“Nos están matando”: Crecen de manera alarmante los feminicidios en Cuba

Días antes de su muerte, Arelis Almarales Alberteris le confesó a su madre que era feliz. Hacía un año había logrado divorciarse e irse de la casa ubicada en un pueblo pequeño de Holguín, al oriente de Cuba, donde había vivido con René Ferias, su esposo por 22 años.

Unos días después, al amanecer del 26 de enero de 2023, Ferias la mató a machetazos.

“Imagínese ver a su hija macheteada, hecha trizas por un desgraciado hombre que no era su esposo ya hacía más de un año, porque se enteró de que ella tenía otra relación”, dice su madre Nancy Alberteris.

El 30 de diciembre de 2022 Almarales, de 40 años, se había presentado en la unidad policial de su localidad luego de que fuera violada sexualmente y amenazada por Ferias, de 50 años. Interrogado por las autoridades, este “se comprometió a no agredir de palabras ni físicamente a la víctima”, según consta en la petición fiscal a la que tuvo acceso el Miami Herald y el Nuevo Herald.

“Él lloró y juró ante la policía que no se iba a meter más nunca con ella”, recuerda Alberteris del día en que acompañó a su hija a hacer la denuncia.

Un mes después, sobre las 7 de la mañana, Ferias se escondió debajo de un puente, armado con un machete, según consta en los documentos oficiales. Allí permaneció oculto, bebiendo alcohol, hasta que Almarales, quien salió de la casa de su madre hacia el hogar de ancianos donde trabajaba como fisioterapeuta, pasó por el lugar en bicicleta.

“Yo pasé delante de ella y no lo ví”, dio su padrastro, Pedro Pablo Cruz Argota, que acompañaba a Almarales al trabajo en otra bicicleta. Todo lo que sintió después fue el grito ahogado de su hijastra.

“Tiré la bicicleta, miré para atrás y lo vi a él dándole machetazos en la cabeza. Cogí dos piedras, y él me contestó que si yo le caía a pedradas me iba a caer a machetazos igual”, dijo Cruz Argota.

Luego Ferias, descrito en los documentos de la fiscalía como “violento” aunque no tenía antecedentes penales, se entregó a la policía.

Almarales es una de las 59 víctimas de feminicidios conocidos en Cuba en 2023, según un registro de grupos independientes que desde 2019 reportan las muertes por violencia machista a falta de estadísticas públicas del gobierno. Un feminicidio es el asesinato de una mujer precisamente por ser mujer, a diferencia de un homicidio que ocurre, por ejemplo, durante la comisión de un robo.

Estos grupos creen que los números reales pueden ser mayores, pero aún así los que han recopilado indican que estos crímenes, al igual que la violencia en general, van en aumento en la isla, sobre todo en la capital. En años recientes el país se ha empobrecido aún más tras la crisis sanitaria por el coronavirus, la caída del turismo y las restricciones económicas que dejó la administración de Donald Trump.

En lo que va de año, estos grupos han reportado 23 muertes más de mujeres víctimas de la violencia de género que en 2022, cuando al menos 36 mujeres fallecieron por esta causa.

La situación podría ser más alarmante que la de un país como España, con una población cuatro veces mayor que la de Cuba, que reportó 49 feminicidios en todo 2022, según cifras oficiales del Ministerio de Igualdad de España.

En Cuba, la mayoría de los feminicidios son cometidos por parejas o ex parejas, de acuerdo con el informe del observatorio de género del grupo independiente Alas Tensas para el primer semestre de 2023. El informe señala además que la mayoría de los feminicidios verificados se cometieron en el hogar de las víctimas, “confirmando un año más que el lugar más peligroso para las mujeres es su propia casa”.

No obstante, también se registraron asesinatos en las propias instituciones del estado.

Según relató al Herald una vecina de la ciudad de Nuevitas, en la provincia de Camagüey, en febrero, Leidy Bacallao, de 17 años, llegó a la estación de la policía local pidiendo ayuda tras varias amenazas de parte de su ex pareja, Elesván Hidalgo, de 50 años. Delante del oficial de la policía, mientras hacía la denuncia, Hidalgo la asesinó a machetazos.

Arianny Chávez Puche, de 35 años, también fue ultimada en febrero por su ex pareja mientras trabajaba como operadora telefónica en el Hospital Pediátrico Provincial de Las Tunas.

