México y la ilusión de que se puede salir de la pobreza "echándole ganas"

México y la ilusión de que se puede salir de la pobreza
México y la ilusión de que se puede salir de la pobreza "echándole ganas". (Getty Images)

La expresión suele ser muy común: "hay que echarle ganas" para salir de la pobreza. México contaba, hasta el cierre del 2022, con un 36.3% de la población en situación de pobreza (equivalente a 46.8 millones de habitantes), de acuerdo con la CONEVAL. El porcentaje de pobreza extrema es del 7.1%, es decir, un estimado de 9.1 millones de personas. Se trata de un problema estructural que está más allá de la voluntad de quienes la padecen.

En los medios de comunicación y redes sociales, proliferan los discursos de "superación". Son mensajes generalmente difundidos por empresarios de diversos niveles, que pretenden poner como ejemplos sus historias personales y que, con el guión correcto, mueven la sensibilidad de sus audiencias: todo se puede alcanzar con el simple hecho de proponérselo.

Ese pensamiento ha sido fielmente reflejado por diversos políticos. Quizá algunos han tratado de disimularlo, pero otros han sido explícitos en sus ideas, sin ningún rasgo de rubor: fue el caso de Samuel García, actual gobernador de Nuevo León y candidato presidencial por Movimiento Ciudadano, cuando en una entrevista de 2019 dijo que él conocía “gente muy valiosa, que viven con un sueldito de 40, 50 (mil pesos) y son felices”. En el mismo sendero caminó el excandidato presidencial Gabriel Quadri, cuando en lanzó un tuit que decía: "Si México no tuviera que cargar con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sería un país de desarrollo medio y potencia emergente".

Sin embargo, la realidad es muy distante a estas actitudes discriminatorias. Así lo remarcan los académicos Roberto Vélez Grajales y Luis Monroy-Gómez-Franco (director e investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, respectivamente) en su obra Por una cancha pareja. La analogía, desde luego, tiene que ver con el futbol: un deporte en el que es indispensable que ambos equipos disputen el partido con la cancha al mismo nivel del suelo y que no esté inclinada. La génesis del problema radica en que el acceso a las oportunidades, su acceso o negación, dirige la vida de las personas.

“La igualdad de oportunidades es un cliché, al que políticos y comentaristas recurren sin tener una definición precisa”, explicó Monroy-Gómez-Franco en declaraciones para Aristegui Noticias. El factor casual, como lo puede ser el lugar de nacimiento, tiene una incidencia clave en la forma en la que una persona accede (o no) a oportunidades de movilidad social.

Y, sin embargo, ese aspecto, que es involuntario, suele desestimarse en la narrativa del echaleganismo. “En el sur del país la probabilidad de superar la condición de pobreza es de 14%, mientras que si naces en la zona fronteriza al norte, incrementa a 46%“, comentó Vélez, que ahondó también en el factor racial: “México es una sociedad donde el tono de piel define como te tratan”, señaló en la misma entrevista con Aristegui. Citaron también que una mujer de piel morena debe enviar hasta un 23% más de solicitudes laborales para ser contratada.

En agosto pasado, cuando la CONEVAL publicó su informe de pobreza relativo al periodo 2018-2022, una de las principales conclusiones a nivel institucional fue que en México se había reducido la pobreza en los últimos dos años (2020-2022) por 7.6 puntos porcentuales. Pero esa visión tenía matices a considerar. Así lo explicó también Vélez en un artículo de ese mismo mes:

"La pobreza extrema no se redujo y la vulnerabilidad contabilizada únicamente por el lado de las carencias sociales se incrementó, principalmente por la carencia en servicios de salud, en una magnitud en número de personas equivalente a la de la reducción en pobreza". Y recordó también el problema central de esas cifras, cuando se habla de reducción: "Una preocupación recurrente cuando se logra reducir la pobreza es que la población que la supera vuelva a caer en ella". En México no bastan números y discursos. La pobreza es un problema perdurable que no se soluciona con echarle ganas.

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