McCarthy hace jugada arriesgada al amenazar a Joe Biden con juicio político | Opinión

El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, dice que los republicanos de su cámara deberían iniciar una investigación de juicio político contra el presidente Biden una vez que los representantes regresen a mediados de septiembre.

Pero algunos miembros republicanos de la bancada de McCarthy dicen que no han visto evidencia que justifique un proceso de juicio político contra el presidente demócrata.

Eso no significa que McCarthy, el republicano de Bakersfield que ahora representa a Clovis en el Congreso, vaya a pisar el freno. Es posible que esté aprovechando la idea del juicio político para contrarrestar el inminente cierre del gobierno a finales de septiembre si el Congreso no aprueba las leyes de gasto, o al menos una medida provisional, para el nuevo año fiscal del gobierno federal.

Es una estrategia que conlleva riesgos. Si hay poca o ninguna evidencia suficiente de que Biden haya actuado mal, la apuesta de McCarthy se considerará, con razón, una tontería y someterá a la nación a una tormenta política innecesaria.

Funcionaría así: Los miembros de extrema derecha de la Cámara, cuyo apoyo fue decisivo para que McCarthy ganara la presidencia por un estrecho margen de votos, también desean fervientemente iniciar un proceso de juicio político. Pero no les gustan los proyectos de gasto presentados y han amenazado con obstaculizar los intentos de conseguir un presupuesto para el nuevo año fiscal.

McCarthy puede decir a esos miembros que si el gobierno se cierra, no puede iniciarse una investigación de juicio político contra Biden.

“Si cerramos, todo el gobierno lo cierra: la investigación y todo lo demás”, dijo a Fox News. “Eso perjudica al público estadounidense”.

Algunos miembros del grupo de extrema derecha, el llamado Freedom Caucus, se oponen a esa posibilidad. Sostienen que una investigación de juicio político puede ocurrir incluso con un gobierno federal cerrado.

Así que McCarthy pudiera estar entrando en un juego de la gallina con miembros de su propio partido.

Evidencia de juicio político contra Biden

La Comisión de Supervisión de la Cámara de Representantes, encabezada por los republicanos, lleva meses argumentando que el hijo del presidente, Hunter Biden, ganó dinero con negocios en el extranjero aprovechando su nombre y su proximidad al presidente. La comisión también ha acusado a Biden de beneficiarse de los negocios de su familia en el extranjero “con adversarios de Estados Unidos” cuando era vicepresidente.

Pero algunos miembros del Partido Republicano no ven evidencia que justifique el juicio político. Uno de ellos es el representante Don Bacon, de Nebraska. Dijo a The Hill que “debería haber un vínculo directo con el presidente en alguna evidencia. Deberíamos tener alguna evidencia clara de un delito grave o un delito menor, no solo suponer que podría haberla. Creo que necesitamos tener evidencia más concreta para ir por ese camino”.

Suponiendo que los republicanos de la Cámara de Representantes reúnan los votos necesarios para iniciar el procedimiento de juicio político, el riesgo para McCarthy está en la propia evidencia. ¿Y si no es convincente? ¿Y si se considera fabricada, mera política?

¿Qué pasa con Trump?

McCarthy jugó al “qué pasaría” cuando el expresidente Trump fue encausado. Le da la vuelta a la tortilla y dice “qué pasaría” con el supuesto mal comportamiento de los demócratas y Biden.

He aquí un “qué pasaría” para McCarthy:

Trump, a diferencia de la práctica de los presidentes que le precedieron, no se desprendió de sus intereses empresariales mientras ocupaba el cargo. Uno de esos intereses era el Trump International Hotel, situado a menos de una milla de la Casa Blanca. USA Today informó que durante solo un año, en 2017, Trump ganó $40.4 millones de ese hotel.

“Los clientes del hotel en 2017 también incluyeron a funcionarios o cabilderos de los gobiernos de Malasia, Kuwait o Arabia Saudita, según revelaciones públicas y anuncios de eventos”, dijo USA Today.

Peter Baker, de The New York Times, señaló en un artículo reciente cómo los funcionarios extranjeros “fueron buenos clientes para el señor Trump”. Durante su mandato, 145 funcionarios extranjeros de 75 gobiernos visitaron las propiedades de Trump y gobiernos extranjeros o grupos afiliados organizaron 13 eventos en sus hoteles y resorts”.

Trump también destaca por tener a miembros de su familia en su gobierno, lo que les permitió hacer conexiones que más tarde resultarían valiosas. Tras dejar el servicio en la Casa Blanca, el yerno de Trump, Jared Kushner, “puso en marcha una empresa de capital privado con $2,000 millones en fondos de Arabia Saudita y cientos de millones más de otros países árabes que se beneficiaban de las políticas estadounidenses y tenían interés en un posible segundo gobierno de Trump”, informó Baker.

Comerciar con la presidencia en beneficio propio infringe la Ética 101, pero Trump lo hizo con creces.

¿Hicieron sonar las alarmas McCarthy y sus colegas del Partido Republicano sobre los tratos de Trump? ¿Los llamaron “corruptos”, como hicieron con Biden? Ni pío.

McCarthy ha dicho que cree que a los estadounidenses no les gustan los procedimientos de juicio político con fines estrictamente políticos.

Así que si él inicia la investigación de juicio político, los estadounidenses lo juzgarán por sí mismos, y McCarthy y el Partido Republicano pudieran ser los potenciales perdedores.

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