Los feminicidios y la Revolución

Por mucho tiempo las autoridades cubanas silenciaron el creciente número de mujeres asesinadas, y la posición oficial del gobierno insistía en que Cuba era un país libre de feminicidios. En 2015 la sexóloga Mariela Castro Espín, hija del general Raúl Castro, dijo al diario Tiempo Argentino que este tipo de sucesos no existían en el país gracias a “un efecto de la Revolución”.

“Nosotros no tenemos, por ejemplo, femicidios. Porque Cuba no es un país violento”, aseguró Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual.

Aunque desde 1959 el mando de la Revolución lo tuvieron los hombres, Fidel Castro enfatizó en la inclusión de la mujer cubana en su proyecto de país. Algunas políticas para ampliar el acceso al empleo y expandir el derecho al aborto habían ubicado a Cuba a la vanguardia en los debates sobre los derechos de la mujer, por lo que la violencia de género entraba en contradicción con esta imagen.

Las autoridades cubanas ofrecieron por primera vez en 2019 datos sobre este tipo de muertes a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, una agencia regional de Naciones Unidas, basados en una encuesta que hizo el gobierno en 2016. Ese año la tasa de feminicidios en la isla fue 1 por cada 100,000 mujeres de 15 años o más, alrededor de 50 muertes. Esta es una tasa baja en comparación con países como El Salvador, Honduras, Guatemala, México o Brasil, pero alta en relación con otros como Perú, Chile o Panamá.

En la encuesta también trascendió que el 27% de las mujeres entrevistadas fueron víctimas de algún tipo de ataque a manos de sus parejas, y sólo el 4% buscó ayuda institucional para enfrentar la situación.

Los anuarios estadísticos de salud publicados por el Ministerio de Salud Pública de Cuba indican que las muertes de mujeres por agresiones crecieron de 96 en 2020 a 130 en 2021. Lo que el ministerio no aclara es cuántas de estas muertes fueron asesinatos intencionales de mujeres por violencia machista.

Fue en 2022 que la propia Castro Espín, en contraposición con lo que había dicho unos años antes y en medio de constantes denuncias ante el aumento de los crímenes de mujeres a mano de sus parejas o ex parejas, propuso incluir el término femicidio en el nuevo Código Penal cubano.

Muchos países, incluido Estados Unidos, tienen leyes que abordan la violencia de género. Pero algunas naciones han ido más allá e incluido el feminicidio como un delito específico para llamar la atención sobre los asesinatos contra mujeres y facilitar su investigación, enjuiciamiento y el mantenimiento de registros adecuados.

Muchas activistas habían abogado por esa iniciativa que no apoyó la Federación de Mujeres Cubanas, la única organización de mujeres permitida en el país.

La Asamblea Nacional del Poder Popular eventualmente rechazó ese mismo año la enmienda propuesta por Castro Espín, por lo que el Código Penal sigue hasta el día de hoy sin tipificar el feminicidio como delito, aunque por primera vez menciona a la violencia por motivos de género como un agravante en los delitos de homicidio.

El Herald no pudo contactar a Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas. El grupo no tiene una página web ni contactos de prensa públicos. Una solicitud de comentario enviada a su perfil en Facebook no recibió respuesta. Tampoco una solicitud enviada a un correo electrónico asociado al departamento de relaciones internacionales de la organización.

Para Marta María Ramírez, periodista y activista feminista cubana, la tipificación del feminicidio en el Código Penal “permitiría prevenirlos, establecer protocolos. Permitiría contabilizar, poner nombres, reparar a las víctimas, que las familias sepan que sus madres, sus hijas, sus amigas, no murieron porque se lo buscaron, sino por ser mujeres, mujeres trans, no binarias, en un sistema feminicida”.

El castigo a la violencia de género en Cuba

Muchas son las familias cubanas que reclaman sanciones más severas para los feminicidas. Nancy Alberteris, la madre de Arelis Almarales, no está de acuerdo con que el asesino de su hija haya sido sentenciado a 30 años de prisión.

“Él merece más que eso”, dijo Alberteris.

