Mentiras, sobornos e injerencias: la guerra híbrida del Kremlin ensombrece el referéndum de Moldavia sobre la UE

Los moldavos acudirán a las urnas el domingo para depositar dos votos considerados cruciales para el futuro del país del este de Europa. Las elecciones presidenciales, en las que la proeuropea Maia Sandu aspira a la reelección, coincidirán con un referéndum sobre la candidatura de Moldavia a la UE. Un 'SÍ' a la adhesión a la UE supondría que el Gobierno de Chisináu consagraría el deseo en la Constitución del país, cimentando su camino hacia la UE.

Pero Moldavia se ha visto atrapada en el fuego cruzado de una guerra de información que opone la adhesión a la UE a un alineamiento más estrecho con Rusia. Los proeuropeos temen que las técnicas de guerra híbrida del Kremlin puedan sesgar la votación. "Rusia no escatima esfuerzos para subvertir los procesos electorales en Moldavia", declaró el lunes el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell.

A principios de mes, las autoridades moldavas advirtieron de que unos 14 millones de euros de fondos rusos se habían canalizado directamente a las cuentas de 130.000 moldavos en un intento de comprar sus votos contrarios a la UE. El oligarca prorruso Ilan Shor, conocido por encabezar las operaciones encubiertas del Kremlin en Moldavia, también ha ofrecido públicamente dinero a cambio de votos contrarios a la integración en la UE.

Chisináu calcula que Rusia ha gastado hasta 100 millones de euros en total para socavar el proceso electoral, incluso mediante campañas coordinadas de desinformación diseñadas para influir en el voto o suprimirlo. "Esto es lo que hace Rusia. Es su modus operandi", declaró a 'Euronews' James Nixey, director del Programa sobre Rusia y Eurasia del think tank Chatham House. "Lo que distingue a Moldavia es que la sociedad en general está razonablemente dividida, o al menos es ambivalente sobre si quiere abrazar a Europa o volver a la órbita rusa. Esto ofrece a Rusia un terreno fértil con el que jugar", añadió.

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Las encuestas sitúan el apoyo de los moldavos a la adhesión a la UE en torno al 60%. Se necesita una participación del 33% para que el referéndum se considere válido, lo que significa que muchas campañas apoyadas por Rusia se han centrado en desmovilizar a los votantes.

Según Ondrej Ditrych, analista principal del Instituto de Estudios de Seguridad de la UE (EUISS), "no alcanzar el umbral de participación supondría un fracaso para el Gobierno moldavo, y es un objetivo en principio más fácil de alcanzar para Rusia que asegurar el 'NO' a la adhesión a la UE".

Pero el presidente de la delegación moldava del Parlamento Europeo, Siegfried Mureșan, afirma que el apoyo inquebrantable de la UE a Chisináu pesará más que la guerra informativa del Kremlin. "Está claro que las autoridades moldavas tienen capacidad para organizar elecciones libres y democráticas. Estas elecciones serán supervisadas muy cuidadosamente", declaró Mureșan. "Creo que cualquier intento aislado de influir en el resultado de las elecciones será identificado adecuadamente por las autoridades moldavas".

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La ampliación se convierte en un imperativo geopolítico

La guerra de Ucrania ha transformado el panorama político moldavo, con partidos que antes abogaban por una relación mutuamente beneficiosa con Rusia y ahora se distancian del Kremlin. También ha cambiado el ambiente en Bruselas, donde los funcionarios ven ahora la adhesión de Moldavia y otros países candidatos a la UE como un imperativo geopolítico.

La arraigada influencia rusa en la región separatista de Transnistria, que flanquea la frontera oriental de Moldavia con Ucrania, hacía antes que la adhesión de Moldavia a la UE fuera "profundamente problemática, rozando lo imposible", explicó Nixey. Moscú tiene 1.500 soldados estacionados en Transnistria, y los rebeldes prorrusos del territorio se han asegurado de que permanezca firmemente en la órbita rusa.

