Gasoleros: Mercedes Morán y Juan Leyrado hablaron sobre el regreso de Roxi y Panigassi en plena pandemia

El candombe era clarito, la voz de Vicentico también: "No me deje solo compañero, que aunque nos falte el dinero tengo un sueño que llevar", y Gasoleros se trató de eso, de llevar un sueño a una Argentina que se resquebrajaba.

En 1998 ya comenzaba a vislumbrarse una recesión en el país, y por consecuencia también en la televisión. Los canales apostaron en mayor o menor medida al Mundial de Francia, con un batallón de estrellas que viajó a Europa para transmitir en directo la obtención de un nuevo campeonato. Cuando el sueño se terminó en cuartos de final, se multiplicó el desfile de "almas solas vagando por la ciudad". Y había que dar una respuesta.

Cuatro años, cuatro éxitos. Polka, la productora fundada por Adrián Suar en 1994 había roto el molde de lo ya visto, adoptando algo de estética cinematográfica, tomando algunas buenas propuestas que se hacían de otro lado del mundo y apostando al cruce de géneros. Poliladron, Verdad consecuencia (vicisitudes de treinteañeros, temática habitual para "los hijos de Netflix" pero entonces una novedad), Carola Casini y RR.DT, cada uno mostrando un universo de personajes diversos pero igualmente atractivos.

Todos estos proyectos tenían una frecuencia semanal; y a Polka le faltaba saltar al formato de tira diaria. Era una tentación, y no tan difícil de llevar adelante gracias al prestigio obtenido, a un canal de puertas abiertas como el 13, y a un productor con un olfato particular para detectar el gusto popular. La conjunción de todos esos elementos, sumado el clima cotidiano (y enrarecido) dieron como resultado un programa que transformó a la ficción nocturna, abriendo un camino poco transitado hasta ese momento.

No me deje en banda, gasolero

Hoy, con el resultado puesto, cuesta imaginar que Gasoleros haya nacido como un programa para el verano, de esos de "a ver qué onda". Así le recuerda la propuesta Juan Leyrado a LA NACION: "Me encontré a tomar un café con Adrián, con el que nunca había laburado pero me parecía muy talentoso en el armado de proyectos, y me dijo: "Mirá, Juan, yo te propongo para el verano hacer esto. Era solo por ese momento, para probar. En ese momento no me imaginaba ni el éxito, ni a mí mismo formando parte de un suceso tan grande. Era un trabajo en algo que me estaba contando, y que me gustaba mucho. Pero yo no era ni soy un galán de televisión. O si querés un 'galán maduro', aún cuando en esa época no era maduro, ni por afuera ni por adentro".

La historia que había entusiasmado al actor aggiornaba un tono costumbrista, ya presente dos décadas antes en programas como Rolando Rivas, taxista o Un mundo de veinte asientos. Su personaje, Héctor Panigassi, era un hombre simple de gran corazón, leal y muy amigo de sus amigos, que estaba a cargo de un taller mecánico. Su interés romántico sería Roxana "Roxi" Presutti, mujer independiente de armas tomar y matrimonio insatisfecho.

Mercedes Morán, cuenta que ni siquiera ella estaba convencida cuando la llamó Suar para ofrecerle el papel: "Fue todo un desafío para mí. Yo provenía del teatro, había hecho en televisión algunas participaciones en especiales o unitarios y un programa, Señoras y señores (ficción que tuvo un breve paso por canal 13 en 1997 cosechando buenas críticas pero poco rating), un proyecto que actores y autores hicimos en forma independiente. Creo que Adrián viendo ese programa, había observado en mí un tipo de actuación más corrida de lo formal y más verdadera que intentó replicar en Gasoleros".

Silvia Montanari, Manuel Callau, Rubén Rada, María Fiorentino, Dady Brieva, Pablo Rago, Nico Cabré, Matías Santoianni, entre muchas otras primeras figuras o estrellas en ascenso completaban un reparto de lujo. El 5 de enero de 1998, Gasoleros inició su camino hacia la cima del éxito, donde se mantuvo por más de 400 capítulos.

