Cuando el menú está en el celular, a algunos les molesta. La reacción de Miami al código QR

Algunos comensales están hartos de que los restaurantes solo ofrezcan menús visibles en el teléfono celular a través de códigos QR, y una comisionada del condado quiere exigir que haya otra opción.

Eileen Higgins, comisionada deMiami-Dade, quiere permiso estatal para promulgar normas locales que obliguen a los restaurantes a ofrecer menús en papel como opción para los clientes que no quieran mirar las pantallas digitales para decidir qué pedir.

“Los niños son excluidos. Los adultos mayores son excluidos”, dijo Higgins, cuyo distrito incluye Brickell Avenue y South Beach, dos de los destinos gastronómicos más populares de Miami. “No hay razón para ello. Salir a cenar debería ser realmente acogedor”.

Por ahora, Higgins solo puede abogar por los menús impresos. La Florida prohíbe a los gobiernos locales regular cómo los restaurantes comercializan los alimentos, dejando ese poder al estado. Higgins propuso un proyecto de ley en el que pide a la Legislatura que modifique esa ley para permitir a los condados exigir menús impresos.

“Esta Comisión desea permitir a todos los clientes la libertad de elegir un menú que les convenga”, afirma la resolución.

La legislación de Higgins toca un tema espinoso, ya que una innovación que se extendió rápidamente en plena pandemia del COVID-19 no muestra signos de retroceder ahora que las precauciones han terminado en su mayor parte.

“Una vez que sacas el teléfono en la mesa, se interrumpe la interacción con la gente con la que estás. Y ese es el objetivo de salir a comer fuera”, dijo Patrick Dwyer, de 54 años, asesor de patrimonio de South Beach que asegura que suele pedir menús impresos en los restaurantes donde solo se ofrece la opción QR.

“Es difícil de leer”, dijo. “Es un mal modelo de servicio”.

El debate se centra en la rápida adaptación de los menús con Códigos de Respuesta Rápida, que suelen ser un gráfico colocado en una mesa que envía a los usuarios a un menú en línea una vez que la cámara de un teléfono celular apunta a la imagen.

Ventajas para el restaurante

Las ventajas para el restaurante son múltiples: no necesita imprimir los menús ni preocuparse por las manchas o por mantenerlos en condiciones higiénicas, además de poder cambiar fácilmente la oferta cuando se agota una cerveza de edición limitada o los mangos están de temporada.

La legislación de Higgins no pretende prohibir los menús con códigos QR. Más bien, aboga por exigir que los menús impresos estén siempre disponibles.

Esa es la estrategia a la que llegó Harry Coleman después de considerar brevemente un cambio a menús solo en línea en su restaurante Smoke and Dough, en West Kendall.

“Mi esposa y yo hablamos de ello todo el tiempo. Cuando salimos a comer a Wynwood o Coral Gables, nadie tiene menús”, dijo.

Aunque las mesas de Smoke and Dough tienen códigos QR, los camareros siguen repartiendo versiones impresas para contentar a los clientes.

“La gente se enfada mucho cuando no tenemos [suficientes] menús”, dice Coleman. “Si le decimos a la gente que el menú actualizado está en el código QR, te miran raro”.

Para que Higgins saque adelante su propuesta, la demócrata en un escaño no partidista necesitaría el respaldo de la Legislatura de la Florida, controlada por los republicanos.

Una representante local simpatizante, Vicki López, republicana que representa al Distrito 113, considera que los menús impresos son vitales para su distrito, que incluye a La Pequeña Habana y otros barrios de Miami populares entre las personas de más edad.

“Algunos no tienen teléfono”, dijo López. “Algunos que sí los tienen no manejan bien estas aplicaciones”.

Aun así, López dijo que no está lista para respaldar que Miami-Dade exija menús impresos. “Me gustaría llamar la atención de la gente”, dijo. “No necesariamente quiero hacer algo obligatorio”.

Elizabeth Goings, abogada de Miami, dijo que ha visto a demasiados comensales mayores frustrados o desanimados por el cambio a los menús en el teléfono celular.

“La gente de 90 años quiere pedir por sí misma. No quieren que les mimen”, dijo Goings, de 54 años. Dijo que entiende los inconvenientes de los menús impresos. Recordando su época de trabajo en Shoney’s en la década de 1980, Goings dijo que a veces las formas anticuadas todavía tienen sentido.

“Volvamos a un menú plastificado”, dijo, “y simplemente se limpian”.

Connie Ogle, redactora del Miami Herald, contribuyó a este artículo.