"Creo que lo que la UE ha decidido colectivamente, aunque no por unanimidad (...) es que es factible. La UE ha decidido trascender la dificultad (de Transnistria) para proteger a Moldavia", explicó Nixey.

El Kremlin también ha redoblado recientemente sus esfuerzos por desestabilizar Moldavia a través de la pequeña región autónoma de Gagauzia, al sur. El lunes, la UE sancionó a la dirigente gagauza Evghenia Guțu, acusada de promover el separatismo.

A la pregunta de si estas regiones podrían obstaculizar el camino de Moldavia hacia la UE, el eurodiputado Mureșan declaró a 'Euronews' que "la respuesta sencilla es no". "La integración de la República de Moldavia en la UE beneficia a todos los ciudadanos del país, independientemente de las zonas en las que vivan", afirmó.

Ursula von der Leyen, izquierda, y Maia Sandu, derecha.
Ursula von der Leyen, izquierda, y Maia Sandu, derecha. - Dati Bendo/CCE

El bloque cuenta con un impulso inversor para que las ventajas de la adhesión a la UE lleguen a los ciudadanos de todo el país. La semana pasada, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó un paquete de financiación de 1.800 millones de euros, la mayor financiación de la UE a Moldavia desde su independencia, para apoyar el camino del país hacia la adhesión a la UE. Una vez aprobado, Moldavia recibirá tramos de dinero cada seis meses, condicionados a la aplicación de reformas judiciales y económicas clave.

El "manual completo" de la guerra híbrida

Pero el bloque sabe que se enfrenta a un rival en Rusia que está explorando toda una serie de técnicas de guerra híbrida para desestabilizar el país. Antes de la votación del 20 de octubre, Moscú ha dirigido su guerra informativa a los ciudadanos de Moldavia, utilizando las plataformas sociales para sembrar la desconfianza en la UE y deslegitimar a la presidenta Sandu.

La agencia de investigación Check Point desveló recientemente una campaña denominada 'Operación MiddleFloor' dirigida a funcionarios moldavos en la que documentos falsos difunden afirmaciones falsas sobre la adhesión a la UE y pretenden recopilar datos personales de los destinatarios para preparar el terreno para ataques de malware.

La campaña coincide con el patrón del Kremlin de instrumentalizar a las minorías para dividir a las sociedades. Un documento que supuestamente procede de la Comisión Europea afirma que la bandera LGBTQ+ se izaría en los edificios ministeriales 12 días al año si Moldavia se convirtiera en Estado miembro de la UE. Otro correo falso afirma que el Gobierno moldavo está introduciendo un nuevo decreto para "atraer inmigrantes de Oriente Medio para compensar las pérdidas en el mercado laboral."

Moldavia no es ajena a los ataques híbridos cuyo objetivo es que la antigua república soviética vuelva a estar bajo la influencia de Moscú. En septiembre de 2022, cuando el país se tambaleaba por los efectos de una crisis energética provocada por la guerra de Rusia en Ucrania, las protestas del partido pro-ruso Șor, ahora ilegalizado, presionaron al Gobierno pro-UE de Maia Sandu. Más tarde se supo que el Kremlin había pagado a los manifestantes para que asistieran.

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Las actividades del Kremlin se concentran en torno a acontecimientos electorales clave, lo que hace que los comicios del domingo sean vulnerables a las injerencias. "Rusia lleva 30 años intentando socavar los procesos de modernización y reforma de la República de Moldavia", explicó Mureșan, añadiendo que, sin embargo, en los últimos años "no ha conseguido frenar a Moldavia en su camino hacia la integración europea".

Sandu, que fue elegida presidenta en diciembre de 2020, ha hecho de la integración de Moldavia en la UE el eje central de su mandato. Actualmente lidera las encuestas con cerca del 30% de la intención de voto, pero podría enfrentarse a un duro ajuste de cuentas si la votación pasa a una segunda vuelta, en la que su oponente podría reunir a los votantes para bloquear su reelección.