Miles de embriones humanos congelados están abandonados en clínicas de fertilidad de EEUU

Las técnicas avanzadas de reproducción asistida, y en especial la fertilización in-vitro, han permitido procrear a miles de personas que de otro modo no habrían podido tener hijos biológicos. Y aunque se trata de tratamientos complejos y costosos, son utilizados con intensidad y éxito importante por gran cantidad de personas y por miles de médicos especializados en Estados Unidos.

Pero en paralelo ha surgido un problema creciente, y no hay claridad sobre cómo abordarlo: una enorme cantidad de embriones congelados, creados durante el proceso de fertilización in vitro, han quedado abandonados por sus progenitores y esperan en los refrigeradores de muchas clínicas de reproducción asistida en el país.

Un embrión humano en las primeras etapas después de la fertilización. Miles se encuentran almacenados en sistemas de congelación en clínicas de fertilidad en EEUU, y una cantidad importante de ellos habrían sido abandonados allí por sus progenitores, que se sometieron a tratamiento de fertilización in-vitro. (AP)
Un embrión humano en las primeras etapas después de la fertilización. Miles se encuentran almacenados en sistemas de congelación en clínicas de fertilidad en EEUU, y una cantidad importante de ellos habrían sido abandonados allí por sus progenitores, que se sometieron a tratamiento de fertilización in-vitro. (AP)

Y, como narra la televisora NBC News, muchos médicos no esperaban tener que lidiar con ese punzante fenómeno y no tienen claro qué hacer con esos embriones humanos abandonados. En ello hay consideraciones éticas, legales, económicas y religiosas de gran calado que no tienen una clara respuestas.

Tan solo en los sistemas criogénicos de una clínica de fertilidad en Florida están guardados, indica NBC News, cientos de embriones abandonados. Casi un tercio de todos los embriones congelados en esa clínica fueron descartados o abandonados. Y si se considera que hay cientos de clínicas de fertilidad en el país, y que todas tienen una cierta cantidad de embriones en esa situación y los han tenido a lo largo de los años, el panorama resulta especialmente complicado.

Decenas de miles de embriones habrían terminado, y muchos lo están, en ese limbo gélido: al menos unos 90,000 según un estudio de la Universidad de Nueva York citado por NBC News. Y podrían ser muchos miles más.

En principio, indica la televisora, la primer interrogante es porqué personas que realizan enormes esfuerzos físicos, emocionales y económicos para producir embriones y tratar a partir de ellos de lograr embarazos exitosos optan, después de cierto tiempo, por abandonar esos embriones, que en muchos casos tienen el potencial, si fuesen implantados en el útero de una mujer con capacidad de ser madre, convertirse en fetos y luego en bebés.

El costo de mantenerlos congelados es uno de los factores, pues la cuenta puede fácilmente llegar a 1,000 dólares al año por ese servicio, y en ocasiones alcanzar montos mayores. Muchas personas que lograron tener un hijo vía fertilización in-vitro previamente, o que optaron al final por no hacerlo por alguna circunstancia, al final abandonan los embriones “sobrantes” en su proceso, pues es común que varios de ellos sean producidos en el proceso de fertilización.

El hecho mismo de que gran cantidad de embriones son creados en los procesos de reproducción in vitro en Estados Unidos cataliza su abundancia, a diferencia de países europeos donde está regulada la cantidad de embriones que pueden ser creados y transferidos.

Muchos de ellos permanecen, así, congelados en espera de un eventual uso futuro. Pero cuando los pacientes dejan de pagar las tarifas de congelación (uno de los criterios para considerar que un embrión fue abandonado), estos quedan en ese estatus extraño.

Algunas clínicas, indica NBC News, consideran que un embrión fue abandonado cuando los costos de su congelación no son pagados en cinco años (de lo que se infiere un desinterés de los progenitores de esos embriones) y nadie acude a reclamarlo, pero algunas los consideran así con solo un año de morosidad.

Pero dado las implicaciones éticas y legales en el asunto, las clínicas no descartan esos embriones abandonados y los preservan en congelación por lo general de modo indefinido.

Primero, porque al tratarse de embriones humanos existe el factor ético y religioso (se trata de células que pueden en efecto dar paso a una vida humana) y, segundo, porque legalmente esas clínicas podrían enfrentar severos problemas legales si descartan embriones sin la autorización de sus progenitores. La falta de pago en ese caso no sería una razón que justificase esa decisión en caso de un litigio al respecto.

Un tanque de nitrógeno líquido que alberga embriones humanos congelados. (Getty Images)
Un tanque de nitrógeno líquido que alberga embriones humanos congelados. (Getty Images)

Así, aunque requieren espacio para los tanques de nitrógeno líquido necesarios para su congelación, estos embriones abandonados son preservados en las clínicas o en sistemas criogénicos de terceros especializados en la preservación de embriones.

Ciertamente, se dan casos de parejas que tras años de mantener congelados sus embriones deciden finalmente intentar el embarazo, y muchos logran así tener hijos. Pero estas personas, y las que lograron tener descendencia en el periodo inmediato a la creación de sus embriones, ciertamente deben después atender a sus hijos y con frecuencia no cuentan con los recursos para el pago de los servicios de congelación de los embriones remanentes.

Y ciertamente muchos ya no pueden tener más hijos.

Hay también parejas que optan por seguir pagando los costos de congelación incluso si han decidido ya no tener más hijos, o lo hacen en tanto deciden lo que han de hacer con ellos, siempre con las cuestiones éticas, emocionales y legales a la par.

Ante este fenómeno, se ha creado una entidad para gestionar la donación de embriones que de otro modo no habrían sido usados (para destinarlos a parejas que desean concebir pero no pueden hacerlo directamente), pero esa donación requiere el consentimiento de los progenitores, algo que no está disponible en los casos de embriones abandonados.

Para esos embriones, el futuro está literalmente congelado. Y no hay aún respuestas sobre cómo cambiarlo.