Medio Oriente empieza un cambio. Israel no está incluido

El rechazo de un Estado palestino por parte del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está provocando una realineación en Medio Oriente, pero no la que él esperaba. (Dave Sanders/The New York Times)
El rechazo de un Estado palestino por parte del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está provocando una realineación en Medio Oriente, pero no la que él esperaba. (Dave Sanders/The New York Times)

Antes de los atentados de Hamás del 7 de octubre, Arabia Saudita estaba dispuesta a estrechar lazos con Israel. Ahora, un año después de la guerra en Gaza, se está acercando a su enemigo tradicional, Irán.

Hace un año, Arabia Saudita se disponía a reconocer a Israel en un acuerdo de normalización que habría redefinido la esencia del Medio Oriente y aislado aun más a Irán y sus aliados, al tiempo que apenas movía un dedo para promover la creación de un Estado palestino.

Ahora, ese acuerdo está más lejos que nunca, incluso después del asesinato del líder de Hamás, Yahya Sinwar, que ha sido ampliamente aprovechado como una posible apertura para un acuerdo de paz. En su lugar, Arabia Saudita está estrechando relaciones con su tradicional archienemigo, Irán, al tiempo que insiste en que cualquier pacto diplomático depende ahora de que Israel acepte un Estado palestino, lo que supone un giro notable para el reino.

Se está produciendo una distensión diplomática en Medio Oriente, pero no la prevista por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien sigue afirmando que su gobierno puede cerrar un acuerdo con Riad. Este mes, los ministros de Relaciones Exteriores de los estados del golfo Pérsico se reunieron por primera vez en grupo con su homólogo iraní. Se trata de un acercamiento vacilante, en una fase inicial, que solo servirá para erosionar siglos de antagonismos sectarios, pero que representa un cambio radical en una región a la que la rivalidad entre Riad y Teherán la ha empapado de sangre durante décadas.

El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, visitó Arabia Saudita antes de dirigirse a otros países de la región, como Irak y Omán, en un esfuerzo por aliviar las tensiones. También visitó Jordania antes de viajar a Egipto y Turquía. La visita a Egipto fue la primera de un ministro de Asuntos Exteriores iraní en 12 años, según los medios de comunicación iraníes.

“En la región, ahora tenemos una queja común sobre la amenaza de la guerra que se extiende, y las guerras en Gaza y Líbano y las personas desplazadas”, dijo Araghchi el viernes, cuando aterrizó en Estambul.

El presidente Donald Trump conduce a Netanyahu y a dos líderes árabes en la ceremonia de firma de los Acuerdos de Abraham en septiembre de 2020. (Doug Mills/The New York Times)
El presidente Donald Trump conduce a Netanyahu y a dos líderes árabes en la ceremonia de firma de los Acuerdos de Abraham en septiembre de 2020. (Doug Mills/The New York Times)

Mientras Netanyahu sigue rechazando la creación de un Estado palestino, los funcionarios sauditas han recurrido a los periódicos y a los discursos públicos para poner sobre la mesa de negociación una solución basada en dos Estados. Eso, ha dicho el reino, es la única manera en este momento de que Israel se gane el favor de Arabia Saudita, considerada en gran medida como el líder del mundo árabe.

¿Qué ha cambiado? Las imágenes que empezaron a salir de Gaza de niños enterrados vivos bajo los escombros, madres llorando a sus bebés muertos y palestinos hambrientos porque Israel había bloqueado la entrada de ayuda en el territorio hicieron imposible que los dirigentes sauditas ignoraran la cuestión de la creación de un Estado palestino.

“Lo que ha hecho Gaza es retrasar cualquier integración israelí en la región”, dijo Ali Shihabi, un empresario saudita cercano a la monarquía y miembro del consejo asesor de Neom, una ciudad futurista que es el proyecto favorito del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, futuro gobernante del reino. “Arabia Saudita ve que cualquier asociación con Israel se ha vuelto más tóxica desde Gaza, a menos que los israelíes cambien sus posturas y muestren un compromiso real con un Estado palestino, algo que se han negado a hacer”.

Por ahora, Arabia Saudita y sus socios del Golfo siguen siendo escépticos sobre la sinceridad de las propuestas diplomáticas de Irán. Mientras que dos de los apoderados de Irán, Hamás y Hizbulá, han sido machacados por Israel, Irán sigue armando y apoyando a su tercer aliado, los hutíes de Yemen, que han atacado Arabia Saudita.

Pero “mientras los iraníes tiendan la mano a Riad, los dirigentes sauditas la aceptarán”, dijo Shihabi, añadiendo que, si Irán va en serio, “eso sería una verdadera realineación de Medio Oriente”.

Arabia Saudita e Irán se disputan desde hace tiempo el dominio de la región, una rivalidad marcada por las distintas ramas del islam que defiende cada país.

La guerra en Gaza dura ya más de un año, y comenzó después de que Hamás lanzara un sangriento ataque el 7 de octubre de 2023, en el que murieron unos 1200 israelíes y más de 200 fueron secuestrados. Eso llevó a Israel a lanzar una invasión de Gaza que ha sido criticada por sus bombardeos indiscriminados y su catastrófico balance de víctimas: más de 40.000 muertos, muchos de ellos civiles.

