Los medicamentos de gran éxito para combatir la obesidad generan sobreprecios de venta y enormes ganancias, pero puede que eso cambie pronto

Una caja con ampolletas inyectables del fármaco para perder peso Wegovy en Brighton, Míchigan, el 8 de junio de 2023. (Cydni Elledge/The New York Times)
Una caja con ampolletas inyectables del fármaco para perder peso Wegovy en Brighton, Míchigan, el 8 de junio de 2023. (Cydni Elledge/The New York Times)

El problema es abrumador: algunos fármacos nuevos, muy eficaces pero costosos, podrían ayudar a 100 millones de adultos estadounidenses con obesidad y aminorar un serio problema de salud pública.

Pero ¿cómo puede este país costear cada cuatro semanas tratamientos de por vida para tantas personas, cuyos precios de venta por paciente van de 900 a 1300 dólares aproximadamente?

Algunos investigadores, como Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, han advertido que estos medicamentos podrían aumentar un 50 por ciento el gasto destinado a la atención médica en el país.

“Podemos ver que este incremento está totalmente fuera de control”, señaló Willett.

Pero hay otro factor que a menudo se deja de lado en estos debates: los precios de venta de los fármacos casi siempre son muy diferentes a los precios netos, los cuales reciben las empresas después de hacer acuerdos secretos con las aseguradoras médicas o los intermediarios conocidos como administradores de beneficios farmacéuticos. Es común que las empresas no revelen los precios netos, pero hay fuentes de datos que se pueden usar para calcularlos.

Un artículo reciente publicado por el American Enterprise Institute (AEI, por su sigla en inglés) reveló que los precios netos de los nuevos medicamentos para tratar la obesidad son solo una mínima parte de los precios de venta que se publican todos los años.

Y aunque los precios de los fármacos siguen estando fuera del alcance de muchas personas, los economistas prevén que pronto serán impulsados a la baja. Más de una docena de empresas están desarrollando fármacos para tratar la obesidad. Se espera que, a medida que estos entren al mercado, la mayor variedad haga que los precios se desplomen, como ha ocurrido con otros medicamentos costosos.

“Yo pronostico que conforme se incremente la competencia, los precios bajarán como resultado”, comentó Jalpa Doshi, profesora de medicina y directora de la unidad de evaluaciones económicas de la Universidad de Pensilvania.

Ganancias basadas en los precios netos

Por el momento, las farmacéuticas están cosechando las ventajas de la creciente demanda.

Los inversionistas esperan que Novo Nordisk, el fabricante de Wegovy, tenga ganancias por 4000 millones de dólares este año. Se espera que el otro fármaco de la empresa, Ozempic, genere 11.000 millones de dólares. Estos medicamentos están produciendo tanta abundancia, que a esta se debe casi todo el crecimiento económico más reciente de Dinamarca, la cuna de Novo Nordisk.

Esas ganancias se basan en los precios netos.

Para su análisis, Benedic Ippolito, un economista del American Enterprise Institute, y Joseph Levy, un economista de la salud de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, se basaron en datos de SSR Health, que usa los documentos financieros de las empresas y los cálculos de la cantidad de recetas surtidas.

Estos economistas obtuvieron los precios netos a través de los datos de SSR Health desde el segundo trimestre de 2022 hasta el primer trimestre de 2023, excepto para Mounjaro, elaborado por Eli Lilly, del cual solo estuvieron disponibles los datos del primer trimestre de 2023.

Los precios netos, la ganancia dividida entre la cantidad de prescripciones de su análisis, parecen ser de alrededor de 700 dólares cada cuatro semanas para Wegovy, o cerca de 650 dólares menos que el precio de venta; aproximadamente 300 dólares para Ozempic, o casi 650 dólares menos que el precio de venta; y más o menos 215 dólares para Mounjaro, o cerca de 800 dólares menos que el precio de venta.

Esto significa que el precio neto de Wegovy es más o menos la mitad de su precio de venta, el de Ozempic es casi dos terceras partes menor y el de Mounjaro es casi el 80 por ciento menor que su precio de venta.

A Craig Garthwaite, un economista de la salud de la Universidad Northwestern, le llaman especialmente la atención los precios netos de Ozempic y de Mounjaro. Ambos medicamentos están autorizados para pacientes con diabetes, pero también ayudan a perder peso. Wegovy, el mismo fármaco que Ozempic, está autorizado para combatir el sobrepeso, pero el precio de Ozempic es considerablemente menor que el de Wegovy.

Tal vez la razón sea que Ozempic tiene un competidor directo en Mounjaro.

Pero incluso Wegovy, que hasta ahora tiene para él solo el mercado de los nuevos medicamentos para tratar la obesidad, tiene un precio neto sorpresivamente bajo, comentó Amitabh Chandra, un economista de la salud de la Universidad de Harvard.

“Es posible que uno haya pensado ingenuamente que estos son medicamentos nuevos que tienen una gran demanda, así que los descuentos irían de pequeños a nulos”, afirmó Chandra.

“Me quedé impactado por la magnitud de los descuentos”, agregó.

Un precio que ya pagamos

Según los especialistas, hay una pregunta en el aire: ¿qué valor tiene la pérdida de peso para los pacientes y para la sociedad?

La obesidad en sí es costosa porque eleva el riesgo de desarrollar enfermedades caras como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Un estudio reveló que la obesidad se asociaba a 1861 dólares más en gastos de salud anuales por persona, lo que representa 172.740 millones de dólares en costos adicionales al año.

