerte, quien culpa a otros por su derrota en 2020 y, ahora, tras ser acusado en tres casos penales separados, califica a los fiscales federales como “esbirros” que orquestan un “encubrimiento”. Después de que fue acusado la semana pasada de cargos relacionados con sus intentos de anular las elecciones, su campaña citó “abuso, incompetencia y corrupción que corren por las venas de nuestro país a niveles nunca antes vistos”.

Sin embargo, DeSantis ha hecho eco de esa opinión, criticando a los educadores, los funcionarios de salud, los principales medios de comunicación, las “élites” y los empleados del gobierno en el centro de su campaña e incluso, en ocasiones, invocando imágenes violentas.

“A todas estas personas del Estado profundo, ya sabes, vamos a comenzar a cortar gargantas desde el día 1”, dijo DeSantis durante un evento de campaña en Nuevo Hampshire a finales de la semana pasada. El gobernador de Florida, un veterano de la Marina, usó un lenguaje similar sobre el Departamento de Defensa a finales del mes pasado, cuando afirmó que, de ser elegido, necesitaría un secretario de Defensa que “quizás tenga que cortar algunas gargantas”.

Otros candidatos también se han afincado en el déficit de confianza de los votantes. Ramaswamy, un empresario de biotecnología, quiere cerrar el FBI y el IRS como parte de su lucha contra el Estado profundo. Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y embajadora ante las Naciones Unidas, ha dicho que se opone a las leyes de control de armas de fuego “bandera roja” porque “no confío en que no se las quitarán a las personas que legítimamente merecen tenerlas”.

Incluso Mike Pence, quien criticó el complot de Trump para anular las elecciones de 2020 en el centro de los cargos presentados la semana pasada, sugirió que el Departamento de Justicia tiene motivaciones políticas en su enjuiciamiento, y advirtió sobre un “sistema de justicia de dos niveles”, con “un conjunto de reglas para los republicanos y un conjunto de reglas para los demócratas”.

Postularse como candidato contra el gobierno no es nada nuevo, especialmente para los republicanos. Durante décadas, el partido pidió reducir el tamaño y el alcance de algunos programas federales —con la excepción de los militares— y trató la declaración del presidente Ronald Reagan de que “el gobierno es el problema” como un principio rector.

Pero incluso algunos republicanos, en su mayoría de tendencia moderada y que han rechazado el trumpismo, notan que el tenor de la retórica de la campaña ha alcanzado nuevos niveles conspirativos. Las quejas familiares sobre el despilfarro del gobierno o la extralimitación regulatoria han sido remplazados con afirmaciones de que las agencias gubernamentales están atacando a los ciudadanos y que los burócratas están ocupados promulgando agendas políticas.

“¿Alguien cree que el IRS no irá por el estadounidense de a pie?”, tuiteó Haley en abril.

Ninguno de los candidatos respondió a las solicitudes de entrevistas sobre estas declaraciones.

Poner en duda la integridad del gobierno no se limita en absoluto a los candidatos republicanos. Robert F. Kennedy Jr., un candidato con pocas posibilidades para la candidatura demócrata, ha hecho que el foco de su campaña sea el cuestionamiento a los funcionarios de salud pública sobre ciencia ya establecida hace mucho tiempo. En su apuesta quijotesca por la nominación, Marianne Williamson ha declarado que se está “postulando para desafiar al sistema”.

Y el presidente Joe Biden, cuya resistencia al cambio institucional muchas veces ha frustrado al sector más a la izquierda de su partido, ha reflexionado sobre su escepticismo en torno a la Corte Suprema: “esta no es una corte normal”, dijo, después de que el fallo de la corte anulara la acción afirmativa en admisiones universitarias.

Una encuesta de Gallup publicada en julio reveló que la confianza de la población en las principales instituciones de Estados Unidos se encuentra en niveles históricamente bajos, con niveles históricos de desconfianza en el ejército, la policía, las escuelas, las grandes empresas y la tecnología. Otras instituciones, incluida la presidencia, la Corte Suprema y el sistema de justicia penal, así como los periódicos y los noticieros, están ligeramente por encima del mínimo histórico que alcanzaron el año pasado.

Existe una división partidista inequívoca: los republicanos son mucho menos propensos a expresar confianza en la mayoría de las instituciones de la encuesta, incluida la presidencia y las escuelas públicas. Los demócratas tienen muchas más dudas sobre la Corte Suprema y la policía. (Hay desconfianza bipartidista en el sistema de justicia penal, donde menos de 1 de cada 4 votantes expresaron tener confianza en el sistema).

Los militares han visto una disminución especialmente pronunciada en la confianza de los votantes republicanos: un 68 por ciento afirma tener confianza en las fuerzas armadas, en comparación con el 91 por ciento de hace tres años. DeSantis, en particular, ha hablado de ese cambio en una institución que a los republicanos no les gustaba criticar.

“Cuando instituciones veneradas como nuestro propio ejército están más preocupadas por asuntos que no son centrales para la misión, como el calentamiento global o la ideología de género y los pronombres, la moral decae y el reclutamiento sufre”, afirmó DeSantis cuando anunció su candidatura. “Necesitamos eliminar estas distracciones y concentrarnos en la misión principal”.

Alimentarse del escepticismo ya profundamente arraigado de los votantes podría haber sido visto como políticamente arriesgado en el pasado, pero las redes sociales y los medios de derecha han ayudado a cambiar eso, afirmó Sarah Longwell, una consultora republicana que organiza grupos focales semanales con los votantes de su partido.

Longwell afirmó que estas fuerzas han creado un “triángulo republicano de la fatalidad”, en el que la base de votantes del partido, los políticos y los medios partidistas crean un bucle de retroalimentación de quejas y teorías conspirativas.

“La falta de confianza se ha convertido en una característica definitoria de nuestra política”, aseveró Longwell. “Los votantes sienten que hay una amenaza existencial cada vez que alguien que no comparte su política está a cargo de algo. Hemos perdido el sentido de que la neutralidad es posible”.

Pero eso no explica todo el panorama. La confianza de la población en las instituciones gubernamentales ha ido disminuyendo durante décadas, primero a raíz de la guerra de Vietnam, luego nuevamente después de Watergate y una vez más después de la guerra en Irak y la Gran Recesión.

El ex gobernador de California, Jerry Brown, señaló que se postuló para la candidatura demócrata presidencial en 1992 al atacar y calificar de corruptas las instituciones de Washington, pero el argumento nunca se propagó tanto como lo ha hecho con los republicanos, dijo, en parte porque la base de su partido generalmente confiaba en el gobierno.

Hoy, Brown ve al país más polarizado. Las nociones que alguna vez se habrían considerado marginales, como las afirmaciones falsas de Trump de que las elecciones de 2020 fueron robadas, son corrientes. Muchos votantes republicanos esperan escuchar a los candidatos atacar los resultados de las elecciones de forma rutinaria, socavando el sistema del que dependen para obtener el poder.

“La democracia depende de la confianza”, incluso si “la política depende del miedo”, dijo Brown en una entrevista reciente. “El mundo se está volviendo más peligroso y aquí en casa se está volviendo menos gobernable”.

c.2023 The New York Times Company