Panigassi fue más famoso que Sandro y Julio Bocca

La primera tira diaria de Polka reinventó un formato con parámetros de fin de siglo. Ya de por sí, el devenir de los personajes protagónicos los encaminaba hacia una relación prohibida; al mismo tiempo, ninguno de los dos cumplía con los estereotipos de "belleza televisiva" acordes a esas historias. Este punto en particular preocupó tanto a Moran, que en un primer momento pensó en renunciar: "En esa época el prototipo de belleza de las protagonistas de una novela era bastante diferente. Eso, más los miedos y las inseguridades hicieron que una vez comenzadas las grabaciones le insistiera a Adrián con la idea de que yo no era la actriz que necesitaba. Él se reía, y desde su lugar de productor experimentado me daba confianza no tomando muy en cuenta mis advertencias. El tiempo le dio la razón".

Y sí, porque para la segunda mitad del 98, Gasoleros coqueteaba con sorprendentes 30 puntos de rating, y Roxi y Panigassi se convertían en "los personajes del año". Basta como ejemplo, que en diciembre de ese año se difundió una encuesta en la que "Pani" (como le decía ella) tenía más llegada al público que los mismísimos Sandro o Julio Bocca. Leyrado hoy todavía se ríe de aquel suceso que generó, "En ese momento no sabía la enorme repercusión que tenía porque trabajábamos todo el día. Sí veía que éramos tapa de diarios y revistas, y que muchos estaban pendientes de lo que le pasaba a nuestros personajes. Sí, después de dos años, cuando terminamos, empecé a recibir los comentarios de la gente, ver lo que les pasaba, y a mí me movilizó mucho. Me hizo pensar cómo lo que uno creó llegaba a los espectadores en situaciones tan distintas: gente que estaba sola y miraba el programa, otros en la cárcel que esperaban ese momento para vernos, o gente enferma. ¿Cuántos se habrán ido de este mundo con una imagen de Gasoleros?".

A Morán le pasó algo parecido, de pronto las mujeres comenzaron a querer parecerse a Roxi, imitando su corte de pelo o incluso el color de su cabello. "Siempre me pareció divertido. Creo que el secreto del éxito es la empatía que podés generar. Intenté dotar a mi personaje de una cantidad de elementos que normalmente no tenían las heroínas de televisión, fue algo de lo que hablé mucho con Adrián en ese momento", le dice a LA NACION. "Roxi tenía zonas oscuras, mezquindades, a veces era caprichosa o egoísta. Tampoco era una madre perfecta, cometía muchos errores. Fue difícil porque, obviamente, había un poco de temor de parte de la producción de correrse de ese arquetipo que históricamente había sido diferente. Pero rápidamente todos nos dimos cuenta de que esas imperfecciones lograron una empatía mucho mayor".

Al igual que las imperfecciones de Roxi, quedaron en la historia algunas frases de Panigassi como aquel "Me da una cosa acá", mientras se tocaba el pecho. El gesto, cuenta Leyrado, fue inspirado en su padre: "Lo extraje de él, aunque era muy distinto al personaje, sí hacía ese gesto, no sé si como justificación para poder tomar un fernet. También tomé aspectos de mi vida de barrio en Barracas, cuando era niño me llamaba mucho la atención esas costumbres, esas formas de hablar, esos modismos característicos de los vecinos. El entorno siempre queda adentro de uno".

El mecánico contraataca

Con una primera temporada de la que hablaba todo el mundo, una segunda no se discutía. La historia todavía daba mucha tela para cortar, y desde la producción decidieron redoblar la apuesta en 1999 con la incorporación de China Zorrilla como la mamá de Roxi, Fabio Posca y Gabriela Toscano. Pero nada fue lo mismo.