El Instituto de Revisión Clínica y Económica, un grupo sin fines de lucro muy prestigioso, hace como un año preguntó si los nuevos medicamentos para perder peso tienen una buena relación costo-beneficio, lo cual significa que su valor en términos de una mejor calidad de vida, una vida más larga y un beneficio para la sociedad exceda su costo.

Este grupo informó que Wegovy no tiene una buena relación costo-beneficio, pero el instituto se basó en un cálculo inicial y menos preciso del precio neto de este fármaco.

Cuando se le mostró el precio neto calculado de Wegovy en la investigación del AEI, el director médico del grupo, David Rind, explicó que si los cálculos eran correctos, Wegovy era rentable, pero “sigue planteando importantes desafíos presupuestarios”.

Willett, de la Universidad de Harvard, añadió en una entrevista: “No creo que nadie pueda predecir con exactitud qué camino tomará esto debido a que la competencia puede reducir los precios y el consumo sigue siendo incierto, pero el posible costo podría ir mucho más allá de lo que hemos visto”.

No obstante, se espera que si hay menos obesidad, haya menos problemas costosos de salud relacionados con ella, entre ellos la diabetes tipo 2. La diabetes no solo puede provocar insuficiencia renal, ceguera y amputaciones, sino que también incrementa al doble el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.

También es posible que los pacientes se liberen del estigma social extremo y, a menudo, del odio a sí mismos que acompaña a la obesidad.

Hasta hace poco, la idea de que atender la obesidad disminuiría riesgos a la salud relacionados con ella se basaba en anécdotas y correlaciones, no en causa y efecto.

Posteriormente, en agosto, Novo Nordisk dio a conocer los resultados de un estudio muy grande en el que se demostró que Wegovy puede disminuir un 20 por ciento el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares, hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca y fallecimientos por enfermedades cardiovasculares.

Ese resultado nos cambia el panorama, señaló Garthwaite.

Algunas aseguradoras no cubren los medicamentos como Wegovy y quizá consideran los fármacos para la obesidad como medicamentos estéticos. En respuesta, algunos pacientes están demandando a sus aseguradoras.

Garthwaite comentó que, al tener un beneficio para la salud cardiovascular, esa lógica queda “descartada”.

Costos que no todos podemos pagar

Aunque los precios netos de los fármacos pueden ser menores de lo esperado, siguen siendo demasiado elevados para muchos posibles pacientes.

Por ejemplo, a los que cuentan con Medicare, el seguro no les cubre el Wegovy debido a que Medicare no está autorizado por la ley a pagar fármacos para perder peso, y son pocos los programas estatales de Medicaid que cubren ese medicamento.

Además, aunque Novo Nordisk afirma que el 80 por ciento de las aseguradoras privadas cubren el Wegovy, el fármaco no está al alcance de todos los pacientes asegurados.

Katherine Baicker, una economista de la salud, decana de la Universidad de Chicago e integrante del consejo directivo de Eli Lilly, señaló que los seguros médicos más baratos incluyen copagos y deducibles que a menudo vuelven impagable el Wegovy. De igual manera, tiene un precio muy alto para los pacientes con planes de primas reducidas que se ofrecen a través de la Ley de Atención Médica Asequible.

A Scott Ramsey, un economista de la salud del Centro de Cáncer Fred Hutchinson, le preocupa que los pacientes más pobres, que no cuentan con seguro o cuyo seguro requiere copagos elevados, se queden mirando anhelantes mientras los pacientes más adinerados obtienen los medicamentos.

“Pasamos 15 años hablando sobre el creciente costo de la obesidad para el sistema de atención médica”, añadió Garthwaite, el economista de la Universidad Northwestern. Pero, según él, teniendo un modo de recortar el costo al alcance, parece que la actitud de algunas aseguradoras es “no queremos que lleguen a una solución que cueste dinero”.

Crestas y valles

Los economistas de la salud pronostican que el rescate llegará pronto, puesto que las empresas se están apresurando para desarrollar sus propios medicamentos. Es posible que la competencia provoque una reducción de los precios.

Eso ocurrió, por ejemplo, con los fármacos para tratar la hepatitis C. Al principio, una cura eficaz para esa enfermedad hepática costaba hasta 84.000 dólares, lo que originó serios avisos de que ese costo sería comparable con el “gasto total de Estados Unidos en todos los medicamentos”.

El precio de venta del tratamiento para la hepatitis C se desplomó cuando los competidores entraron al mercado. Los administradores de beneficios farmacéuticos, quienes negocian con los fabricantes, tuvieron más ventaja cuando las empresas entraron en competencia. Por consiguiente, los precios netos cayeron.

Es posible que un escenario parecido se desarrolle con Wegovy, el cual “está disfrutando del beneficio de no tener ninguna competencia directa”, señaló Doshi. Pero esa situación va a cambiar pronto.

Se espera que este año se apruebe una versión de Mounjaro, de Eli Lilly, para la obesidad, lo que implica una posible apertura para que las aseguradoras acepten cubrir Wegovy, pero no Mounjaro, por ejemplo, si el precio de Wegovy disminuyera lo suficiente.

Ippolito añadió que, con más de 70 medicamentos en desarrollo para la obesidad, él esperaba que la competencia no hiciera más que aumentar.

c.2023 The New York Times Company