México y su goleada ante Uruguay que deja todo claro: ni con los 'viejos' ni con los nuevos hay nivel

México cayó por goleada ante Uruguay en su preparación rumbo a la Copa América 2024. (Omar Vega/Getty Images)
México cayó por goleada ante Uruguay en su preparación rumbo a la Copa América 2024. (Omar Vega/Getty Images)

México perdió de manera estrepitosa ante Uruguay por 4-0. Debía ser un partido de preparación, pero el Tri apostó por un plantel alternativo. Las consecuencias saltaron a la vista de inmediato con un dominio total de los charrúas, dirigidos por Marcelo Bielsa, quien conoce muy bien al futbol mexicano y no tuvo reparo en criticar el nivel de seriedad que le dio su homólogo Jaime Lozano a este encuentro.

“Juegan con un rival muy importante en pocos días. No creo que un equipo que está preparándose debería de haber tomado el partido de hoy con su máximo poderío sabiendo que tiene que jugar con Brasil. Resultado engañoso; el primer tiempo pudo anotar México y hubiera sido distinto. Con las diferencias grandes, es más fácil jugar bien. Sinceramente creo que México tiene jugadores, que no pierda de vista que hoy había muchos jugadores importantes fuera del equipo, demasiados", expresó el entrenador argentino sobre su rival.

Es cierto que México no afrontó el partido con el que pudo ser su mejor plantel y Lozano decidió reservarlo para el citado partido contra Brasil. Sin embargo, incluso dando por válida esa teoría, es un hecho que el partido evidenció una paradoja y una doble moral: antes se pedía una renovación y hoy que existe todos pierden la cabeza. Así se deja ver en el termómetro de la derrota. Todos critican a Lozano y su decisión de darle oportunidades a nuevos jugadores.

Ya no está Guillermo Ochoa para echarle la culpa de todo. Si querían nuevos nombres, los hubo, y así le fue al Tri. ¿Entonces qué habría sido lo ideal? ¿Eternizar a los jugadores que ya acumulaban un sinfín de problemas en sus espaldas? A menos de dos años de la Copa del Mundo, se decidió hacer el mentado recambio que tanto tiempo se pidió. Al menos desde 2021, cuando el director técnico era Gerardo Martino, se ha hablado con insistencia de que jugadores veteranos ya no tenían el nivel para portar la playera nacional —y si lo tenían, se abogaba porque abrieran nuevos espacios haciéndose a un lado—. Y había que mirar a los jóvenes.

Hoy, por ejemplo, Lozano tiene una base de jugadores nuevos, pero que tampoco cuentan con las credenciales para medirse contra rivales de primer nivel, como es el caso de Uruguay. Y esto ha sido tan sólo un parámetro, porque lo más difícil vendrá en la Copa América como tal. Ahí quedará probado el auténtico nivel de México y no habrá palabras de sosiego, como las que dio Bielsa. Sí, México necesitaba un recambio, pero desde hace mucho tiempo (cuando menos tres años).

Y gradual. No de golpe como se ha hecho este. Por eso las reacciones son tan exageradas. Es normal que jugadores sin experiencia cometan errores o sencillamente se vean fuera de tono contra rivales de esta magnitud. No cuentan con el bagaje para hacer frente a compromisos así. Y el futbol tiene eso: hay que fracasar muchas veces, perder mil partidos, para habituarse a un nivel y ser capaz de sostenerlo en el tiempo.

Quizá esta misma generación sea mejor en dos años gracias a todos los tropiezos que acumule en los siguientes partidos. O quizá no. Ambas cosas pueden pasar porque son parte de haber asumido el reto. Ni con los jugadores experimentados, que ya no daban resultados y eran criticados en cada paso que daban, sin importar qué tan bien o mal jugaran, ni con elementos nuevos, sin hoja de vida suficiente para competir contra la élite. México no tiene jugadores para armar una selección de nivel A. Esa es la más grande condena y problema, más allá de un 4-0 humillante en un amistoso.