Nivardo, el profesore universitario trans que no quiere la vida de Ricky Martin
Por Yolanda Salgado Oliva
Nivs es persona no binaria, profesore universitario en el Tecnológico de Monterrey; cursa el doctorado en estudios críticos de género en la Universidad Iberoamericana y es miembro de la comunidad Ballroom. La lectura le ha salvado la vida, su heroína: La Mujer Maravilla.
A sus 42 años se define como no binarie, es decir, no se identifica ni como hombre ni como mujer, “estoy bajo el espectro trans, marica, sin haberme hecho cambios físicos; como disidente sexual, me niego a transitar en uno de los 2 carriles que dicta la heteronorma: pene=hombre/vulva=mujer y todo lo que las construcciones sociales dictan como experiencia para esos roles”.
Señala que las experiencias de las personas pueden fluir en esos dos rangos, desobedecerlas en ciertos momentos de su vida, identificarse con ambas o con ninguna. Por eso, cuando Nivs era niño, tenía más afinidad con las experiencias femeninas y representaciones de la feminidad pero “tampoco es que cabía en ellas”.
Nivs nació y pasó su infancia en Cadereyta, Querétaro. A los 17 años se mudó a la capital de ese estado. Estudió Letras Modernas en la UAQ. Cursó una maestría en Letras Hispánicas en Western Michigan y otra en Lingüística aplicada en la universidad Michel Montaigne Bordeaux 3, en Francia. A su regreso empezó a dar clases en el Tecnológico de Monterrey campus Querétaro.
La lectura como escape: Abría mi libro y era la súper heroína
Vivir su Infancia en un lugar muy tradicional como el pueblo de Cadereyta, Querétaro significó “experimentar una infancia rota, llena de violencias. Yo era muy maricona, mis compañeritos en la escuela me insultaban y me decían: jotillo, jotito, marica; me gritaban, me lo escribían en la libreta, en la banca, y como te lo dice uno, los demás resuenan con esa violencia y con ese mandato de la masculinidad que es la dominación de otros cuerpos, principalmente sobre los cuerpos femeninos pero también sobre otras masculinidades que no se alinean con los patrones”.
“Me encerraban en los baños, se metían como 6 niños, se bajaban los pantalones y me decían: vamos a enseñártela al fin que te gusta; sentía terror, porque tenía que ver con el cuerpo desnudo, ellos buscaban bajarme los pantalones también, nunca me dejé, siempre me escabullí, creo que tenía suerte. Ver a hombres juntos en la calle me daba mucho miedo, me pegaron muchas veces, otras pude huir. Pero yo llegaba a mi casa, abría mi libro y pum, era la súper heroína, por eso digo que la lectura me salvó”.
Nivs leía cómics de 'La mujer maravilla', 'Katy, la oruga', 'Archie', 'El sorprendente hombre araña', y ahora tiene colección, de ellos en diferentes idiomas. Su vínculo con 'Wonder Woman' es en el sentido de protección, “me fascina que sea mujer, que luche, porque nunca me sentí representade y fue una constante en mi vida, como que nunca cabes en ningún sitio”.
¿Le llegaste a contar a tus papás lo que pasaba en la escuela?
"Nunca, yo lo viví con mucha vergüenza, y la internalizas, la haces tuya hasta que va transformando quién eres. Yo no quería correr, nunca me quería poner shorts, me avergonzaban mis piernas, sentía que era mostrar muchísimo. Era muy delgado y después fui muy gordo, como desde tercero de primaria y adelgacé hasta la prepa. La violencia transforma quién eres, te intimida, te hace pensar que eres débil. Yo me oriné hasta los 8 años en la cama".
¿Tus papás cómo manejaron tus preferencias?
