Matilda, la ‘niña-milagro’ que ha nacido con lunares por todo el cuerpo

Matilda Callaghan nació con una extraña enfermedad en la piel que la ha marcado de por vida. Su rostro está cubierto por una gran cantidad de marcas que han de ser eliminadas una a una con cirugía láser. Además del tratamiento, sus padres han tenido que acondicionar su casa para que la niña esté bien y comprar una carísima silla de ruedas para ella, y por eso han pedido ayuda a través de Internet para recaudar fondos que les permitan llevar a cabo la reforma.

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Esta niña inglesa, residente en la ciudad de Manchester, nació con raro síndrome llamado Sturge-Weber. Este problema no solo cursa con las marcas de nacimiento -llamadas hemangioma plano- sino que también padece problemas en el sistema nervioso y también en diferentes órganos. En el caso de Matilda, tuvo que ser operada a los pocos días de venir a este mundo, para poder cerrar dos agujeros que tenía en el corazón y también para extirparle un tumor de la garganta. Lo habitual es que los niños que padecen este raro síndrome apenas vivan unos meses. Pero Matilda ya ha cumplido los seis años.

Sus padres, Paul y Rebecca, han tenido que acondicionar su casa para que la niña pueda vivir en ella. Como Matilda apenas puede caminar o hablar, han tenido que instalar camas especiales y un sistema de poleas para que la pequeña pueda bañarse, bajar a la planta de abajo o ir al servicio. En total, la pareja se ha dejado 60.000 euros en la reforma, los ahorros de toda su vida.

Pero a pesar de la dureza de la enfermedad, que ha llenado de marcas su cuerpo, los padres no pierden la esperanza no se sienten desgraciados. “Matilda ha tenido que pasar por más de 30 operaciones en sus 6 años de vida”, explica Paul Callaghan al Daily Mail . “Ella es nuestro pequeño milagro”.

Poco a poco Matilda va consiguiendo algo de movilidad en sus piernas e intenta comunicarse. Pero todavía está lejos de poder caminar o de poder hablar. Pero a pesar de estas limitaciones Matilda puede jugar.

“Cualquiera que tenga niños sabe que con tan solo verles sonreír todo el esfuerzo merece la pena”, asegura el padre en el mismo medio. “Matilda no puede hablar o andar, pero sí que sonríe. Y así sabemos que lo estamos haciendo bien”.