México y sus resultados en PISA que cada quien interpreta a su conveniencia

PISA, la prueba en la que México salió mal parado. (REUTERS/Gustavo Graf)
PISA, la prueba en la que México salió mal parado. (REUTERS/Gustavo Graf)

La prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes) ha publicado sus resultados relativos al año 2022. México retrocedió en lectura, matemáticas y ciencias con relación a la prueba de 2018. En matemáticas, el país obtuvo 395 puntos, 14 menos que en 2018. En lectura fueron 415 puntos (5 menos) y en ciencias 410.9, (nueve menos que en 2018). La noticia ha generado un sinfín de debates y se ha prestado para algunas confusiones que conviene entender para tener un panorama certero sobre los resultados.

El examen lo hacen estudiantes de entre 15 y 16 años, edad en la que se ha concluido la llamada educación básica. Por lo tanto, se espera que el desempeño en esta prueba refleje qué tan buena ha sido la formación recibida hasta ese punto. México, al igual que todo el mundo, resintió los estragos educativos generados por la pandemia y el cierre de escuelas. Pero el desempeño en la prueba refleja otros factores que afectan a la educación y no sólo la suspensión obligada de clases hace tres años.

Es fundamental entender el rol de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un conjunto de 38 países del que México forma parte. En ese sentido, ha circulado la noticia que México fue el antepenúltimo lugar de la prueba PISA. No fue así. En total, fueron evaluados 81 países a través de dicho examen y México se ubicó en el puesto 51.

Esto no sirve como justificante de la caída del nivel educativo, es decir, no se puede caer en el lugar común de que "hay otros peores" ni tampoco refugiarse en la caída general del promedio de la OCDE, porque de todos modos México presenta resultados inferiores al promedio. Y menos cuando se toma en cuenta que México ha caído a su peor nivel desde 2006, según recoge el análisis temporal del Instituto Mexicano de la Competitividad. Y puede verse un retroceso que va más allá del periodo marcado por la pandemia:

"En 2012, 55% de los estudiantes evaluados lograron un puntaje inferior al nivel 2 en Matemáticas; para 2022, esta cifra aumentó a 66%. En 10 años, la proporción de estudiantes mexicanos que no alcanzan un nivel básico de habilidad matemática aumentó 11 puntos porcentuales", se lee en el informe del IMCO. Algunas interpretaciones erróneas han puesto a México como el antepenúltimo lugar a secas, sin aclarar bajo qué parámetros.

No, no de todos los participantes. Es el antepenúltimo de la OCDE, según el análisis de la IMCO.

Eso no es precisamente para alegrarse y ni siquiera sentir alivio. Sólo es la medida justa. Las conclusiones pueden hacerse así, con la medida justa. México ha empeorado su rendimiento en las tres alas del examen (lectura, ciencias y matemáticas). La pandemia afectó, pero no es el único motivo. México está antepenúltimo en la OCDE, no del mundo, pero eso basta para evidenciar no sólo un rezago, sino un retroceso. El problema es que una discusión tan elemental, como el lugar que ocupa México, se politiza de inmediato. En todo se ven las banderas del oficialismo y de la oposición.

Y el problema real es la educación de los mexicanos. Para revertir la tendencia a la baja, se requieren de planes serios. Claro, hechos por especialistas y aprobados por las autoridades correspondientes, pero en todo caso es una discusión de la que no se puede excluir a la opinión pública —y ahí radica la importancia de entender dónde está parado México—. Por ejemplo, el IMCO plantea propuestas en tres ejes: darle más importancia a las matemáticas en los planes de estudio; invertir más dinero en la educación y realizar exámenes nacionales de parámetros estandarizados, como preparación y para conocer el nivel de la educación en México en tiempo real.

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