"En un inicio era como deja que este niño crezca, que experimente pero ya más grande había que corregirle y disciplinarle, porque no está haciendo cosas que corresponden. Yo me ponía los tacones, los pelos del trapeador nuevo. Tenía una tía con síndrome de Down y ella peinaba los trapeadores, y esa era una gran oportunidad para mí de ir a peinar cosas. Sentía vínculos fuertes con esas corporalidades, con personas que tienen otras formas de habitar el mundo, a través de eso que llamamos enfermedades.
La salida del clóset es una práctica colectiva
No hay un parteaguas, es gradual, creo que se va dando cuando empiezas a hacer comunidad y a ver que hay otres como tú. Nunca sales del clóset sola, es una práctica colectiva; sí es un ejercicio que realizas sole pero después de que has tenido contactos que afectivamente te dan agencia, te llenan de amor y de cariño, te dan una infraestructura que te sostiene”.
"Son personas no binarias porque aunque biológicamente son hombres y mujeres (según la medicina), no se piensan ni se sienten identificados con ningún género de manera binaria. Son personas en las que fluye a la vez lo femenino y lo masculino": doctor César Torres Cruz, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM (Gaceta UNAM).
¿Dónde encontraste esa comunidad?
"Cuando fui a la universidad, cuando me vine a Querétaro, empecé a tener mis amigues como yo pero eso no quiere decir que sanes cosas. Yo empezaba a tener mis primeras relaciones sexuales, fueron con hombres y mujeres, después solamente hombres".
¿Cuándo empezaste a sanar?
"Cuando empecé con mis estudios de género. En mi segunda maestría, escribí una tesis sobre la ilustración homosexual en México derivado de mi gusto por los cómics. Hice estudios visuales explicando los componentes, la política mexicana en términos de disidencia sexual. Esa tesis se la dediqué al niño que fui porque se lo debía".
¿Ahora qué le dirías a ese niño que encerraban en el baño?
Le diría que fuera más marica que no se detuviera por nada, que experimentara, que no tuviera miedo. Pero le reconozco que fue valiente, se escabulló se camufló muy bien y en otros momentos no tuvo miedo de mostrarse.
Regreso a la secundaria: Una metáfora que el destino me regaló
"A inicios de mayo, Nivs fue a Cadereyta al aniversario de su Secundaria que se llama 5 de mayo, “fui en otros términos, más politizado, completamente fuera del clóset. Hicimos un desfile. Vi a mis 5 grandes amigas que era el grupo que me defendía. Ninguno de los hombres me quería saludar, yo fui a saludarles. Me gustó muchísimo verles la cara y que me vieran, me quedo con esa imagen”.
“Hice los textos para la primera exposición LGBT aquí en Querétaro que se inauguró el 2 de junio, lo compartí en ese chat y les invité. Les dije, ahí están plasmadas heridas que hoy son cicatrices y que experimenté cuando estaba con ustedes en esa escuela. Y como dos me dijeron: nunca pensé que fuera violencia, perdóname si alguna vez te hice daño. Lo recibo”.
¿Cómo ha sido tu vida amorosa, tus relaciones?
"En mis 20s me dediqué a explorar tuve muchísimos amigos, amigas. En mis 30s me puse muy sabrose, tuve pareja por 4 años y actualmente estoy con una pareja que cumplimos 9 años.
Cuando me decían: “Qué chistoso que tengas una relación de tanto tiempo”, me empecé a sentir culpable pero ahora veo que ha sido una forma de salir adelante, de cuidarse, de encontrar un espacio, en mi caso, dentro del mundo hetero-normativo privilegiado, tener una pareja es súper bien visto.
Ahora me cago en eso, no lo quiero, esa vida me da asco porque yo también ya soy otra persona, no me interesa reproducir esas lógicas hetero-normativas de pareja aunque la tenga. Y también estoy pensando con Flaquito qué significa para nosotros la monogamia en estos momentos".
¿Cómo es tu relación de 9 años?
Ninguno de los dos somos las personas más importantes de nuestra vida, para mí Flaco no es la única forma de amor que existe, ni la más importante ni la cúspide de la jerarquía del amor, todas las personas importantes de mi vida están en una línea horizontal.