Para empezar, Gasoleros tuvo que acomodarse junto a otro producto de Polka: Campeones (de la vida). Más costumbrismo, esta vez con Osvaldo Laport y Soledad Silveyra en otra ficción "a ver qué onda" que había arrancado en enero de 1999, en el horario que su predecesora había dejado vacante, y le iba muy bien.

La programación se organizó para que Campeones y Gasoleros fueran uno a continuación del otro. Hasta ahí todo bien, pero también estaba el problema de la vereda de enfrente, porque si Telefe el año anterior había salido a competir con Verano del 98 (que apuntaba a un tipo de público de menor edad), esta vez no se iba a dejar mojar la oreja tan fácilmente. En mayo de ese año, Marcelo Tinelli decidió ir a todo o nada con VideoMatch -otro programa de target popular destinado al mismo rango de audiencia-, que encima festejaba diez años en el aire.

Aunque el rating comenzó a repartirse y, en consecuencia resentirse, la segunda temporada de Gasoleros mantuvo el nivel de su predecesora. La química entre Juan Leyrado y Mercedes Morán era inobjetable, la simbiosis de actores y personajes funcionaba a la perfección, tanto como para ir más allá del texto, algo que en pantalla fluía pero puertas adentro no gustaba tanto. "Éramos más jóvenes", reconoce Leyrado. "Cambiábamos algunas cosas de los libros, pero no de manera caprichosa, tomábamos el concepto y empezábamos a improvisar, pero siempre valorizando los libros que eran fundamentales. Uno de los grandes problemas era que nos tentábamos mucho, Y ahí empezó un poco la bronca de la producción y la dirección, que la entiendo totalmente. Pero no era por joder, yo ví algunos capítulos después y era alucinante lo que surgía de esa improvisación", señala.

Mercedes y Juan nunca habían trabajado juntos, pero tanto en la ficción como en la realidad parecía que se conocían desde toda la vida; Roxi y Panigassi también. ¿Era posible que con el final de Gasoleros, el jueves 30 de diciembre de 1999, se separaran para siempre? Por supuesto que no.

Veinte años no es nada

La disposiciones ante la pandemia de coronavirus llevaron a un inquieto Juan Leyrado a fantasear con un reencuentro de los personajes; o mejor dicho, a hacerse la siguiente pregunta: ¿Cómo pasarían la cuarentena Roxi y Panigassi? "Fue algo que se me ocurrió para dar un servicio, porque los temas que hacemos están relacionados con la prevención. Claro que de paso él lo usa como excusa para intentar acercarse a ella otra vez, incluso se lo dice: 'Podemos hacer la cuarentena juntos', con ese amor que se tienen. Se me ocurrió, me comuniqué con Mecha, le pregunté si tenía ganas y le encantó. Hacía veinte años que entre nosotros no hablábamos de Roxi y Panigassi".

Con la bendición de Suar, y textos escritos especialmente por el mismo autor de Gasoleros, Ernesto Korovsky, las nuevas charlas entre la pareja tocaron una cuerda muy especial e íntima entre los fans del programa, generando un nuevo suceso que, al decir del protagonista ,seguirá mientras dure la cuarentena. "Y mientras tengamos ganas. Después, ¿qué se yo? En principio salgamos de esta cosa tan dura y tan dolorosa. La idea fue fundamentalmente para aportar desde dos personajes tan conocidos, que no hay que contar quiénes son. Incluso la gente ya sabe cómo se van a comportar ellos. En el fondo todos sabemos que el amor de ellos es tan enorme que no pueden estar juntos".

¿Se apagará la historia a la par de la cuarentena o seguirá? ¿Los personajes se encontrarán cara a cara en algún momento? El reencuentro virtual de Roxi y Panigassi reavivó la llama encendida por Gasoleros hace 22 años, demostrando que hay programas que nacieron para acompañar a la gente por el resto de su vida.