Maximiliano de México, el noble austríaco que influyó en la figura del charro moderno
Fue emperador por tres años a la par que Benito Juárez y terminó apoyando sus leyes liberales
Maximiliano de Habsburgo fue un noble austríaco nombrado emperador de México en 1864 por orden de Napoleón III de Francia que esperaba poder arrebatar a Estados Unidos el control sobre América Latina con esta designación, así como con otras osadas acciones en otros países del continente.
Para entonces, México era gobernado por el presidente indígena Benito Juárez y la designación que hizo Napoleón III pretendía arrebatar el poder a cualquiera que quisiera tener el control del país americano.
El mandato de Maximiliano I como emperador fue muy breve pues solo duró 3 años, tiempo en el que el vienés intentó ser aceptado por los mexicanos, adoptar algunas de sus costumbres y entender parte del conflicto de grandes magnitudes que se vivía en México.
Existen opiniones diversas acerca de la influencia que en solo tres años pudo tener Maximiliano en la cultura mexicana, pero algunas fuentes indican que logró influir en el emblemático traje de charro y se involucró en la charrería en general.
Lo cierto es que sí usó una original adaptación del traje de charro en la que introdujo elementos de la realeza que prevalecen hasta hoy.
Una llegada nada triunfal
Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena era el hermano menor del emperador de Austria, Francisco José I, quien lo llevó a renunciar a su título de Archiduque de ese país para adoptar el de emperador de México.
El joven vienés, y su esposa Carlota de Bélgica, llegaron a México el 28 de mayo de 1864 protegidos por tropas francesas en medio de una severa crisis política, social y económica pues el país acababa de perder la mitad de su territorio durante la llamada "intervención estadounidense".
Entretanto, el presidente liberal Benito Juárez mantenía una lucha con los conservadores de su país y también con los invasores franceses que en ese momento conformaban un mismo bando.
En cualquier caso, México estaba muy lejos de ser un país estable, por el contrario, era un territorio en llamas, y la joven pareja europea no tenía idea de lo que su presencia implicaba en una nación en la que cada día crecía el apoyo al presidente indígena ante los ataques foráneos y conservadores.
Maximiliano, de 32 años, y Carlota de 24, se instalan entonces en el Castillo de Chapultepec y desde donde intentan gobernar en medio de ese escenario de pólvora y luchas por el poder y hacen esfuerzos por entender la cultura de ese país que, irónicamente, cada día les gustaba más.
Por eso Maximiliano decidió vestir de charro y le rindió culto a la Virgen de Guadalupe.
Valente Valenzuela, escritor, investigador y conductor del programa de televisión Así es México que se transmite en el Canal 7 de la televisión estatal de Jalisco, cuenta que cuando estaba fuera de su palacio, el Castillo de Chapultepec ubicado en Ciudad de México, el emperador Maximiliano iba vestido de charro.
"A él se deben algunas de las modificaciones que causaron la evolución principal de nuestro atuendo nacional de charro", dice Valenzuela en su programa.
Explica que el traje era "casi completamente de cuero volteado o de gamuza de venado" y que "mandó a confeccionar unos trajes con telas especialmente importadas del viejo continente para ese propósito".
Además, el vienés adornó el traje "con los motivos propios de su vestimenta real habitual pero adosada al traje del charro".
A juicio de Valenzuela, el emperador "merece ser reconocido como un gran promotor de nuestro traje de charro y de la charrería en nuestro país".
Porque tal fue la "obsesión" del emperador vienés "por ganarse al pueblo de México" que incluso organizaba "charreadas" y asistía a lugares en los que podía presenciar y practicar la charrería, como se conoce al deporte-espectáculo en el que los vaqueros mexicanos exhiben sus habilidades ecuestres.
La charrería fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en diciembre de 2016, una práctica que tuvo sus picos heróicos en el siglo XIX, porque los charros fueron los que se enfrentaron con las tropas invasoras de Estados Unidos y Francesas.
También fueron unos temibles charros los que llevaron adelante la Revolución mexicana entre 1910 y 1920, en especial sus líderes Emiliano Zapata y Francisco "Pancho" Villa que siempre vistieron sus trajes típicos, acompañados de carrilleras o cananas donde portaban los cartuchos.
Décadas más tarde, en el siglo XX y en el marco de la II Guerra Mundial se creó un peculiar ejército de 100.000 charros llamado Legión de Guerrilleros Mexicanos que se organizó de cara a una potencial intervención nazi.
El traje y el nombre que llegó desde Salamanca
El ganadero jinete que llegó a las tierras que hoy son México en la época de la conquista proveniente de la región española de Salamanca llevó consigo sus costumbres para tratar el ganado y también sus atuendos.
Los indígenas mexicanos vieron que el jinete español usaba un traje compuesto de chaqueta corta, camisa blanca, pantalón ajustado y sombrero de ala ancha y alta copa.
Pero los españoles prohibieron a los indígenas y a los criollos montar a caballo porque temían darles ese poder, pero en el año 1619 se eliminó esta ley porque necesitaban que quienes los servían cuidaran el ganado y defendieran la tierra, precisamente con la ayuda de los poderosos animales.