Según Amnistía Internacional: En torno a 70 países tipifican como ilegales las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo, y la gran mayoría las castigan con penas de cárcel.
¿Cómo es tu relación ante tu familia?
“Mis papás no lo vivieron con libertad, lo vivieron con vergüenza. Ahora aceptan a mi pareja aunque no es algo que hablamos mucho. Creo que aún tienen sus reservas”, de ser un gay homo-normado, a políticamente marica.
Todas esas violencias vividas las había metido en un cajón porque no son cosas que uno quiera recordar con gusto y tomando clases en el doctorado eso regresaba, se desempolvaba y se ponía como una película. Nos dimos cuenta que todos estábamos ahí por algo y que nuestro tema de investigación estaba tratando de paliar algo en nuestra vida que tiene que ver con género”.
Carrera docente y vida personal se entrecruzan
A partir de la investigación para su tesis de doctorado sobre la comunidad Ballroom, de la que ahora forma parte, Nivs asegura que su vida ha dado un giro y se está cuestionando muchas cosas. Su primer contacto fue por redes sociales con videos de personas que bailaban en Colombia “de forma muy marica” y enfrentaban a policías durante el paro. Luego descubrió que había una casa aquí en Querétaro. Este movimiento tienes sus orígenes en el Nueva York de 1920, con auge en los 70s y desde 2015 muy fuerte en Latinoamérica como un espacio de expresión, baile y libertad.
¿A qué le llamas políticamente marica?
"Me identifico como una marica más que como un gay, no quiero la vida de Ricky Martin, no me quiero casar ni tener hijos. No quiero los guiones de la vida heterosexual, no me interesa, quiero otros. Me gusta travestirme, voy a mis clases con tacones y mis blusas, eso es una política de vida, no veo frontera entre lo profesional y lo personal.
También he encontrado mucho más reconocimiento de mis alumnos, el susto de mis colegas y el apoyo de otres. He visto un florecimiento de los temas que investigo y las cosas académicas que hago, todo mundo me invita a hablar, a presentar y me da mucho gusto porque también es un lugar seguro.
Para mí es reimaginar cómo estar mejor en este mundo. Te van a decir tarada, loca, pero haces oídos sordos y quizá en algún momento no haya de otra que volver al clóset porque el mundo no está hecho a nuestra medida y tenemos que estar negociando todo el tiempo. El proyecto principal es seguir vivas.
El empuje viene de los más jóvenes así que hay mucha esperanza o al menos yo lo veo así, gracias al contacto que tengo con mis alumnos.
Lee aquí: El acercamiento académico sobre la identidad: Los imaginarios disruptivos del cuerpo queer, un trabajo de Nivardo Trejo.
Las palabras como arma de discriminación:
Joto o marica: fueron las dos palabras que estuvieron avergonzándome gran parte de mi vida temprana y tomarlas identitariamente, vaciarlas y llenarlas de nuevo contenido ha sido sanador en todos los sentidos. Para mí una marica es una persona que creció con ese estigma, pero es una persona valienta, confrontativa que sabe que no está sola, que se hizo en una pandilla, en una jauría de otras maricas y que reconoce que entre las maricas necesitamos jotear para estar vivas y eso es una forma de reproducir la vida, por eso me gusta mucho nombrarme así”.
Todes: es una forma de hackear el masculino como hegémonico. Muchas personas dicen los tres (todas, todos, todes) para que se sientan incluidas todas las personas pero el lenguaje incluyente no tiene que ser una imposición. Venimos de tantas exclusiones, opresiones y de qué nos han dicho cómo ser y cómo estar en el mundo que ahora lo último que queremos es decirle a alguien cómo va a ser su vida.
Por eso estas ideas del borramiento y ocupar lugares que no corresponden no la comparto, no queremos borrar a las mujeres, es una falacia. Ninguna persona trans quiere hacer imposiciones de ninguna manera, no queremos replicar lo mismo que hemos padecido.