Y aunque personas de dentro de palacio como Shihabi admiten que Arabia Saudita no es una democracia, el príncipe Mohamed es sensible a la opinión pública, que se ha endurecido hacia Israel en el último año.

La región del Golfo tiene una de las poblaciones más jóvenes del mundo; la edad promedio de los sauditas era de 29 años en 2022. Muchos de sus ciudadanos están paralizados por el flujo interminable de imágenes horribles que salen de Gaza en sus redes sociales, cambiando muchas de sus actitudes positivas, o al menos ambivalentes, hacia un acuerdo con Israel.

En los meses anteriores al 7 de octubre, Arabia Saudita planeaba un acuerdo con Israel que habría dado a Riad un pacto de defensa ampliado con Estados Unidos y apoyo a un programa nuclear civil a cambio de normalizar las relaciones. Aunque otros países del Golfo abrieron relaciones diplomáticas con Israel en 2020 en un acuerdo conocido como los Acuerdos de Abraham, no utilizaron su influencia para presionar a Israel para que creara y reconociera un Estado palestino.

Aunque Riad ha sido durante mucho tiempo un ferviente partidario de una solución de dos Estados, ese objetivo dejó de ser una prioridad en política exterior en los últimos años, a medida que el príncipe heredero consolidaba su poder y daba forma a las políticas regionales e internas de la nación. En las conversaciones del año pasado para normalizar los lazos con Israel, nunca se planteó como condición la creación de un Estado palestino. En cambio, Riad exigió que Israel permitiera a la Autoridad Palestina —que gobierna Cisjordania— ampliar su control territorial y su poder, según Shihabi y diplomáticos árabes con conocimiento de las conversaciones.

Pero la situación en Gaza ha trastocado esa ambivalencia.

En sus primeros comentarios públicos abogando por un Estado palestino, el príncipe heredero Mohamed fue inequívoco sobre las nuevas exigencias de Riad.

“El reino no cesará en sus incansables esfuerzos por establecer un Estado palestino independiente con Jerusalén Este como capital, y afirmamos que el reino no establecerá relaciones diplomáticas con Israel sin uno”, dijo el príncipe heredero el 18 de septiembre a su consejo asesor superior, en un discurso similar al del Estado de la Unión de EE. UU.

Los Acuerdos de Abraham han sido criticados por no aportar la paz a la región prometida por el expresidente Donald Trump, cuyo gobierno lo negoció. Ninguno de los Estados árabes firmantes ha librado una guerra con Israel en décadas, y el acuerdo no incluía a Irán y Siria, que mantienen un conflicto activo con Israel.

La histórica reunión celebrada este mes entre Irán y los países del Golfo se produjo un día después de que Teherán lanzara 180 misiles balísticos contra Israel. El ataque fue una venganza por los asesinatos de líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah, el mes pasado, y del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, a principios de año, ambos grupos aliados clave de Irán.

Los observadores se preguntan si Irán está ahora más dispuesto a ablandar las relaciones con el Golfo debido a las operaciones israelíes que han acabado con la mayor parte de la cúpula de Hizbulá en las últimas semanas. La milicia libanesa ha sido durante mucho tiempo el aliado árabe y apoderado más poderoso de Irán, temido durante mucho tiempo por Israel y pieza clave en los esfuerzos de Teherán por proyectar su poder en Medio Oriente. También ha sido para Irán un baluarte contra Israel. Sin Hizbulá, Teherán está muy debilitado.

La guerra en Gaza también ha obligado a los países firmantes de los Acuerdos de Abraham a empezar a abogar por la creación de un Estado palestino, posiblemente porque les preocupa la opinión pública nacional.

Aunque los Emiratos Árabes Unidos, el segundo país más poderoso del Golfo, ha mantenido vínculos con Israel durante el último año, la relación se ha visto sometida a tensiones cada vez mayores.

“Los Emiratos Árabes Unidos no están dispuestos a apoyar el día después de la guerra en Gaza sin el establecimiento de un Estado palestino”, dijo el mes pasado el ministro de Asuntos Exteriores emiratí, jeque Abdullah bin Zayed, refiriéndose a las exigencias de Israel de que los Emiratos asuman la carga de la reconstrucción de Gaza una vez finalizada la guerra.

Mientras Netanyahu sigue afirmando que se está preparando un acuerdo monumental con Riad, las autoridades sauditas se han opuesto, subrayando la creciente división entre sus naciones.

“Los Acuerdos de Abraham eran cosméticos; no tenían nada de sustancial en lo que se refiere a un acuerdo de paz regional real y duradero. Muchos de los Estados que los firmaron lo hicieron porque ven en Israel una vía para influir en Washington”, dijo Shihabi.

“Pero ahora vemos que EE. UU. no tiene poder ni influencia sobre Israel, hasta un punto humillante”, añadió, “y que los israelíes no tienen intención de crear un Estado palestino”.


Maria Abi-Habib
es corresponsal de investigación con sede en Ciudad de México y cubre América Latina. Más de Maria Abi-Habib


Ismaeel Naar
es reportero internacional del Times y cubre los países del Golfo. Reside en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. Más de Ismaeel Naar

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