El doctor Karel Michel Martinez Escoda también se mostró inconforme cuando su abogado le comunicó que la fiscalía solicitaba una sentencia de 25 años para José Rafael Alonso, el responsable de la muerte de la hermana de Martinez, Miriam del Pilar Vilar Escoda, que fuer pareja de Alonso desde hacía dos años. Martinez envió una carta al Tribunal Supremo mostrando su desacuerdo con la sentencia. Hasta hoy no ha recibido respuesta.

El 7 de diciembre de 2022 Martínez tuvo que derribar la puerta de la casa donde vivía su hermana en Camagüey, y la encontró sin vida en el suelo de la cocina. Según el documento de sentencia del Tribunal Provincial Popular de Camagüey, Alonso “le propinó varios golpes por varios puntos del cuerpo” y con tres cuchillos diferentes “le asestó varias cuchilladas por la región del tórax y por el cuello” hasta causarle la muerte.

“La mató, la bañó, limpió la sangre y se fue en bicicleta para la panadería donde trabajaba”, relata Mireilys Rollán Pino, amiga de la víctima, quien estuvo presente cuando las autoridades retiraron el cuerpo de Vilar Escoda de la escena.

Miriam del Pilar Vilar Escoda fue asesinada en su casa de Camagüey por José Rafael Alonso, quien fue su pareja durante dos años. Grupos independientes han estado registrando un número creciente de feminicidios en Cuba, aunque hay pocas estadísticas oficiales sobre la violencia de género en la isla.
Miriam del Pilar Vilar Escoda fue asesinada en su casa de Camagüey por José Rafael Alonso, quien fue su pareja durante dos años. Grupos independientes han estado registrando un número creciente de feminicidios en Cuba, aunque hay pocas estadísticas oficiales sobre la violencia de género en la isla.

Alonso fue acusado de asesinato. Según el nuevo Código Penal cubano, quien “prive de la vida a una mujer como consecuencia de la violencia de género” puede recibir condenas de hasta privación perpetua de libertad o la pena de muerte. Por el momento solo se conocen los casos de dos hombres sentenciados en Cuba a cadena perpetua tras haber cometido feminicidios en 2022.

Como Alonso “no tenía antecedentes penales” y “mantenía una conducta social normal”, las autoridades decidieron “adecuar la pena justo en el medio del marco penal que le corresponde al delito”, y condenarlo a 25 años en prisión, según el documento del Tribunal.

El documento de sentencia emitido por el Tribunal Provincial Popular de Camagüey describe las heridas que José Rafael Alonso infligió a su expareja Miriam del Pilar Vilar Escoda. Alonso fue sentenciado a 25 años de prisión por matarla.
El documento de sentencia emitido por el Tribunal Provincial Popular de Camagüey describe las heridas que José Rafael Alonso infligió a su expareja Miriam del Pilar Vilar Escoda. Alonso fue sentenciado a 25 años de prisión por matarla.

Pese a las quejas de las familias sobre las sentencias, el abogado defensor cubano Nelson González aseguró que en los últimos tiempos hay una política del estado “para reforzar” el castigo a los delitos relacionados con violencia de género.

“Evidentemente se está viendo, hay una mayor persecución y un mayor cuidado con este tema”, dice. “Te das cuenta de que los tribunales son más exigentes en las sanciones”.

El activismo feminista en Cuba

Por el momento, son las activistas feministas y los grupos independientes los que han trabajado para darle más visibilidad a la violencia de género, ayudando a los familiares de las víctimas a denunciar los asesinatos, llevando los registros y presionando a las autoridades para que se expresen públicamente sobre el tema.

“Una sola mujer violentada no solo es un golpe a la tradición feminista de la Revolución, es un acto inaceptable para nuestra sociedad socialista”, dijo en abril el mandatario Miguel Díaz-Canel, y aseguró que en el país habría “cero tolerancia” para la violencia machista.

No obstante, las activistas dicen que el estado cubano no ha mostrado una voluntad de trabajar en propuestas como la de una Ley integral contra la violencia de género, siendo Cuba el único país del hemisferio occidental que no cuenta con una.

Una ley de este tipo daría una respuesta “integral” a la violencia de género, “desde la prevención hasta la protección”, facilitando la coordinación de cuestiones como la atención sanitaria a las víctimas o la respuesta judicial a los crímenes, afirmó la independiente Red Femenina de Cuba en un comunicado en marzo de este año.

