Me interesa mucho tu opinión sobre mi dolor menstrual, Manolo.

Me interesa mucho tu opinión sobre mi dolor menstrual, Manolo.

Me interesa mucho tu opinión sobre mi dolor menstrual, Manolo. Claro que sí. Siéntate a mi lado y explícame qué es la regla y lo que duele. Sí, querido, sí, que ya sé que un día te luxaste un hombro y casi te desmayas. Pobrecito. Y que pillarse los pelos de los huevos con la cremallera del pantalón también hace llorar. Hombro tengo, y quizá te entienda. Huevos, también, pero van por dentro y se llaman ovarios, así que nos cuelgan poco.

Cuéntame, Manolo, cuéntame, lo que es pasar varios días al mes, durante más de cuarenta años de tu vida, doblado de dolor, un sufrimiento desquiciante que a veces no nos deja pensar. Cuéntame cómo es, ponte tacones y sal a trabajar como si no pasara nada, sonriendo, disimulando, porque ya sabes que contar a tus compis del curro o a tus jefes o a tus profes de la uni que estás con la regla y no puedes ni arrastrar tu cuerpo es cosa del sexo débil y que ya sabían ellos que en esos días te vuelves inútil. Tanta igualdad para no dar la talla.

Cuéntame, Manolo, cuéntame, el cabreo que llevas porque en los meses más duros no hay nada que alivie ese dolor que calambrea por todo tu cuerpo y de deja doblada en la cama. Que viva la Viagra pero que a ti lo que te solucionaría la vida sería no sufrir como una perra varios días al mes.

Cuéntame, Manolo, cuéntame, todo el dinero que te gastas en compresas, bragas menstruales, tampones o copas. O cómo los meses en los que apenas te llega para la vida, te tienes que poner papel higiénico -sí, de ese con el que te limpias el culo-, entre tus bragas y tus labios vaginales, con un poco de plástico debajo para prevenir en lo posible que te manche la ropa. Cuéntame lo contento que estás porque el gobierno planea retirar el IVA de tus productos de higiene menstrual, y cómo discutiste con un amigo ayer porque comparaba los tampones y sus cuchillas para afeitarse cada mañana. Que menudo gasto eso también para todos los hombres. Menuda perra les ha cogido a algunos con comparar úteros y barbas. Igual que los pelos masculinos, las mujeres también deciden si se quitan los suyos o no, pero lo de dejar de sangrar como que no depende de las personas con útero.

Cuéntame, Manolo, cuéntame, lo que es vivir con la vergüenza de no poder hablar en voz alta de algo que te pasa varios días al mes, y que los anuncios de la tele tiñen de azul para que algunos de los que los están viendo no vomiten de asco.

Cuéntame, Manolo, cuéntame, lo que duele la menstruación.

Cuéntanoslo a todas las mujeres. A ver si aprendemos algo de ti. Como siempre.