Los mercenarios alemanes que el rey de Inglaterra contrató para luchar en la Guerra de Independencia estadounidense

A inicios de la década de 1770 un numeroso grupo de ciudadanos norteamericanos comenzaron a organizarse para dejar de pertenecer al Imperio británico como colonia y conseguir la independencia, con el propósito de convertirse en una nueva nación.

Ilustración representando la Batalla de Saratoga (1777) con los mercenarios hessianos (derecha de la imagen) recibiendo el ataque del ejército rebelde (vía Wikimedia commons)
Ilustración representando la Batalla de Saratoga (1777) con los mercenarios hessianos (derecha de la imagen) recibiendo el ataque del ejército rebelde (vía Wikimedia commons)

Para ello realizaron una serie de actos con los que tensar las cada vez más complicadas relaciones con los representantes británicos, provocando diferentes motines y sabotajes a lo largo y ancho de las Trece Colonias; por ejemplo, el conocido como 'Motín del Té en Boston', del 16 de diciembre de 1773, fue la chispa que encendió la llama de la Guerra de Independencia (1775-1783).

También firmaron la famosa Declaración de Independencia en 1776, proclamando así su separación definitiva del Imperio británico.(cuya efeméride es celebrada cada 4 de julio), además de realizar los llamados ‘Padres Fundadores’ de la nación unas muy fructíferas conversaciones con otras naciones con el fin de conseguir apoyo económico, logístico y militar durante la revolución norteamericana (entre ellos los reinos de España y Francia).

La Guerra de Independencia estadounidense suponía un varapalo para los intereses británicos, quienes se habían enemistado en lo que iba de siglo XVIII con la mayoría de naciones europeas y el rey Jorge III de Gran Bretaña vio cómo eran insuficientes las fuerzas militares que disponía.

Ya no solo por el escaso apoyo recibido de otras naciones europeas, sino de un gran número de británicos destinados en las colonias de Norteamérica y que decidieron apoyar a los rebeldes, luchando en ese bando.

Por tal motivo, el monarca inglés tuvo que llegar a acuerdos económicos con mandatarios de varios Estados y principados pertenecientes al Sacro Imperio Romano Germánico con el fin de contratar mercenarios alemanes con los que formar diferentes unidades militares y enviarlos a luchar a la Guerra de Independencia.

Federico II de Hesse-Kassel fue uno de los mandatarios germanos que decidieron apoyar a las fuerzas británicas. Pero, evidentemente, no lo hizo gratuitamente. Este príncipe soberano (título denominado en alemán como ‘landgrave’) fue conocido por fomentar la cultural entre sus súbditos (fue uno de los principales apoyos a la ‘Era de la Ilustración’ del siglo XVIII), además de llevar la prosperidad económica a sus tierras.

Cuando, en 1760, Federico II heredó el landgraviato de Hesse-Kassel tras el fallecimiento de su padre, Guillermo VIII, se encontró las arcas vacías debido a la Guerra de los Siete Años que su progenitor había apoyado económica y militarmente en el conflicto que enfrentó a fuerzas formadas por germanos, británicos y prusianos contra franceses, rusos y españoles.

La Guerra de Independencia estadounidense de 1775 y la necesidad de los británicos de disponer de una potente fuerza militar, hizo que Federico II de Hesse-Kassel pusieta a disposición de Jorge III de Gran Bretaña de un contingente de más de 20.000 mercenarios (algunas fuentes indican que era mayor a 30.000 hombres), que serían conocidos como los ‘hessianos’.

De este modo landgraviato de Hesse-Kassel llenaba sus necesitadas arcas y Gran Bretaña dispondría de soldados fieles a su causa.

Curiosamente, la inmensa mayoría de los hessianos fueron reclutados forzosamente, percibiendo unos irrisorios salarios por estar jugándose la vida en el frente (en una guerra que no era la de su nación) pero que lucharon contra los rebeldes de la Revolución norteamericana con el mismo ímpetu de que si lo hicieran por su propia patria.

Ese fue el motivo por el que el cuerpo de hessianos acabase siendo sumamente famoso y fundamental en dicho conflicto bélico, además de constituir este cuerpo de mercenarios una cuarta parte de las fuerzas desplegadas por los británicos.

A pesar de ser mercenarios y, por tanto, tener mala fama, los hessianos no comulgaban con las formas poco éticas que algunos soldados británicos ejercían sobre sus enemigos rebeldes.

Muchos fueron los hessianos que habían sido hechos prisioneros, siendo utilizados como mano de obra barata en algunas granjas de Pensilvania y, en 1783, cuando la guerra llegó a su fin, tras ser liberados decidieron quedarse a vivir en los nuevos Estados Unidos (creando una importante colonia alemana), donde comenzando de cero y echaron raíces.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

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