La melodía que Japón entona cada tarde a las cinco y prueba el sistema nacional de alertas

María Carcaboso Abrié

Tokio, 20 nov (EFE).- Una pausada melodía resuena religiosamente cada día a las cinco de la tarde en todos los rincones de Japón. Es el conocido como 'goji no chaimu' o "timbre de las cinco" y, a la vez que indica a los niños la hora de regresar a casa al atardecer, sirve como prueba diaria del sistema nacional de alertas.

Altavoces sostenidos por postes de varios metros de altura en calles de todo el país entonan cada día con puntualidad una calmada cancioncilla a modo de testeo de la red con la que Japón comunica avisos a la población en caso de desastre natural, lanzamientos de misiles u otros incidentes, además de transmitir información de interés público.

El archipiélago puso a funcionar este sistema de megafonía para transmitir informaciones tras el terremoto de Niigata de 1964, que dejó 36 muertos y desaparecidos y 385 heridos, según datos del Servicio Geológico de los Estados Unidos.

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Ahora, los altavoces anclados hace 60 años en las calles de todos los municipios nipones replican también las advertencias del moderno J-Alert, la tecnología satelital que desde 2007 permite al país guiar a la población en caso de desastre y que administra y opera la Agencia de Gestión de Incendios y Desastres (FDMA, por sus siglas en inglés), que también utiliza los teléfonos móviles de la ciudadanía como medio para dar indicaciones.

Lejos de rimbombar durante las comprobaciones diarias del sistema la sirena que oiría la población ante, por ejemplo, un terremoto, un tsunami o el lanzamiento de un misil desde Corea del Norte, los altavoces hacen sonar cada tarde durante unos 30 segundos apacibles melodías que en gran cantidad de ciudades y pueblos tienen forma de canción infantil.

Un frecuente "timbre de las cinco" es la tonadilla 'Yuuyake Koyake' del compositor japonés Shin Kusakawa (1893-1948), cuya letra arranca así: "El atardecer es el final del día, suena la campana del templo de la montaña. De la mano, volvamos a casa junto con los cuervos".

Si bien el 'goji no chaimu' tintinea en la mayoría de enclaves nipones una vez por día a las cinco de la tarde, la frecuencia y el momento de los ensayos varían. En invierno, algunos tonos se adelantan a la vez que lo hace el anochecer.

Tecnología de vanguardia de apariencia primitiva

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El primitivo aspecto de los postes sobre los que se alzan los megáfonos que transmiten el eco del 'goji no chaimu' contrasta con la avanzada la tecnología que los debe hacer sonar con sonidos de alarma o instrucciones de evacuación, entre otras indicaciones, en caso de catástrofe.

En cuestión de segundos, el J-Alert permite al Gobierno transmitir avisos a las autoridades locales y hacer sonar los megáfonos con advertencias que llegan a los ciudadanos en hasta cinco idiomas: japonés, inglés, mandarín, coreano y portugués.

Según el manual de la FDMA sobre el sistema, en caso de lanzamiento de misil, la megafonía emitiría un sonido de sirena de protección civil durante 14 segundos; un timbre sonaría en un eventual de terremoto; y una sirena similar a la de un camión de bomberos indicaría riesgo de tsunami.

Alerta especial tras la catástrofe de 2011

El devastador terremoto y el tsunami de 2011 en Japón llevaron a las autoridades a incluir una alerta concreta para desastres de la misma envergadura con avisos para contextualizar su peligrosidad que mencionan específicamente la catástrofe ocurrida hace casi 14 años.

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El mensaje que se emitiría por megafonía pública en ese caso sonaría así: "Se aproxima un tsunami de la misma magnitud que el Gran Terremoto del Este de Japón (el mencionado de 2011)".

En caso de erupción volcánica o condiciones meteorológicas extremas, los altavoces no emiten sonidos que indiquen emergencia, pero sí mensajes como "Se han producido erupciones volcánicas. Cualquier persona que se encuentre cerca de la montaña debe buscar refugio de inmediato" o "Se ha emitido una alerta especial por fuertes lluvias para esta zona. Vigile su entorno y tome medidas de evacuación".

El pasado mayo, el Ejecutivo nipón activó el sistema de alerta en Okinawa (sur del país) ante el lanzamiento de un cohete espacial por parte de Corea del Norte para poner en órbita su segundo satélite espía Malligyong, pidiendo a la población que se refugiara "dentro de edificios o en localizaciones subterráneas".

Los altavoces no son el único mecanismo con que opera el J-Alert; los teléfonos móviles de los ciudadanos también muestran notificaciones acompañadas de sonidos estridentes en caso de incidentes como los mencionados con anterioridad.

Además de llevar a cabo simulacros, emitir tranquilas melodías cada día al atardecer es la manera que tiene Japón de demostrar a sus habitantes que el sistema en el que depositan su confianza para ser guiados en caso de desastre funciona.

(c) Agencia EFE