El gobierno tampoco ha respondido a una petición de una decena de organizaciones de la sociedad civil cubana para que declare un estado de emergencia por violencia de género en el país.

Para Ramírez, “el estado cubano es un estado feminicida”.

“Es un estado que no legisla, que no tiene protocolos efectivos, que presta oídos sordos a nuestras demandas, a los gritos de auxilio de las personas”, dijo.

Según la activista Marthadela Tamayo, integrante de la Alianza Cubana por la Inclusión, el estado cubano “invisibiliza la situación real de la violencia y del feminicidio”. En lugar de centrarse en erradicar la violencia de género, Tamayo dijo que el gobierno y sus fuerzas de seguridad están más interesados en intentar “callar, desarticular, invisiblizar y criminalizar el activismo feminista en Cuba”.

Una página del documento de sentencia emitido por el tribunal provincial de Holguín, Cuba, describe cómo René Ferias mató a su ex esposa Arelis Almarales Alberteris.
Una página del documento de sentencia emitido por el tribunal provincial de Holguín, Cuba, describe cómo René Ferias mató a su ex esposa Arelis Almarales Alberteris.

Tras años de exigencias por parte de la sociedad civil, la Federación de Mujeres Cubanas creó en junio el Observatorio de Cuba sobre la Igualdad de Género. Pero los grupos de activistas han asegurado que es ineficiente para hacer frente a la violencia hacia las mujeres cubanas, entre otras cosas porque registra muy pocos casos de feminicidios. Mientras los grupos independientes reportaron 36 víctimas en 2022, la federación reportó solamente 18 porque sólo incluye los casos en los que los atacantes ya han sido juzgados y condenados.

Asimismo, aunque la federación estableció una línea telefónica supuestamente de apoyo a víctimas de violencia machista en 2020, organizaciones de la sociedad civil aseguran que es una línea general para varias problemáticas sociales y no especializada en violencia de género.

Las activistas han abogado además por la creación de refugios para ayudar a las mujeres en situación de riesgo y señalan que el país carece de protocolos para emitir alertas ante la desaparición de personas.

Los grupos independientes reportaron en 2022 un aumento de las desapariciones de mujeres, que en algunos casos terminaron en feminicidio. Uno de los más conocidos fue el de Yeniset Rojas Pérez, de Villa Clara. En redes sociales, su madre le pidió al presidente cubano que intercediera en la búsqueda de su hija, sin recibir respuesta. El cuerpo sin vida de la joven apareció tras casi un año desde que se le viera por última vez, en enero, y un sospechoso fue arrestado, dijeron sus familiares sin dar más detalles.

La psicóloga Lilian Rosa Burgos Martínez recomienda que las mujeres en situaciones de riesgo en Cuba encuentren “algún tipo de apoyo en alguien confiable, y se alejen del agresor”.

“Puede ser que no haya una institución segura en Cuba donde la mujer se sienta protegida, pero en ese caso hay que buscar redes seguras y efectivas”, sostiene.

Ante la falta de recursos disponibles por parte del estado, la plataforma feminista YoSíTeCreo en Cuba creó una línea de apoyo para las personas afectadas por violencia de género, que brinda consejería, asesoría legal y ayuda psicológica.

Otras organizaciones no gubernamentales como Cubalex, Me Too Cuba, ACI, AfroAtenas, Cáritas Cuba o el Ministerio de Mujer a Mujer en Cuba ofrecen recursos a mujeres en situaciones de riesgo a través de las redes sociales, grupos de WhatsApp y líneas telefónicas dedicadas.

La activista Yanelys Núñez, miembro del Observatorio de género de Alas Tensas insiste en que el trabajo de prevención y el debate público también son claves en la lucha contra la violencia de género.

“No solo es necesario el registro de los casos, sino trabajar en la prevención en las escuelas, en los medios públicos, sensibilizando a la población, hablando de los temas sin tapujos y no criminalizando a las activistas independientes”, agrega.

Por su parte, Burgos Martínez cree que los activistas no pueden hacer frente a toda la situación por sí solos aunque lamenta que hoy en día una alianza entre el estado y la sociedad civil en la Cuba de hoy es “utópica.”

Mientras tanto, dice, las mujeres siguen muriendo.

“Ahora vemos en las redes que nos están matando,” dijo, “pero realmente hace tiempo nos están matando”.