Mide AMLO temperatura política, entre dardos de traición

Alberto Morales y Pedro Villa y Caña

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 21 (EL UNIVERSAL).- En casa y con sus legisladores (de Morena, PT y PVEM), el presidente Andrés Manuel López Obrador dio un nuevo paso para elegir a su sucesora o sucesor en los comicios presidenciales de 2024, al dejar en claro las reglas y el método de elección.

Con la ausencia de Ricardo Monreal —quien votó en contra del plan B de reforma electoral— el Presidente envió un duro mensaje a quienes hablan mucho de lealtad y sin tener principios a la primera traicionan y no resisten las tentaciones del poder.

En el Salón Tesorería de Palacio Nacional y arropado por la plana mayor de esos partidos frente a las corcholatas presidenciales, López Obrador expresó que estaba muy contento porque en su relevo había mujeres y hombres con muy buen nivel político e ideológico, mientras la oposición tiene problemas.

Frente a su "hermana" Claudia Sheinbaum y sus "hermanos" Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, el Mandatario dejó en claro que el método de selección del abanderado presidencial de Morena es la encuesta, porque, dijo, no hay dedazo.

"No me voy a meter a hacer campaña porque no me corresponde, voy a seguir gobernando para todos los mexicanos, pero cuando se dé a conocer quién gana la encuesta, voy a estar con el que gane la encuesta, sea quien sea, y a ver, a ver, a ver, para irle midiendo: ¿Vamos a apoyar al que gane la encuesta?", lanzó como dardo el Presidente, y sin voltear a ver a sus corcholatas, para evaluar la temperatura política de sus correligionarios.

Un enérgico "¡Sí!" retumbó en el salón, mientras legisladores como Armando Guadiana, virtual candidato de Morena al gobierno de Coahuila, alzó el puño izquierdo y del otro lado de la fila Delfina Gómez, probable aspirante en el Estado de México, aplaudió la decisión.

—¿Sea quien sea?, insistió el presidente López Obrador.

—¡Sí!, respondieron.

—¿No está por encima de todo el proyecto de transformación?, insistió.

—¡Sí!, contestaron los legisladores presentes.

"Vamos adelante", conminó López Obrador a sus huestes legislativas, que eufóricas respaldaron sus lineamientos.

El titular del Ejecutivo federal agradeció a los legisladores de Morena, PT y PVEM la "lealtad" a su proyecto de gobierno y por aprobar reformas estratégicas para su administración.

"No soy estalinista"

López Obrador recordó la historia de las traiciones y purgas en el Partido Bolchevique durante la Revolución Rusa.

Aseguró no ser "estalinista", sino simpatizante de León Trotsky, el revolucionario traicionado por Stalin, quien lo expulsó del partido y lo mandó matar en su exilio en México.

"Si se trata de decidir sobre qué dirigente de izquierda de Rusia me llama más la atención, diría Trotsky, no Stalin; y le tengo mucho respeto a Lenin, pero yo soy idealista", aseguró.

En ese contexto, envió un fuerte mensaje —sin mencionar su nombre— a Ricardo Monreal: "En la política suele pasar de que se tiene amigos de mentiras y enemigos de verdad, y los que hablan mucho de lealtad y sin tener principios, ideales, a la primera traicionan, no resisten las tentaciones del poder".

Por eso, dijo, el de este martes fue un acto de reconocimiento a los legisladores que hacen valer una palabra y un concepto que es fundamental: la lealtad.

"Pero aclaro de que no me refiero a la lealtad a las personas, a los dirigentes, a los políticos. La lealtad más importante es la que se profesa al pueblo y al proyecto de transformación en beneficio del pueblo. Esa es la lealtad".

Los morenistas, petistas y ecologistas salieron satisfechos del encuentro.

El coordinador de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier, comentó que el mensaje del Presidente sobre la lealtad no tenía dedicatoria, sino que era para todos los legisladores. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, coincidió, pero el golpe al monrealismo ya se había dado.