¿Merecemos las mujeres permisos laborales por tener la regla?
Primera puntualización: la regla duele. Siempre. A veces, poco. A veces, mucho. Otras, te doblega y te parte en dos.
Segunda puntualización: sucede cada mes. Más o menos. O sea, muy a menudo.
Tercera puntualización: la tenemos todos los seres humanos con útero y ovarios funcionales.
Y eso quiere decir que un tanto por ciento elevadísimo de la fuerza laboral va a trabajar al menos un día o dos al mes con tanto dolor que apenas pueden levantarse de la cama.
Pero, claro, ¿qué le dices a tu jefe?
- Oiga, señor, es que tengo la regla, no me puedo ni mover. ¿Me dejaría entrar hoy un poco más tarde, o irme a casa un poco antes?
Ya os digo que no. Porque tener la regla sigue siendo algo vergonzante -en los anuncios es azul, recordad- y las mujeres tenemos ese complejo o miedo o llamadlo como queráis a no parecer débiles por "esas cosas de mujeres".
Las que duelen pero tiene que parecer que no duelen. Las que tenemos pero tiene que parecer que no.
Sí, señores, es el ciclo reproductivo. Y ustedes no hubieran nacido si sus madres no se hubieran roto de dolor cada mes. Por no hablar del embarazo y del parto.
Así que, ya que tener la regla es inevitable para millones de mujeres en España, ¿merecemos las mujeres poder librar si el dolor es insoportable? Igual que, por ejemplo, te sienta mal la cena y te pasas las siguientes veinticuatro horas vomitando.
El Ayuntamiento de Girona ha creado una bolsa de ocho horas mensuales para que sus trabajadoras puedan ausentarse de su puesto de trabajo por molestias derivadas de la menstruación. Aunque, no es precisamente un regalo. Las horas perdidas tendrán que recuperarse en los siguientes tres meses.
Es un gran paso del que, según el consistorio, sólo se han encontrado precedentes en Italia y Japón. “Si te encuentras mal por la mañana podrás empezar dos horas más tarde o irte a media mañana si es cuando tienes los síntomas”, explican en el consistorio. Así, la mujer no tiene que gastar días de vacaciones o de asuntos propios.
La regla, un tema tabú y estigmatizado, es roja y duele.
Y ya es hora de que empecemos a decirlo en voz alta. Sin vergüenza. Aunque algunos sigan diciendo "esas cosas de mujeres débiles" con una mueca de asco.