Los no españoles fueron poco a poco ajustando sus vestimentas a la usanza salmantina, con sus humildes recursos, y también las costumbres para celebrar las jornadas ganaderas que terminarían siendo el deporte mexicano: la charrería.
De Salamanca también viene el nombre de charro, que en España tiene una connotación peyorativa para calificar a las personas del campo como “bastas” o “rústicas”.
El traje que finalmente se estableció en México era una mezcla de estilos entre españoles, criollos e indígenas, tal y como lo es la población.
El atuendo de charro está compuesto por: sombrero, camisa, chaquetín, corbata de moño, faja o ceñidor, cinto, pantalón -con botones a lo largo en cada lado- y botas o botines. En estos elementos hay variaciones de colores, adornos, telas y materiales, pero por lo general se mantiene esta fórmula a la que a veces se agregan chaparreras y espuelas.
En ese diseño final del traje de charro, Maximiliano influyó en los botones de plata -o también oro- bordados especiales de estilo europeo y, por supuesto, el uso de telas y cueros de la mejor calidad.
También tuvo que ver en hacer del traje de charro, y de la charrería en general, un asunto genial, bien visto y hasta con clase.
En esos tres años de gobierno, Maximiliano usó con frecuencia el traje de charro e incluso vistió el que se adaptara a cada región mexicana según iba visitándolas, según narró el secretario particular del emperador José Luis Blasio en su libro Maximiliano Íntimo. El emperador Maximiliano y su corte. Memorias de un secretario particular, que fue publicado en 1905.
Blasio narró que Maximiliano vestía un traje blanco, sombrero de paja de igual color, cuando iba a Tierra Caliente en Veracruz. En otras ocasiones usaba vestimenta de charro de paño azul con botones de plata y ancho sombrero gris.
Sin embargo, hay que aclarar que en la actualidad hay cuatro tipos de trajes de charros con sus respectivas versiones femeninas en las que el pantalón se cambia por una falda larga hasta los tobillos:
Traje de Faena: Se usa en las competencias a caballo. Lleva un sombrero de palma, trigo o fieltro. Camisa, pantalón con aletón, saco de tela o gamuza sin adornos en colores café, bayo o gris, corbata de moño.
Traje de Media Gala: Tiene más ornamentos que el anterior y también se usa en las competencias. El sombrero es de fieltro adornado con figuras de plata, camisa de cuello volteado, pantalón con adornos de gamuza en los lados, chaqueta de gamuza o casimir con tres presillas en cada manga y broche lujoso en el pecho. Corbata de moño.
Traje de Gala: No se usa en la ejecución de faenas pero puede usarse para andar a caballo. El sombrero y la chaquetilla tienen adornos discretos. Los pantalones tienen botonadura de plata desde la cintura hasta el tobillo. Los colores son gris, azul oscuro o negro.
Traje de etiqueta: Se usa en ocasiones especiales y no para montar caballo. Es muy elegante. El traje es negro o de variantes de gris oscuro. El sombrero es de fieltro gris o blanco. El chaleco tiene botones pequeños que combinan con la botonadura de los pantalones. Hay un cinturón con hebilla de plata discreta. Los botines son igualmente negros.
Y aunque el traje de charro y el de los mariachis tienen muchas similitudes, el primero sigue las reglas anteriores y el segundo se da permisos propios del mundo del arte.
Maximiliano de México
El emperador fue fusilado a mediados de 1867 después de que fuera abandonado por el reino de Francia y por los conservadores mexicanos que le fueron retirando el apoyo en la medida en la que Maximiliano tomaba decisiones de Estado que se alineaban con las leyes liberales de Benito Juárez que le quitaban muchos privilegios y posesiones a la Iglesia católica y, por supuesto, a la clase conservadora.
El vienés pasó tres años en un país dividido sin lograr conseguir el cariño de ninguno de los bandos y después de que su propia gente, de Francia, Austria e Italia, le dieran la espalda pese a los esfuerzos de su esposa Carlota por salvar a Maximiliano.
La emperatriz se había marchado unos meses antes de la ejecución de su esposo para intentar salvarlo de la caída que ya se avizoraba y exigir el regreso del respaldo de Napoleón III y del papa Pio IX.
Pero el esfuerzo de Carlota no tuvo éxito, un hecho que parece haber marcado un antes y un después en su estabilidad mental, pues tras enterarse del fusilamiento del emperador, empezaron a aparecer los síntomas de lo que después sería un grave cuadro de demencia que la llevó a un triste encierro hasta el día de su muerte que llegó cuando ella tenía 86 años.
Algunos historiadores dicen que Carlota mandaba más que Maximiliano y era quien realmente tomaba las decisiones importantes durante el reinado en México.
Fuentes: México Desconocido, BBC, Gobierno de México, DW, La Gaceta de Salamanca, Scielo, El Sol de Puebla, El Heraldo de México, Mundo Monárquico
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